No corren buenos tiempos para los artistas israelíes, que independientemente de su posición ideológica o religión, han visto cómo sus horas de esfuerzo, ensayo y dedicación han quedado sepultadas por un conflicto que acaba por inmiscuirse hasta en el más recóndito escenario.Manifestación propalestina ante la sede del festival. Foto: BBC Los bombardeos de Gaza incendian el Festival de Edimburgo.Varias compañías israelíes suspenden sus obras en el Fringe ante el boicot de activistas propalestinos escoceses |
Por: Ana Mellado
A miles de kilómetros de la Franja de Gaza, ni el siempre apacible norte británico se libra de las bombas que inflaman la convivencia entre palestinos e israelíes. Desde que arrancó el Festival de Edimburgo, a principios de agosto, la hostilidad que impera en la región de Oriente Medio sacude sin contemplación el aparentemente aséptico mundo de la cultura.
No corren buenos tiempos para los artistas israelíes, que independientemente de su posición ideológica o religión, han visto cómo sus horas de esfuerzo, ensayo y dedicación han quedado sepultadas por un conflicto que acaba por inmiscuirse hasta en el más recóndito escenario.
Durante la celebración del Fringe (parte del festival dedicado al arte alternativo), una oleada de protestas pro palestinas auspiciadas por Scottish Palestine, obligó a suspender «The City», una ópera hip-hop interpretada por Incubator Theatre’s con base en Jerusalén. Los manifestantes amenazaron con boicotear la representación en el Reid Hall, en la plaza Bristo de Edimburgo, al considerar «inaceptable que un evento cultural apoyado por Israel deba seguir adelante en el Edinburgh Fringe».
Finalmente, tanto la compañía como los responsables del teatro donde estaba prevista la actuación optaron por no incendiar más aún la situación.
El telón no se levantó
«La protesta en torno a La Reid Hall y la logística de la Policía hacen insostenible la celebración de la obra», difundió en un comunicado un portavoz de prensa de la compañía Underbelly, que gestionaba los trámites entre los intérpretes y el teatro.
El telón nunca se levantó para este grupo de actores, que finalmente se conformó el pasado domingo con interpretar una versión muda de su actuación a las puertas del teatro. El silencio solo quedó interrumpido por los abucheos de unos 200 manifestantes propalestinos, que ni permitieron a los actores expresarse artísticamente sin pronunciar una palabra. «Es lamentable para estos jóvenes actores, pero necesitamos mostrar que aceptar dinero del Estado israelí es erróneo», comentó uno de los congregados.
Otra de las obras retirada de cartel es «La Karina», interpretada por bailarines de la Universidad Ben Gurion. «Está claro que fue una decisión difícil, pero al final se cancelaba», comentó un portavoz de la Pola Dance Company. Las únicas compañías israelíes que han podido continuar con sus agendas son exactamente dos, que no reciben fondos públicos de Israel, por lo que no se han visto acosadas por los activistas propalestinos.
Ante todo el revuelo causado por la cancelación de obras financiadas con dinero público, desde el Festival Fringe se desmarcan de la decisión adoptada por las propias compañías israelíes, que libremente han decidido retirarse entre otros motivos, para garantizar la seguridad de sus artistas, según comenta una fuente del Fringe a ABC.
Arte y política
De hecho, el director del festival, Sir Jonathan Mill, considera inoportuno que las compañías hayan suspendido sus espectáculos, ya que al fin y al cabo la gran mayoría de las compañías artísticas reciben de algún modo financiación del Estado. «La Royal Shakespeare Company está financiado por el Gobierno británico ¿Eso significa que la deben suspender porque nos oponemos a la guerra en Irak?», se preguntó.
«¿Dónde se detiene ese proceso? ¿Y qué distinción hacemos entre una organización que está siendo financiada por un gobierno y una organización que actúa como portavoz de ese Gobierno?», agregó.
Desvincular política y arte nunca es fácil. Por ello, el dramaturgo escocés David Greig pretende recaudar 10.000 libras para permitir que grupos teatrales de Palestina e Israel, sin necesidad de recibir apoyo estatal, puedan actuar en la próxima edición del Fringe Festival.
A miles de kilómetros de la Franja de Gaza, ni el siempre apacible norte británico se libra de las bombas que inflaman la convivencia entre palestinos e israelíes. Desde que arrancó el Festival de Edimburgo, a principios de agosto, la hostilidad que impera en la región de Oriente Medio sacude sin contemplación el aparentemente aséptico mundo de la cultura.
No corren buenos tiempos para los artistas israelíes, que independientemente de su posición ideológica o religión, han visto cómo sus horas de esfuerzo, ensayo y dedicación han quedado sepultadas por un conflicto que acaba por inmiscuirse hasta en el más recóndito escenario.
Durante la celebración del Fringe (parte del festival dedicado al arte alternativo), una oleada de protestas pro palestinas auspiciadas por Scottish Palestine, obligó a suspender «The City», una ópera hip-hop interpretada por Incubator Theatre’s con base en Jerusalén. Los manifestantes amenazaron con boicotear la representación en el Reid Hall, en la plaza Bristo de Edimburgo, al considerar «inaceptable que un evento cultural apoyado por Israel deba seguir adelante en el Edinburgh Fringe».
Finalmente, tanto la compañía como los responsables del teatro donde estaba prevista la actuación optaron por no incendiar más aún la situación.
El telón no se levantó
Una de las obras suspendidas es «The City», una ópera hip-hop. Foto: ABC |
«La protesta en torno a La Reid Hall y la logística de la Policía hacen insostenible la celebración de la obra», difundió en un comunicado un portavoz de prensa de la compañía Underbelly, que gestionaba los trámites entre los intérpretes y el teatro.
El telón nunca se levantó para este grupo de actores, que finalmente se conformó el pasado domingo con interpretar una versión muda de su actuación a las puertas del teatro. El silencio solo quedó interrumpido por los abucheos de unos 200 manifestantes propalestinos, que ni permitieron a los actores expresarse artísticamente sin pronunciar una palabra. «Es lamentable para estos jóvenes actores, pero necesitamos mostrar que aceptar dinero del Estado israelí es erróneo», comentó uno de los congregados.
Otra de las obras retirada de cartel es «La Karina», interpretada por bailarines de la Universidad Ben Gurion. «Está claro que fue una decisión difícil, pero al final se cancelaba», comentó un portavoz de la Pola Dance Company. Las únicas compañías israelíes que han podido continuar con sus agendas son exactamente dos, que no reciben fondos públicos de Israel, por lo que no se han visto acosadas por los activistas propalestinos.
Ante todo el revuelo causado por la cancelación de obras financiadas con dinero público, desde el Festival Fringe se desmarcan de la decisión adoptada por las propias compañías israelíes, que libremente han decidido retirarse entre otros motivos, para garantizar la seguridad de sus artistas, según comenta una fuente del Fringe a ABC.
Arte y política
De hecho, el director del festival, Sir Jonathan Mill, considera inoportuno que las compañías hayan suspendido sus espectáculos, ya que al fin y al cabo la gran mayoría de las compañías artísticas reciben de algún modo financiación del Estado. «La Royal Shakespeare Company está financiado por el Gobierno británico ¿Eso significa que la deben suspender porque nos oponemos a la guerra en Irak?», se preguntó.
«¿Dónde se detiene ese proceso? ¿Y qué distinción hacemos entre una organización que está siendo financiada por un gobierno y una organización que actúa como portavoz de ese Gobierno?», agregó.
Desvincular política y arte nunca es fácil. Por ello, el dramaturgo escocés David Greig pretende recaudar 10.000 libras para permitir que grupos teatrales de Palestina e Israel, sin necesidad de recibir apoyo estatal, puedan actuar en la próxima edición del Fringe Festival.
Fuente: Ana Mellado, ABC.ES/Palestina Libre/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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