Seguir desconociendo que la lucha de clases es la cuestión central, seguir negando que el modelo de acumulación rentista-distributivo manejado con criterios populistas, por tanto pequeñoburgueses, se agotó, es darle a la burguesía espacios, instrumentos y posiciones para truncar los avances alcanzados en esta última década y media. |
Por: Armiche Padrón: Miembro del CC y Secretario Político del CR del PCV en el Estado Sucre
Decía Federico Engels en 1845 que “la burguesía no debe decir la verdad, pues de otro modo promovería su propia condena”.
Palabras aleccionadoras en estos momentos en los que no cabe ninguna
duda del avance de las fuerzas burguesas, fortaleciendo el Estado
burgués con prácticas especulativas y hambreadoras como el acaparamiento
de los alimentos a fin de conseguir las gacetas que aumenten los
precios, legalmente, a partir de la intervención de un Estado garante de
sus intereses.
Si bien no negamos el carácter bélico de la burguesía procurando el
derrocamiento del gobierno progresista, tampoco podemos ocultar que en
esta fase de la “Guerra Económica”, como eufemísticamente se le llama,
el pueblo pierde espacios ante la burguesía de forma acelerada.
Seguir desconociendo que la lucha de clases es la cuestión
central, seguir negando que el modelo de acumulación
rentista-distributivo manejado con criterios populistas, por tanto
pequeñoburgueses, se agotó, es darle a la burguesía espacios,
instrumentos y posiciones para truncar los avances alcanzados en esta
última década y media.
La actual coyuntura, el estado actual de la lucha de clases plantea cuatro escenarios posibles:
El primero, es la recuperación del proceso en una dinámica que logre
nuevamente la movilización de las masas. Ello sólo será posible
replanteando las alianzas (reposicionando a los trabajadores por encima
de la burguesía), abortando el pragmatismo de derecha y combatiendo
frontalmente el inmovilismo, el clientelismo y la corrupción del aparato
burocrático
.
El segundo, reforzar el pacto con la burguesía comercial y financiera
para innovar, a nivel histórico, un “neoliberalismo de izquierda” que
permita la subsistencia de los “empresarios socialistas” a costa de
sacrificar el compromiso histórico con nuestro pueblo.
Tercero, negociar la entrega del gobierno en posiciones de cierta
tranquilidad política y jurídica y dejar que la derecha aplique un
paquetazo neoliberal y poder gritar a los cuatro vientos el típico “yo
no fui”.
Y, el cuarto, seguir trabajando las condiciones para un golpe fascista.
Ante estos escenarios, los comunistas planteamos nuestra posición, siguiendo las líneas del viejo Marx, quien decía:
“la
actitud del partido obrero revolucionario ante la democracia
pequeñoburguesa es la siguiente: marcha con ella en la lucha por el
derrocamiento de aquella fracción a cuya derrota aspira el partido
obrero; marcha contra ella en todos los casos en que la democracia
pequeñoburguesa quiere consolidar su posición en provecho propio”.
Fuente: Tribuna Popular/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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