Los intereses
organizados en algún tipo de colectivo son representables, la
fragmentación en cambio, característica de la informalidad, es muy
difícil de representar” .
Por Pilar Arroyo Instituto Bartolomé Las Casas |
Los resultados de las elecciones de
octubre han dado lugar a diversos debates y a algunos consensos que a
continuación presentamos.
1.- Los criterios de los votantes Desde diversas ópticas políticas se han criticado las opciones de los votantes, ya sea por optar por candidatos abiertamente corruptos (siendo los casos más emblemáticos Lima Metropolitana y las regiones de Moquegua, Pasco y Ancash), ligados al narcotráfico (por ejemplo en las regiones de Amazonas y Ayacucho, Apurímac y Huánuco [1], ligados a la minería ilegal y delincuencial (como Madre de Dios), u opuestos a proyectos extractivos (Región Cajamarca, Cocachacra e Islay en Arequipa, Huancabamba en Piura, etc.).
Para unos esto evidenciaría la irracionalidad de los votantes, para otros la carencia de referentes morales etc. A nosotros nos parece que las razones van por otro lado.
Corruptos elegidos
En el caso de los candidatos elegidos a pesar de estar ligados a actos de corrupción nos parece que lo que prima en los votantes es la firme convicción (alimentada, entre otros, por los medios de comunicación [2] que, por definición todo político es corrupto; por lo que no se le puede pedir peras al olmo y lo único que queda es elegir a alguien que por lo menos deje alguito para la localidad (expresado en obras) o para uno.
Sobre esto último es ya famosa la frase del recién electo presidente de Moquegua Jaime Rodríguez (que gobernó la región en el periodo 2007-2010) quién afirmó “Sí, efectivamente (robó), pero lo que yo robé compartí con ustedes para que lleven un pan a su casa, y vamos a seguir trabajando porque la riqueza hay que compartirla con cada uno de ustedes” [3]. Situación similar se presenta en Ancash donde el cuestionado Waldo Ríos, ha pasado a segunda vuelta basado en el ofrecimiento de otorgar mensualmente 500 soles a cada familia de la Región.
Los candidatos de la economía ilegal o delincuencial
En el caso de la minería ilegal o narcotráfico se olvida que ambas son fuente de trabajo para un importante número de ciudadanos. No olvidemos que la actual forma de organizar la economía del país genera riqueza, pero no fuentes de trabajo y más bien se ha precarizado el empleo; estimándose que solamente el 12% de la PEA (Población Económicamente Activa) tiene empleo decente, es decir con contrato laboral, con jornada de 48 horas, seguro de salud, y sistema de pensiones [4].
Por su parte los autores del tercer informe del Perú sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) dicen que “El empleo informal en Perú alcanzaría al 79% de la fuerza laboral, según un estudio del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) de 2011”. Ellos también señalan que “el poder adquisitivo del salario mínimo real solo se ha incrementado en el país en un 9%, mientras que en América Latina se incrementó en un 50%” [5].
Por ello, en la última década miles de personas han encontrado sus fuentes de trabajo y de sustento familiar en los circuitos ligados a la minería ilegal, al narcotráfico y al contrabando (esto último sobre todo en la región Puno), llegando a interiorizar con toda naturalidad, la legitimidad y licitud de este tipo de actividades. Igualmente, otros están asociados a otros negocios informales no necesariamente penalizados, pero que les impide ver que el dinero que se roba lo pusieron ellos con sus impuestos.
Los candidatos críticos a las actividades extractivistas
Y en cuanto al respaldo recibido en diversas partes del país por movimientos críticos de la actividad extractiva, lo que existe no es un rechazo al progreso (como algunos han querido presentar), sino un fuerte cuestionamiento a una actividad que, según dichos electores trae más problemas que beneficios.
El economista José De Echave y el antropólogo Alejandro Diez señalan que para los sectores que en Cajamarca se oponen a la minería, ella “ha generado una serie de efectos indeseables, como la llegada de población externa, que no respeta las costumbres locales; el incremento de bares y burdeles, por la demanda que genera el trabajo minero y, a su vez, la abundancia que este implica; y, la inseguridad en las calles, que deriva de los dos aspectos anteriores.
A todo ello, se suma un incremento sensible del costo de vida, en particular en rubros como la vivienda, el transporte y los servicios, que afectan las economías de la población ajena a la actividad extractiva” [6]. Como afirma el economista Jurgen Schuldt “son muy pocas las personas que normalmente pueden integrarse a las planillas de las empresas mineras y petroleras; y, de otra parte, es poco lo que ellas adquieren en insumos, equipo, maquinaria y hasta alimentos del entorno en que realizan sus actividades” [7].
Si a ello sumamos el poco impacto en la disminución de la pobreza, se entiende la opción tomada por los votantes cajamarquinos. Efectivamente, los economistas Enrique Vásquez y Andrés Gatty dicen que “existen regiones rurales donde el crecimiento se ha dado por otros sectores que son intensivos en capital y no en mano de obra, por lo que no han contribuido a reducir la pobreza multidimensional.
Por ejemplo, en Cajamarca, la actividad económica principal ha sido la minería, con una participación porcentual de 20% durante el 2010. Sin embargo, la importancia de la minería en Cajamarca no se ve reflejada en la cantidad de mano de obra que emplea, pues al 2010 solamente 0,9% de la PEA ocupada trabajaba en minería, mientras que la mayor proporción lo hacía en agricultura (55%) (INEI 2010)” [8].
Por otro lado, el sociólogo Javier Arellano sostiene que “los pobladores consideran que la minería pone en riesgo alternativas económicas y medios de vida [como son el agro, la ganadería, la recolección, la pesca, etc.] que les ofrecen mayor seguridad a largo plazo” [9].
Y J. Noriega nos recuerda que “Con el incremento de las actividades mineras y de hidrocarburos, las comunidades no sólo han perdido tierras en mayor o menor medida, sino que también han visto trastocarse sus formas de vida, salud, organizaciones sociales, sistemas productivos y su desarrollo autónomo; además de ponerse en cuestión el derecho a la propiedad, a la vida, a la salud, a la consulta y participación política, el derecho a la organización comunal, que implica afectar el futuro de sus propias generaciones [10].
El factor contaminación también pesa en la decisión de los votantes. César Padilla, Coordinador del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) nos habla de “La percepción cada vez más generalizada de que la minería afecta el ambiente, agota y contamina las fuentes de aguas, deteriora el entorno y que está llena de peligros por las sustancias tóxicas que utiliza; hace que el cuestionamiento a la minería se incremente de manera constante en todos los países de la región” [11].
Por eso el politólogo Carlos Melendez. comentando el triunfo de Gregorio Santos en Cajamarca, sostiene que “El proyecto cajamarquino tiene la solidez de un movimiento social. Las rondas campesinas y el magisterio dan el soporte „desde abajo‟ a un líder que supo traducir la dignidad de sus paisanos en una versión de lucha contra el „modelo” [12].
Respuesta equivocada
En lugar de buscar entender los criterios usados por la población y buscar soluciones reales a los problemas que dichos criterios expresan, hay un sector que busca echar la culpa de todo a la descentralización. Juan Carlos Tafur nos dice que:
“Se está inflando, sin sustento, la idea de que políticamente las regiones son una bomba de tiempo, un reducto inmanejable y la matriz de casi todos los problemas nacionales, y en base a ese diagnóstico errado se proponen soluciones absolutamente descaminadas, como la de impedir el acceso al poder de los movimientos regionales, elevando la valla de los requisitos.
Los empresarios, los más entusiastas con dar este golpe regional, mejor que ni se imaginen lo que sería si se les quita a los pueblos provincianos una posibilidad de representación ejecutiva directa. Además, deberían preguntarse si acaso no resulta perfectamente lógico que en regiones desconectadas de Lima se vote por movimientos locales antes que por partidos nacionales. Por último, y en general, debiera entenderse que si se quiere fortalecer los partidos nacionales ello no puede pasar por crearles protecciones o exclusividades” [13].
2.- La situación de los llamados partidos nacionales
Como sabemos ellos son 18. Todos, excepto el Partido Nacionalista presentaron candidatos en las pasadas elecciones. A diferencia del 2002, donde ganaron 17 regiones, esta vez solo ganaron La Libertad y Lambayeque (APP) y van a segunda vuelta en San Martín (Apra, Fujimorismo), Pasco (Fujimorismo) e Ica (Fujimorismo), Madre de Dios (Democracia Directa) y Puno (Democracia Directa) y Tacna (Vamos Perú).
Por eso Fernando Tuesta nos habla de un “peligroso proceso, cada vez más acentuado, de separación, desconexión de la representación nacional (partidos históricos y emergentes) y subnacional (organizaciones regionales). Un país con este dramático proceso de desnacionalización partidaria, tiene mucho de qué preocuparse y menos de qué congraciarse” [14].
Algunas características comunes: hoy en día en casi todos encontramos una total ausencia de propuesta programática y de vida orgánica, reactivándose, al igual que la mayoría de movimientos regionales y locales, solo en épocas electorales. Muchos de ellos en las elecciones locales y regiones vienen actuando como “vientres de alquiler” de las más diversas opciones locales. Pocos tienen una cierta, aunque debilitada, estructura nacional (entre ellos Apra, Fujimorismo).
Y muchos solo existen casi exclusivamente en Lima (entre ellos Solidaridad Nacional, Partido Popular Cristiano. Somos Perú,).
En las pasadas elecciones su performance ha continuado la tendencia ya expresada en las dos elecciones pasadas (2006, 2010): han sido superados ampliamente por los movimientos locales y regionales en la preferencia de los votantes. Al único que le ha ido relativamente bien es a la agrupación Alianza para el Progreso (APP).
Fue el único que presentó candidatos a la presidencia regional en 24 regiones, seguido de Acción Popular que hizo un gran esfuerzo, presentando candidaturas en 17 regiones, pero no logró mayor cosa ni en las regiones ni en Lima. En el caso de APP César Acuña, (candidato presidencial 2016) gana la presidencia regional de La Libertad y su hermano fue re-electo en Lambayeque. APP También ha ganado diversas alcaldías en Tumbes, Piura, Ancash y Lima.
El candidato de Solidaridad Nacional, Luis Castañeda, se alzó con la victoria en Lima, a pesar que 49% de la opinión pública limeña lo identificó en una previa encuesta de Datum como el candidato que robaría pero haría más obra. Su votación (50.73% de los votos validos) es muy similar a la alcanzada por la coalición del SI en la revocatoria del 2013: 48.63%.
Solidaridad Nacional obtiene también la mayoría de concejales metropoitanos y 17 alcaldías distritales limeñas: Ate, Breña, Comas, Independencia, La Victoria, Lurín, Pachacámac, Pueblo Libre, Puente Piedra, Rímac, Santa Anita, Santa Rosa, Villa María del Triunfo, Jesús María, Lince, Lurigancho-Chosica y Pucusana. Pero fuera de Lima no existe como agrupación política.
En cuanto al Apra (cuyo candidato presidencial para el 2016 es Alan García) a su candidato Enrique Cornejo le fue bien en Lima. Cornejo a pesar de Alan, logró el 17.67% de los votos válidos. Como bien lo expresa un editorial de La República del 7 de octubre:
“La candidatura de Enrique Cornejo fue llevada por este como un vía crucis, traducido en una extraña campaña en la que mientras el aparato partidario se esforzaba en las bases para presentar batalla, parte de la dirección nacional regateaba su concurso, incluido su líder más importante. Sin embargo no obtiene ninguna alcaldía distrital.
A nivel nacional tampoco le ha ido bien al partido de la estrella. Fernando Tuesta resume bien la situación, nos dice que es la “mayor derrota en elecciones subnacionales de su historia”. Y ciertamente lo es, pues desaparece el sólido norte, queda tercero en su cuna: Trujillo y pierde La Libertad. No ha ganado ninguna presidencia regional y en segunda vuelta disputa sólo la región San Martín.
Al Fujimorismo, a pesar que su lideresa (y candidata presidencial para el 2016 Keiko Fujimori) hizo activa campaña para apoyar a sus bases tampoco le ha ido muy bien. Siguiendo la costumbre de cambiar de denominación en cada elección esta vez se presentó bajo el nombre de Fuerza Popular. En Lima quedó quinto. Su candidato Sánchez Aizcorbe solo obtuvo el 2.66% de los votos válidos. A nivel nacional disputa 3 regiones en segunda vuelta: Pasco, Ica y San Martín.
3.- El caso de la izquierda
A nivel nacional le fue bien en Cajamarca (MAS) y Moquegua. Por su parte Tierra y Libertad (Frente Amplio) ganó la alcaldía provincial de Urubamba, y las distritales de Chinchero, Ollantaytambo y Yucay. En Lima no obtuvo buenos resultados, Villarán obtuvo 10.5%, de los votos válidos, abriéndose un debate sobre el significado de la derrota.
Hay un sector que sostiene que en Lima no fue la izquierda la derrotada. El sociólogo e historiador Nelson Manrique resume esta posición. El señala que “la derrota de Susana Villarán es reivindicada como propia por un sector de la izquierda que decidió respaldarla a pesar de que no les dio espacio en su propuesta, pero no compromete al sector que decidió abstenerse en las elecciones, principalmente por discrepar con la opción de hacer una alianza con el toledismo. El magro resultado obtenido deja malparada la capacidad de convocatoria de las organizaciones que decidieron hacer campaña por Diálogo Vecinal”.
En cambio otro sector opina lo contrario. El sociólogo Sinesio López resume esta posición. Él afirma “Todas las derechas (políticas, empresariales y mediáticas) se propusieron derrotar a Susana como representante de la izquierda y de las fuerzas progresistas. Ese era un consenso derechista, aunque cada uno tuviera su propio candidato. Sólo algunos partidos “puros” de la izquierda no la veían como una política de izquierda o suficientemente de izquierda y, por eso, no la respaldaron ni le dieron la franquicia electoral, obligándola a cobijarse en un vientre de alquiler.
En vez de responder al desafío de la derecha con la unidad y con la formación de una vasta coalición de centro izquierda, los partidos fragmentados de la izquierda se suicidaron antes de entrar a la batalla, abandonaron a Susana y ahora quieren rehuir la responsabilidad de la derrota. A otro perro con ese hueso” [15].
Un editorial de La República del 7 de octubre coincide con López. Para ellos “Villarán expresaba la identidad de una izquierda que defendía una visión y misión en Lima. La escasa votación de Diálogo Vecinal no solo se debe a la colosal campaña desatada contra la administración de Villarán sino también a los problemas en la formación de la propuesta electoral que llevó a que los movimientos sociales y los grupos organizados de la izquierda se marginen de la campaña”.
Coincidimos con el parlamentario Andino Alberto Adriánzen, quien sostiene que “Hoy las izquierdas se juegan su futuro. Creer que la solución es una candidatura de “la izquierda” que exprese una identidad y un programa de izquierda para las próximas elecciones, es no tomar en cuenta las reales correlaciones de fuerzas y sobre todo el objetivo central de la derecha en la actualidad. Las izquierdas requieren de coaliciones democráticas más amplias no solo por su debilidad actual sino, también, porque necesitan de un espacio que les permita crecer y ser fuertes como lo demostró, por ejemplo, el gobierno de transición de Valentín Paniagua [16].
4.- Necesidad de introducir cambios en normatividad electoral
En lo que sí hay consenso es que urge reformar nuestras normas para fortalecer los partidos. Como bien señala un editorial del diario La República “una conclusión obligada de los recientes comicios es la concreción de la reforma política que, paradójicamente, los mismos partidos han rechazado en el Congreso desde el año 2007 cuando se propusieron las primeras iniciativas para eliminar el voto preferencial, garantizar el financiamiento público, ordenar el financiamiento privado, reducir la cooptación de candidatos independientes y mejorar los mecanismos de reclutamiento partidario y de democracia interna. En este nuevo momento es urgente reponer este aspecto crucial de la gobernabilidad en la agenda pública y adoptar decisiones trascendentales” [17].
5.- El problema es también de representación
Siendo cierto que se requieren cambios en la normatividad electoral nos parece que todo el problema no se reduce a eso, sino que hay un problema de representación. Antes los partidos representaban a grupos sociales, a colectivos bien definidos y estables. Hoy los ciudadanos ya no se perciben tanto como colectivos (obreros, campesinos habitante de barrios populares, clase media, empresariado etc.) ni por el lugar ocupado en la producción, sino como individuos.
Ninguna diferencia (social, económica, cultural) funciona como reflejo en la esfera política. Esta fragilidad de vínculos asociativos hace muy difícil la representación porque la ciudadanía se dispersa; la ausencia de colectivos dificulta a los partidos políticos conectarse con los sectores sociales para ejercer la representación.
El sociólogo Julio Cotler es de similar opinión, sostiene que “Si no tienes actores sociales, no puedes tener actores políticos. El Perú tiene un déficit institucional impresionante. ¿Qué instituciones tienes a nivel deportivo, cultural, sindical, político? No hay. (…)
El fundador de The Economist en el siglo XIX hablaba de articulación en una sociedad, de cómo se agrupaban y luego se articulaban los intereses de distintos sectores sociales.
¿Pero qué ocurre si tienes una población no articulable, si te encuentras con esta población flotante que un día es chofer de taxi, otro día vigilante, otro día vendedor callejero? Si no tienes una ocupación permanente, no logras decantar intereses. Es alrededor de eso que creas instituciones y normas” [18].
Los de Otra Mirada coinciden con Cotler. Ellos afirman que “en la actualidad con la informalidad que alcanza el 74% de la PEA según el INEI [Instituto Nacional de Estadística e Informática] y el trabajo con derechos, “decente” como lo llama la OIT [Organización Internacional del Trabajo], que apenas llega al 12% también de la PEA [Población Económicamente Activa], es muy difícil estructurar una representación de intereses, a la postre política, que sea sólida.
La razón es que el trabajo con derechos, al dar estabilidad y previsibilidad a las personas, facilita la organización de intereses y produce integración social. Los intereses organizados en algún tipo de colectivo son representables, la fragmentación en cambio, característica de la informalidad, es muy difícil de representar” [19].
Y otro factor a considerar es la aparición de problemáticas que no responden a un grupo social específico, por ejemplo: género, seguridad, derechos humanos, democracia participativa, descentralización/regionalización, medio ambiente, derechos del consumidor, reconocimiento étnico etc. K. Roberts (argentino) afirma que “los partidos han tenido dificultades para articular estas nuevas formas de expresión política en un proyecto político común” [20]. Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL) “Los nuevos actores son difíciles de integrar a demandas restringidas al mundo laboral (…) a las clásicas demandas de mayor inclusión y bienestar sociales se añaden demandas de reconocimiento de la diversidad y la identidad” [21].
Manuel Antonio Garretón (chileno) también opina que el esquema económico prevaleciente implica la desarticulación de los actores sociales clásicos ligados al mundo del trabajo y al Estado y hace muy difícil la transformación de los nuevos temas mencionados y de las nuevas categorías sociales en actores sociales políticamente representables, habiendo una desarticulación de actores sociales [22].
Todo ello ha generado en los partidos gran dificultad para articular estas nuevas demandas y sujetos diversos en un proyecto político común. Pero este problema no es exclusivo del Perú, en un estudio regional sobre ciudadanía política el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que “existe una opinión generalizada respecto de los déficits de representación que afectan a las democracias de la región, uno de cuyos determinantes son las falencias en cuanto a representatividad programática de los sistemas de partidos” [23].
Notas:
[1] Cf. “Perú, varias autoridades electas estarían ligadas al narcotráfico”. Perú 21, 14 de octubre del 2014.
[2] Cf. Nuestra entrega de setiembre Algunas reflexiones sobre política y corrupción. Se puede bajar de www.bcasas.org.pe
[3] Ex presidente de región Moquegua: “Lo que robé lo compartí” en El Comercio 30 de abril del 2014.
[4] Cf. Julio Gamero “El trabajo decente en el 2012” en La Primera 11 de noviembre del 2013.
[5] Presidencia del Consejo de Ministros- Sistema de Naciones Unidas en el Perú Perú: Tercer Informe Nacional de Cumplimiento de los Objetivos del Milenio (Lima, 2013) pp.44 y 87. Se puede bajar de www.onu.org.pe
[6] Más Allá de Conga (Lima, Red Peruana por una Globalización con Equidad, 2013) p. 105.
[7] Futurología de la economía política peruana en Bruno Seminario, Cynthia A. Sanborn y Nikolai Alva (eds.) “Cuando despertemos en el 2062. Visiones del Perú en 50 años” (Lima, Universidad del Pacífico, 2013) p.100.
[8] “La casi indomable pobreza multidimensional” en “Cuando despertemos en el 2062… p.344.
[9] Javier Arellano Yanguas ¿Minería sin fronteras? Conflicto y Desarrollo en Regiones Mineras del Perú (Universidad Ruiz de Montoya, IEP, PUCP, 2011) pp. 150 y 273.
[10] J. Noriega “La nueva visibilidad de los pueblos indígenas” en Perú Hoy. Luces y sombras del poder (Lima, Desco, 2009) p.180.
[11] “Expansión de la Minería en América Latina” en R.Hoetmer, M.Castro, M.Daza, J. De Echave y C.Ruiz Minería y Movimientos Sociales en el Perú. Instrumentos y Propuestas para la Defensa de la Vida, el Agua y los Territorios” (Lima, Programa Democracia y Transformación Global – CooperAcción- Acsur Las Segovias- EntrePueblos, 2013) p.100.
[12] Dos izquierdas, un camino, Perú 21, 7 de octubre del 2014.
[13] ¿Un 5 de abril regional? en Exitosa Diario, 12 de octubre de 2014.
[14] “Un país escindido y fraccionado” en La República 12 de octubre del 2014.
[15] “El velorio de la derecha” en La República, 9 de octubre del 2014.
[16] “Las izquierdas y su futuro. Después del 5 de octubre” Diario UNO, 12 de octubre de 2014.
[17] 8 de octubre del 2014
[18] Entrevista de Juan José Garrido “Julio Cotler: “En este país cada quien baila con su propio pañuelo”, en Perú 21, 24 de agosto del 2014.
[19] Nicolás Lynch ¿Quién representa a quién? en Otra Mirada Infodiario Nº 420 , 14 de julio del 2014.
[20] “El Sistema de Partidos y la Transformación de la Representación Política” en M.Cavarozzi, J.M.Abal Medina (eds.) El Asedio a la Política. Los partidos latinoamericanos en la era neoliberal” (Buenos Aires, Homo Sapiens, 2002) p.70-71.
[21] CEPAL-AECI,SEC.GEN.IBEROAMERICANACohesión Social. Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. Síntesis. (Santiago, enero 2007) p.8.
[22] Cf. “La Transformación de la Acción Colectiva en América Latina” en Revista de la CEPAL n. 76 (abril 2002) p. 18.
[23] Ciudadanía Política. Voz y Participación Ciudadana en América Latina (Siglo XXI, 2014) p.167.
Fuente: Pägina del Partido Comunista Peruano/ PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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