Feministas iraquíes declaran día de luto nacional el pasado 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, en rechazo al proyecto de ley del estatuto personal yafaarí |
“Este código deja a las mujeres y las
niñas en situaciones de extrema vulnerabilidad, ya que, por ejemplo, el
art. 16 del proyecto de ley establece que las niñas de 9 años pueden
contraer matrimonio”
Una de las tantas mentiras esgrimidas por EEUU y sus aliados para
justificar la guerra y la posterior ocupación de Iraq fue la liberación
del pueblo iraquí ―y especialmente, de sus mujeres― del régimen de
Saddam Huseín y de sus “salas de violación”.
Este cinismo ha quedado sobradamente manifiesto con la destrucción del
país y el asesinato de más de un millón y medio de iraquíes, además de
las múltiples atrocidades cometidas, como las detenciones arbitrarias,
la tortura, la violación y humillación de hombres y mujeres llevadas a
cabo por soldados estadounidenses y que ahora continúan
a manos del régimen impuesto por la ocupación, como la sistemáticas
campañas de asesinato de académicos y profesionales de todos los ámbitos
del conocimiento.
Además de las consecuencias directas del conflicto armado, las mujeres iraquíes han tenido que hacer frente a innumerables dificultades, a lo que se suma la perdida de los derechos por los que ellas, sus madres y abuelas han luchado desde principios del siglo XX.
Uno de los principales frutos de
esta lucha fue la promulgación del Código de Estatuto Personal (CEP) Nº
188 de 1959, una ley de familia, que regulaba los aspectos relativos al
matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos, etc. Esta ley de
familia se consideró la más progresista de la región, ya que emana de
las disposiciones más equitativas de las distintas escuelas jurídicas
islámicas existentes en Iraq. Además de proteger los derechos de las
mujeres, este código es aplicable a todos los musulmanes iraquíes bajo
el principio integrador de la ciudadanía y de la igualdad ante la ley
por encima de las diferencias confesionales u otras creencias de origen
cultural o tribal.
Por el contrario, de las primeras
decisiones tomadas en 2003 por el Consejo de gobierno ―órgano asesor de
la Autoridad Provisional de la Ocupación, liderada por Paul Bremer― que
en aquel entonces estaba presidido por Abd al-Aziz al-Hakim, líder del
Consejo Supremo Islámico Iraquí, fue la publicación de la resolución 137
que pretendía abrogar el CEP para transferir las cuestiones relativas
al estatuto personal bajo el control directo de los ulemas de cada
comunidad religiosa. Finalmente, la resolución fue abortada gracias a la
movilización de importantes sectores de la sociedad civil dentro y
fuera de Iraq.
Sin embargo, la constitución de 2005, y en particular el
art. 41, abrió de nuevo la puerta a la creación de múltiples códigos que
minarían el principio de igualdad ante la ley; alentarían las
divisiones sectarias, inexistentes antes de 2003 por el elevado número
de matrimonios interconfesionales en Iraq antes de 2003; y pondrían en
jaque los derechos de las mujeres y el lugar que éstas ocupan en la
sociedad. De hecho, las feministas hoy día en Iraq luchan por no perder
los derechos conseguidos durante el siglo XX, en lugar de trabajar por
avanzar y enmendar el CEP, al igual que se hacía antes de la ocupación.
A partir de 2003, es claro el
intento de coartar el avance de las mujeres y de alejarlas de los
procesos de decisión, lo que se ha materializado de nuevo con la aprobación
en el Consejo de Ministros el pasado mes de febrero de un proyecto de
ley llamado yaafarí porque se basa en los principios de la Escuela
Yaafarí, aplicable a los musulmanes de confesión shií.
La aprobación de la ley presentada por Hasan al-Shimari, ministro de Justicia y uno de los dirigentes del partido islamista al-Fadila —´partido de la ‘virtud’—, obedece a los intereses electoralistas
del primer ministro Nuri al-Maliki y de su partido al-Dawa, que prevé
la necesidad de renovar sus alianzas entre los partidos shiíes de cara a
las próximas elecciones parlamentarias del 30 de abril para poder
continuar en el poder.
Como sucede siempre cuando se trata de los
intereses partidistas, las mujeres se convierten en moneda de cambio.
En cuanto al contenido de esta ley
son varios los artículos que contradicen las disposiciones del CEP
iraquí, además de las interpretaciones más justas del Corán y del Hadiz,
y de las convenciones internacionales como la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer y la Convención de los Derechos del Niño,
ambos ratificados por la Iraq en 1986 y 1994 respectivamente. Este
código deja a las mujeres y las niñas en situaciones de extrema
vulnerabilidad, ya que, por ejemplo, el art. 16 del proyecto de ley
establece que las niñas de 9 años pueden contraer matrimonio —los
varones lo son a los 15 años—, mientras que la edad legal para el
matrimonio en el CEP es de 18 años para ambos sexos.
Con este artículo el gobierno
pretender legalizar la pedofilia, además de determinados matrimonios que
encubren la prostitución y la venta y el tráfico sexual de menores de
familias que viven situaciones de pobreza extrema, en lugar de abordar
los problemas que han llevado al país al colapso económico y hacer un
reparto social de la riqueza del país, teniendo en cuenta que en 2012 el
Estado ingresó 90.000 millones de dólares de beneficios del petróleo, y
que en febrero de este año se registró el récord de exportación con 3,6
millones de barriles de petróleo por día.
Además de esta violación flagrante
de los derechos de la infancia, existen otros artículos que dejan a las
mujeres legalmente desprotegidas, como el art. 63 sobre la prohibición
del matrimonio permanente entre un hombre musulmán y una mujer
no-musulmanas. De este modo, se propicia el llamado matrimonio temporal
conocido por zaway al-mut’a
(matrimonio de placer), que sirve para legitimar la prostitución y que
puede aumentar su duración temporal si el hombre así lo desea.
Otro artículo intolerable de esta
ley es el art. 101, que establece que el marido tiene derecho a
disfrutar sexualmente de su esposa siempre que él lo desee, es decir,
legitima la violación dentro del matrimonio; también prohíbe que la
mujer salga de casa sin permiso del marido. Por otro lado, el art. 104
abre las puertas de par en par a la libre práctica de la poligamia, ya
que suprime toda la casuística que, de acuerdo al CEP, limitaba a casos
excepcionales esta práctica. Por su parte, el art. 126 establece que
las niñas y las mujeres mayores no tienen derecho a la nafaqa —manutención por un tiempo determinado tras el divorcio—, ya que por edad son incapaces de satisfacer sexualmente al esposo.
A las pocas horas de salir a la luz
la noticia de la aprobación, las redes sociales han ardido en
indignación y las organizaciones de mujeres y de derechos humanos han
iniciado una serie de protestas y campañas para que esta ley no progrese en el parlamento. Tanto Organizaciones internacionales, como Human Rights Watch, e iraquíes como y la Asociación de Ulemas Musulmanes de Iraq
han expresado. En concreto la Asociación de Ulemas ha declarado que
esta ley: “[...] dividirá a la sociedad iraquí e impulsará la anulación
de la identidad común, que será sustituida por identidades menores o
subidentidades que no se ajustan a la naturaleza de los iraquíes”.
Incluso dentro de la shía se han producido controversias,
puesto que el proyecto de ley ha contado exclusivamente con la opinión
del líder religioso del partido Fadila, sin buscar el consenso entre los
juristas ni con la autorización de la hawza, máximo órgano religioso de la shía.
A pesar de todas estas
movilizaciones y respuestas de los pueblos del mundo, es llamativo que
no haya habido declaraciones formales de denuncia de organismos
internacionales como Naciones Unidas, así como una postura clara y
contundente contra este proyecto de ley por parte de la Unión Europea
que, a su vez, debería revocar de manera indefinida los Acuerdos de Cooperación y Asociación entre la UE e Iraq.
La Campaña Estatal contra la
Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI) nos manifestamos total y
absolutamente en contra de esta nueva violación de los derechos de los y
las iraquíes y exigimos a los organismos competentes que apoyen de una
vez por todas las diversas luchas emprendidas por el pueblo iraquí por
mantener su identidad y la unidad nacional frente a un proceso sectario y
corrupto que sólo ha conseguido extender la violencia y la división
iniciada por la ocupación, cuya máxima responsabilidad recae sobre EEUU,
Reino Unido y de todos y cada uno de los gobiernos que han participado
en esta guerra de destrucción de una nación soberana e independiente.
Igualmente os animamos a que apoyéis y difundáis la campaña internacional contra esta ley retrógrada, que va en contra de los derechos humanos en su trato degradante de la mujer y por ende del hombre al que embrutece, firmando aquí (inglés) o aquí (árabe)
*Esta nota ha sido posible gracias a la activa participación de Nadia Hindi, arabista y especialista en mujer y mundo árabe y miembro de la CEOSI.
Fuente:Irak Solidaridad(PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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