Podemos, Ganemos, sectores supuestamente renovadores de IU… la izquierda observa hoy el “nacimiento” de múltiples proyectos que pelean por ocupar un espacio político que ha quedado libre tras la crisis del bipartidismo y la correspondiente perdida de careta del PSOE.
Sin embargo, pese la sopa de letras que observamos, todas responden a un patrón común que pasa por plantear la solución a los problemas de la mayoría de la población a través de la victoria en unas elecciones, así como intentar establecer una dicotomía entre nuevo-viejo despreciando por tanto todo lo que haya existido hasta ahora. Pero, ¿es lo que plantean una novedad?
Realmente el intentar solucionar los problemas de las trabajadoras únicamente a través de las instituciones del sistema, es el mismo principio que seguía el keynesianismo imperante en la Europa Occidental tras la segunda guerra mundial, donde contábamos además con un factor actualmente inexistente (el miedo a una revolución obrera por imitación de la soviética) y que, pese a ello, no supuso un cambio del modelo productivo sino una serie de leves reformas (el llamado Estado del Bienestar) que más bien sirvieron para apuntalar el capitalismo, para perpetuar un sistema en el que una minoría vive del trabajo de la mayoría y donde la desigualdad se convierte en norma incluso en los países del llamado “primer mundo”.
En medio de este juego de siglas se encuentra gran parte de la clase trabajadora que, decepcionada por las diversas traiciones de las organizaciones que hasta ahora se han reclamado de izquierdas y han ocupado este espacio (desde el PSOE de Felipe González al PCE de Carrillo), han depositado sus ya pocas esperanzas en estos nuevos proyectos.
En cambio, la ausencia de una base social amplia en la mayoría de ellos y la pertenencia de España a la Unión Europea (así como otras dependencias supranacionales), que limitan gran parte de la capacidad de actuación de las instituciones que estos proyectos aspiran a cambiar, hacen previsible un fracaso y por tanto una nueva decepción de una clase que parece no terminar de encontrar la solución a sus problemas.Ante este escenario es necesario reivindicar una ruptura plena con este sistema, partiendo de la premisa de que ni la oligarquía que nos oprime, ni las instituciones de las que ellos mismos se han dotado durante tantos años de explotación, nos van a servir como vía de liberación (aunque en determinados momentos podamos utilizarlas), reivindicar que sólo la autoorganización de nuestra clase (en mareas, movimientos sociales, redes de apoyo mutuo…) va a ser capaz de romper las cadenas que hasta ahora nos han impuesto.
Todo lo que logremos deberá ser con nuestro propio esfuerzo y no va a venir desde arriba, ni con un simple voto cada 4 años.
Para ello, es más necesaria que nunca la existencia de un Partido Comunista que promueva esta ruptura, que, partiendo de las únicas ideas que hasta ahora han logrado verdaderos avances en las condiciones de vida de la clase obrera, estructure un contrapoder efectivo que pueda hacer frente a la burguesía (CEOE, grandes bancos, etc..) que pretende mantenerse en el poder.
Es necesario un Partido Comunista en el que quepamos todas las que compartamos este proyecto común, las que utilizamos las instituciones como medio y no como fin, las que preferimos la calle a cualquier despacho, las que confluimos en las Marchas de la Dignidad y no sólo en una papeleta electoral…
Un Partido en el que quepamos todas las comunistas de este Estado que aspiramos a mucho más que a ganar unas elecciones, un Partido sin miedo a mostrar sus ideas y que dedique todos sus esfuerzos a fomentar la citada autoorganización con un objetivo claro: romper con el capitalismo.
Y sin duda, para que la existencia de ese Partido Comunista sea posible, es imprescindible reconstruir las siglas históricas y la organización mayoritaria de la izquierda que representa el Partido Comunista de España.
La reconstrucción del PCE tantas veces nombradas y siempre reclamada como necesaria hoy se torna en imprescindible y necesita de todos los apoyos y toda la fuerza posible.
En definitiva, para plantear una ruptura con el sistema que vaya más allá de ganar unas elecciones y para dotar a la clase obrera de las herramientas necesarias para ello, hoy es más que nunca la hora del PCE, la hora de reconstruir el Partido Comunista de España.
Fuente: La República.Es/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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