La Ilegalización del Partido Comunista de Ucrania, sería una peligrosa farsa en tiempos sangrientos de violencia fascista provocada por encargo de los gobernantes imperialistas
Por: Elena Koroleva / Ucrania con paso firme avanza en dirección al fascismo
Un signo evidente de ello no son solo los chavales de “autodefensa” que
se pasean con antorchas en la mano por las calles de las ciudades
buscando una nueva víctima que incendiar, también lo es el reavivar la
vieja cantinela de la ilegalización del PCU. La paradoja es que a los
comunistas los prohíben los regímenes nazistas y dictatoriales, como el
de Hitler o Pinochet, para que no estorben en la construcción de
Auschwitz, o en la puesta en marcha de reformas, sobre la sangre de los
fusilados en el estadio de Santiago.
Tampoco faltaron las
ilegalizaciones del Partido Comunista tras la disolución de la URSS.
Pero las repeticiones en la historia, son por lo general una farsa. En
este nuevo intento, la farsa comienza ya por el promotor, el diputado
Oleg Lyashko, conocido por sus escándalos.
En este momento, cuando no han pasado los cuarenta días (de luto) por
los caídos en la guerra de Maidán, tanto civiles como policías, las
bromas se convierten en algo indecente. Pero hay momentos tan
paradójicos, que una no puede evitar ponerse sarcástica.
Por ejemplo, ¿qué hacer con los comunistas, que en Ucrania son 115 mil
militantes? Después de la ilegalización, en algún sitio habría que
meterlos. Especialmente a los que no estuviesen de acuerdo. Así que aquí
los ultraderechistas, los de “Svoboda” y demás no podrían evitar tener
que recurrir a la práctica hitleriana de los campos de concentración.
Cierto que para mantener bajo arresto a todos los comunistas activos en
un país completamente arruinado, no habría presupuesto. Habría que
dirigirse a Occidente a por ayuda. Siempre está la esperanza de que el
extranjero te ayude. Si no da dinero, al menos podría descongelar
Auschwitz, para una solución más radical del problema…
¿Les suena salvaje, poco creíble? ¿Y quién podía imaginar hace 10 días,
que la pacífica Ucrania, un caserío en los confines de Europa, se
convertiría en epicentro de pogromos y de la agresión incontrolada de
bandas paramilitares? ¿Quién podía imaginar que el orden en el país lo
iban a imponer gente vestida de camuflaje, con fusiles, que iban a
acudir de esa guisa a un pleno de una administración local, como el que
vuelve a su tienda de campaña en el cuartel?
Una cuestión aún más delicada que se le plantease a “la dictadura de la
democracia” sería qué hacer con el ejército de electores, con esos 2
millones, 687 mil 246 personas, que dieron su voto al PCU? Eso es
prácticamente lo mismo que consiguiera UDAR, con todos los cinturones de
campeón de Vitali Klichkó, y más de lo que obtuviera “Svoboda”,
teniendo como tenían posibilidades ilimitadas en Ucrania Occidental.
El
Partido Comunista por el contrario ha estado trabajando siempre bajo
presión por todas las partes; tanto del gobierno, como de la oposición.
Mientras que el gobierno recurría a la palanca de la presión
administrativa, los propagandistas de la oposición buscaban algún
escándalo que los comprometiese o descalificase. Pero apenas
consiguieron nada y la desacreditación no surtió efecto.
Mientras que después de la que han armado los clanes oligárquicos en
disputa, en estos 3 meses de “revolución”, empezaron a dirigir sus
esperanzas hacia los comunistas, incluso aquellos que las tenían
depositadas en otras fuerzas políticas. Como dice el sabio refranero,
“los señores se pelean y el siervo paga los platos rotos”. En estos tres
meses de confrontación, cuando por un lado morían románticos
revolucionarios y del otro policías y soldados, cada uno dejando
huérfanos y familias desconsoladas, ningún político ha sufrido el menor
daño.
Ni un rasguño. Igual que en el anterior gobierno bebían coñac del
caro, seguirán bebiendo en el nuevo. Y el pueblo se ha quedado sin
trabajo, sin pensión, sin medios para subsistir. Y encima bajo la
amenaza del terror criminal desatado por la “Autodefensa” (Samooborona).
¿Cómo no va a crecer la popularidad de los comunistas en estas
condiciones?
Los que mueven los hilos de sus marionetas y han dirigido esta
representación revolucionaria con numerosas víctimas, comprendiendo bien
esto, han incluido a los comunistas en la lista de elementos peligrosos
que hay que exterminar. En esa lista hay figuras del más variado signo;
todos los que de un modo u otro pueden influir en la correlación
preelectoral de fuerzas en mayo.
Empezando por la mismísima Yulia Timoshenko, quien nada más salir de la
cárcel, anunciara sus ambiciones presidenciales. O el líder de “Praviy
Sektor” Dmitri Yárosh, al que esa popularidad repentina le ha provocado
un ataque de la enfermedad de las estrellas y también aspira a hacerse
con el cetro. De Yárosh ya sabemos que la víspera de la muerte de la
“centuria de los cielos” se reunió con Yanukóvich.
Le fue a pedir al todavía presidente el cargo de viceministro del
interior. ¿Y Timoshenko? Ella estaba en la cárcel. Pero su hija, en
lugar de estar sacando heridos en Maidán, estaba celebrando su
cumpleaños, con su novio en Roma, en el hotel más lujoso. No es de
extrañar que después de todas estas revelaciones, Yarosh haya tenido que
bajar las revoluciones de su ambición, mientas que Timoshenko,
simplemente ha huido a Alemania, renunciando al cargo de primera
ministra. Y seguirá allí recuperándose, mientras el escándalo de su hija
Zhuzha, no se le olvide a los electores.
Pero eso son minucias comparado con la munición pesada con la que
disparan contra los comunistas. Primero soltaron el bulo de que al líder
del PCU se le había visto en Moscú, rodeado de oligarcas y funcionarios
del gobierno depuesto. No les resultó. Él estaba en su sitio. Luego
asaltaron la sede del PCU.
Es una guerra de nervios en la que eso solo
era el preludio. Casi al mismo tiempo, destruyeron la casa del hijo de
Piotr Simonenko, en la que durante un tiempo vivió con la mujer y los
hijos. Al pueblo le mostraron un piano blanco y una taza de váter (no
dorada, normal), lo que provocó un efecto bumerang: a juzgar por las
reacciones en Facebook, la gente se indignó, poniéndose en el lugar de
los afectados.
“Sería bueno saber cómo se hubiera sentido Tiagnibok, sentado en las
cenizas de su casa, mientras los telespectadores veían como era su
retrete”. Ya le llegará la hora, la vida da muchas vueltas, escribía un
chaval, que a juzgar por lo demás participó activamente en el primer
Euromaidán “estudiantil”.
Otros usuarios de las redes sociales, proponían recordar la historia.
Por ejemplo, la llegada de Adolf Hitler al poder y la prohibición del
Partido Comunista alemán, en enero de 1933. Por una de esas extrañas
casualidades, entonces todo comenzó con un incendió. Claro que entonces
se trató del incendio de Reichstag, del que se acusó a los comunistas,
para desatar la represión contra ellos.
El 3 de marzo de 1933 fue arrestado el presidente del PCA, Ernst
Thälmann. De los 300 mil miembros del PCA (a comienzos de 1933), cerca
de la mitad sufrió persecución, acabaron en cárceles o campos de
concentración y decenas de miles fueron asesinados. 222 dirigentes del
PCA cayeron víctimas de los nazis.
¿Por qué los nazis no le pegaron fuego a la Rada, para culpar luego a
los comunistas, sino que se presentaron en la casa del líder del
partido? La respuesta es clara: no tienen ni tiempo, ni ganas de desatar
una bufonada con proceso judicial incluido contra los comunistas.
Y
después de todo, tienen miedo de analogías directas con Hitler. Por eso
van por un camino corto, directo e ilegal. Ilegalizar el PCU, amedrentar
a Simonenko y demás líderes y desmoralizar a las bases, para de cara a
las elecciones, despejar el terreno político de un competidor
peligroso”, escriben en las redes sociales.
“El gato sabe, de quién es el tocino que come”, escribe otro usuario de
Facebook. Fíjense a quién se le ha encomendado la vituperable misión de
presentar la propuesta de ilegalización del PCU: a un payaso como
Lyashko. Así, llegado el caso, se podría dar marcha atrás y culpar de
todo a este “mariposón”. Si alguien se ha olvidado de comenzó su carrera
este Oleg Lyashko, puede volver a ver el vídeo. Felicito a los
comunistas: Si contra ellos están usando “flechas mágicas” como Lyashko,
es que todavía les queda pólvora.
No es casualidad que esté recurriendo a citas sacadas de las redes
sociales, ya que es ahí donde vive precisamente la libertad de
expresión, aplacada por la censura y autocensura de los medios
oficiales. Son precisamente Facebook y Twitter los que reflejan el
sentir de diferentes grupos sociales y donde llegan las noticias más
frescas o habladurías.
Uno de los temas que más se debate ahora en las redes es la “lustración”
(colaboración con el “régimen” comunista) en Ucrania. Y la pregunta más
frecuente es: ¿Y quiénes serían los jueces? ¿Tiagnibok con su pasado en
el Komsomol? ¿la comunista Irina Farion? ¿el funcionario soviético E.
Gurbits, gran amigo de los extremistas chechenos? ¿no deberían empezar
por ellos mismos?
Los juristas, a su vez, le recomiendan a Lyashko que se lea la
Constitución. El artículo 43 garantiza a todo ciudadano de Ucrania, “el
derecho a la libertad de pensamiento y palabra y a la libre expresión de
sus convicciones e ideales”. Incluidos los políticos. El artículo 36,
reza que “los ciudadanos de Ucrania tienen derecho a la libertad de
agrupación en partidos políticos y organizaciones sociales…”.
El artículo 37, establece la prohibición y actividad de partidos
políticos u organizaciones sociales, que en sus tesis programáticas
persigan la supresión de la independencia de Ucrania, la modificación
del orden constitucional por la vía violenta, la violación de la
soberanía y la integridad territorial del Estado, la conquista del poder
de modo ilegal, la propaganda de la guerra, la violencia, la incitación
al odio interétnico la discriminación por motivo de raza, religión, el
atentado contra los derechos y libertades de la persona y la salud de la
población”.
Si alguien tiene algo que alegar en lo referente a la propaganda de la
violencia y la incitación del odio interétnico, que se dirija por favor
al señor Tiagnibok y “Praviy Sektor”. También va para ellos el artículo
15 de la Constitución: “ninguna ideología puede ser reconocida por el
Estado como obligatoria”. Ya habéis oído chavales: ninguna.
Ni el
nacionalismo, ni el anticomunismo, tienen el derecho constitucional a
convertirse en la ideología dominante del Estado. Tampoco pueden tener
los partidos políticos ni las organizaciones sociales formaciones
paramilitares. Por eso la denominada “Centuria de San Stanislav”, de la
que presume “Svoboda”, es motivo para iniciar el trámite de
ilegalización de “Svoboda”.
P.S. Escribir un artículo y limitarse a postear del Facebook, sin
escuchar la postura de los dirigentes del PCU no sería propio de una
periodista. “Estamos acostumbrados a sobrevivir en tiempos difíciles”
dice el líder del PCU Piotr Simonenko. Hablamos con él en Kiev, cerca de
la sede central asaltada. Se le ve tranquilo, convencido.
A la pregunta
del incendio de Gorenko responde de modo escueto: “Como decía aquella
canción: 'Los enemigos quemaron mi Jata…' (casa rural). No es eso lo más
terrible: Hay mucha gente que ha perdido a sus familiares; ellos lo
están pasando peor…”.
A la pregunta sobre la ilegalización del Partido Comunista, dice que
estaba previsto, que era algo que no podía faltar. “Ya cuando comenzaron
a destruir en plan masivo los monumentos a Lenin, a los héroes de la
Gran Guerra Patria y cuando comenzaron los ataques contra nuestra sedes y
a aterrorizar a nuestros militantes, estaba claro que los radicales
nazis, alimentados por el entorno de Yanukóvich, iban a intentar usurpar
el poder. Y no se van a conformar con la represión de determinados
dirigentes del partido o de militantes de base. Pero no debemos tener
miedo, hay que estar preparados para esto”.
Piotr Simonenko dice que la tarea más importante en las actuales
condiciones es mantener la estructura, los cuadros del partido, estar
alerta y no caer en provocaciones. “El Partido Comunista no se rinde, ni
se va a la clandestinidad. La vida trabaja para nosotros. La gente verá
los frutos de lo que están haciendo nuestros opositores. La mejor de
sus maquinarias propagandísticas no podrá ocultar el drástico
empeoramiento de la economía, el crecimiento del desempleo, los impagos
de pensiones y salarios, la subida de precios y tarifas, de la
delincuencia, el creciente empobrecimiento de la gente: nuestro pueblo
no es tonto. Sabrá entender lo que pasa. Ya hemos vencido en muchas
otras ocasiones y volveremos a vencer en esta ocasión”, responde
sonriente Simonenko, mientras me estrecha fuertemente la mano…
kprf.ru. Traducido del ruso por Josafat S. Comín
Fuente: kprf.ru/Mirada Crítica/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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