Por: Angel Guerra Cabrera
La segunda
vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil(26/10) se perfila como
una dura batalla política; con los datos disponibles hoy, sería
irresponsable dar por segura la victoria de uno de los dos
contrincantes.
De un lado la ex guerrillera y actual presidenta Dilma Rousseff,
candidata del Partido del Trabajo (PT) con una admirable ejecutoria. Ha
sido, siempre junto a Lula, pero en el máximo cargo ejecutivo en los
últimos cuatro años, protagonista de las políticas que sacaron de la
pobreza a 40 millones de brasileños, otorgaron becas a cientos de miles
de jóvenes de bajos ingresos, facilitaron créditos para vivienda popular
como nunca antes, impulsaron la construcción de cientos de miles de
kilómetros de carreteras y obras de infraestructura, acometieron la
contratación de miles de médicos cubanos y de otros países para trabajar
en lugares alejados.
Capítulo aparte merece su gestión internacional en defensa de la
soberanía e independencia, a favor de la unidad e integración de América
Latina y el Caribe, solidaria con la Venezuela chavista, con Cuba y con
todos los procesos antineoliberales de la región y a favor de la paz
mundial. Con Lula y Dilma Brasil pasó de ser un aliado de Estados Unidos
sin apenas peso internacional a convertirse en la séptima economía del
mundo, con un importante liderazgo no solo a escala latinoamericana sino
mundial, lo que le ganó un asiento en los BRICS, cuya existencia ha
debilitado la hegemonía de Washington.
Frente a Dilma, Aecio Neves, candidato del neoliberal Partido Social
Demócrata Brasileño(PSDB), favorito de Wall Street, un playboy pero
colmilludo político procedente de una dinastía de la política
tradicional brasileña, estrechamente ligado al núcleo duro neoliberal
que desea el predominio del capital financiero y del agronegocio
exportador –muy vinculados entre sí- sobre cualquier otra consideración,
detesta las políticas sociales del PT y anhela el distanciamiento de
Brasil respecto a Argentina y a toda América Latina y su regreso a la
condición de aliado de Estados Unidos y la Unión Europea, así como su
ingreso a los tratados de libre comercio. De él y de la candidata Marina
da Silva(tercera en votación) dijo el patriarca neoliberal Fernando
Henrique Cardoso que cualquiera de los dos garantizaría el regreso de
Brasil a las políticas de libre mercado y a la alianza con Estados
Unidos.
Neves fue gobernador de Minas Gerais durante dos periodos. Allí tiene a
los maestros como sus enemigos principales pues le imputan haber
ocasionado un grave daño a la educación al rebajarle el presupuesto. Es
además, una doble derrota de Neves que el candidato a gobernador de
Minas Gerais por el PSDB haya sido vapuleado por el abanderado del PT. Y
no solo eso, sino que Dilma lo haya superado ampliamente en votos en el
feudo político de él y su familia.
Llegados a este punto la pregunta es cómo es posible que Dilma no tenga
asegurada la reelección con una obra de gobierno tan favorable a los
sectores populares y a los intereses de Brasil y América Latina. La
respuesta es compleja pero los datos de votación de la primera vuelta
son elocuentes. Aunque Dilma ganó tuvo la menor votación de un candidato
del PT. Su ventaja sobre Neves fue de más de 8 millones de votos pero
los sufragios sumados de este y de Marina Da Silva sobrepasan los de
Dilma en más de 13 millones. Aunque seguramente no todos los votantes de
da Silva sufragarán por Neves en segunda vuelta, es obvio que lo harán
los más derechistas, una franja importante. Otros lo harán por Dilma si
se les atrae.
Pero el problema más grave para Dilma es la feroz y creciente campaña
contra su gobierno de todos los grandes medios de difusión brasileños
que a su vez no escatiman mimos para Neves, la inexistencia de medios
del PT o públicos y una pésima política de comunicación que Emir Sader
considera “el más grave error del PT”, al extremo que da por sentado
que, basada principalmente en mentiras y calumnias, la mafia mediática
ha logrado crear un consenso desfavorable al petismo en ciertos sectores
de la población, que no es posible revertir en el poco tiempo que
queda.
El reconocido líder petista Valter Pomar considera que es necesario
anunciar ya las nuevas medidas de beneficio popular que aplicará un
nuevo gobierno del PT, entre ellas la convocatoria de una Asamblea
Constituyente que permita una democratización a fondo del Estado
brasileño.
Mi intuición me dice que ganará Dilma, para hacer un mejor gobierno, como ya anuncia.
Fuente: Comunistas Uruguayos en España/PrensaPopularSolidaria
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