Una de las evidentes consecuencias de la reinstauración capitalista en
Rumania, aparte del empobrecimiento brutal de la población, la
destrucción de la industria productiva para convertir el país en una
colonia y el saqueo de los ricos recursos naturales, ha sido su
ocupación militar por parte de Estados Unidos, enmascarado tras la
bandera de la OTAN. De hecho, el sometimiento sin límites de la
mercenaria clase política rumana ha hecho que los rumanos se hayan
convertido en una sacrificable carne de cañón en pos de los intereses de
Washington contra Rusia.
En el marco de la nueva guerra por la redistribución de los recursos
económicos y de la hegemonía entre el imperio que se había convertido en
poder unipolar tras la caida de la Unión Soviética en los años 90 y los
nuevos aspirantes a compartir la dominación, en especial Rusia y China,
Estados Unidos no ha dudado en utilizar sus peones del este de Europa
para avanzar en el tablero postsoviético.
Total que, como todo peón,
Rumania, país muy lejano de Estados Unidos y que los propios
norteamericanos tienen grandes dificultades para ubicar en el mapa, es
prescindible, y puede ser dirigido a distancia para su inmolación en el
altar de la guerra imperialista, alzado al servicio de la fe en el
control del mercado.
Los mercenarios políticos, que venderían a su propia madre por unos
dolares, no han tenido tapujo alguno en poner en primera línea del
frente ruso a sus compatriotas, a pesar de que saben que, en un
hipótetico conflicto militar, si la guerra económica actual da un paso
hacia el enfrentamiento bélico, su país sería posiblemente barrido por
Rusia.
De hecho, las autoridades rusas han declarado en varias ocasiones
que los misiles rusos apuntan ya hacia Rumania, como respuesta a la
instalación en la base de Deveselu, en el oeste del país, de una parte
del así llamado "escudo antimisiles", teóricamente defensivo, pero que
todo el mundo sabe que no es más que una pieza más del puzzle del ataque
de Estados Unidos contra el imperio "enemigo".
En esta punta de lanza de la agresión norteamericana contra Rusia, son
la avanzadilla Rumania, Polonia y Turquía, puntos claves y más
orientales de la red del citado escudo antimisiles, a pesar del rechazo
general de sus ciudadanos. Total, es lo que tiene la democracia
capitalista, que solo se permite ser ejercida cuando es favorable a los
intereses de su clase dominante.
Así, nadie ha preguntado, ni lo hará, a
los rumanos si quieren ser la ofrenda sacrificial al dios de la guerra,
para que este favorezca a las grandes corporaciones mafiosas gringas,
es decir, a la élite plutocrática norteamericana y europea. Pero de
momento tampoco nadie ha salido a la calle, como sí hicieron, por
ejemplo, contra Chevron y a sus proyectos de explotación de gas de
esquisto, contra la base de Deveselu o el creciente aumento de soldados
de la OTAN en el país, la mayoría norteamericanos.
Un cuarto de siglo de manipulación mediática capitalista, de censura de
toda protesta, de fomento de la desorganización obrera y de la
atomización ciudadana, ha acabado con todo rastro de participación
democrática real entre los rumanos, de forma más eficaz todavia que en
la mayoria del resto de paises sometidos a la dictadura del capital.
Así
que es posible que el plan de EE.UU. y sus vasallos europeos salga
bien, y que los rumanos, vendidos por su clase dirigente, los mafiosos
locales, se dejen inmolar como mártires involuntarios en una guerra que
no es suya y en la que, aunque sea más que evidente que el principal
agresor es Washington, lo que estará en juego, como en todas las guerras
imperialistas, son los intereses de las élites de las potencias en
conflicto, en este caso, de las estadounidenses, europeas y rusas y, por
supuesto, en el marco de una guerra que no puede ser más que global,
también de la china.
Sin embargo, debemos mantener la esperanza y no olvidar, pues la
historia ha de servir a los trabajadores y explotados, tanto los rumanos
como los de todo el mundo, para extraer de ella enseñanzas que nos
permitan prepararnos para resistir, que las guerras interimperialistas
siempre han sido el momento en el que el comunismo ha salido victorioso,
en la que la clase obrera ha conseguido poner en jaque a la barbarie
capitalista: en la primera guerra mundial, en Rusia, los comunistas
crearon el primer estado obrero de la historia y provocaron el terror a
perder sus privilegios a la clase explotadora; en la segunda guerra
mundial, la Unión Soviética derroto al fascismo y al capitalismo,
convirtiendose en Primera Potencia Mundial, y los trabajadores y
campesinos chinos llevaron a su triunfante final a la Revolución china,
que se convertiría en el nuevo motor de la clase obrera mundial.
Es imprescindible luchar contra toda guerra imperialista, combatir por
la paz, pero, sabiendo que la barbarie es la esencia misma del
capitalismo y que la lucha por aumentar los beneficios como sea, a costa
de la vida, del bienestar o de la propia existencia, es el motor de
este sistema criminal, no queda más remedio que prepararse para hacer
una nueva revolución triunfante, y esperemos que, si aprendemos de las
experiencias positivas y negativas previas, esta vez sea la definitiva.
Fuente: Un Vallekano en Rumania/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
Una de las evidentes consecuencias de la reinstauración capitalista en
Rumania, aparte del empobrecimiento brutal de la población, la
destrucción de la industria productiva para convertir el país en una
colonia y el saqueo de los ricos recursos naturales, ha sido su
ocupación militar por parte de Estados Unidos, enmascarado tras la
bandera de la OTAN. De hecho, el sometimiento sin límites de la
mercenaria clase política rumana ha hecho que los rumanos se hayan
convertido en una sacrificable carne de cañón en pos de los intereses de
Washington contra Rusia.
En el marco de la nueva guerra por la redistribución de los recursos económicos y de la hegemonía entre el imperio que se había convertido en poder unipolar tras la caida de la Unión Soviética en los años 90 y los nuevos aspirantes a compartir la dominación, en especial Rusia y China, Estados Unidos no ha dudado en utilizar sus peones del este de Europa para avanzar en el tablero postsoviético.
Total que, como todo peón,
Rumania, país muy lejano de Estados Unidos y que los propios
norteamericanos tienen grandes dificultades para ubicar en el mapa, es
prescindible, y puede ser dirigido a distancia para su inmolación en el
altar de la guerra imperialista, alzado al servicio de la fe en el
control del mercado.
Los mercenarios políticos, que venderían a su propia madre por unos
dolares, no han tenido tapujo alguno en poner en primera línea del
frente ruso a sus compatriotas, a pesar de que saben que, en un
hipótetico conflicto militar, si la guerra económica actual da un paso
hacia el enfrentamiento bélico, su país sería posiblemente barrido por
Rusia.
De hecho, las autoridades rusas han declarado en varias ocasiones
que los misiles rusos apuntan ya hacia Rumania, como respuesta a la
instalación en la base de Deveselu, en el oeste del país, de una parte
del así llamado "escudo antimisiles", teóricamente defensivo, pero que
todo el mundo sabe que no es más que una pieza más del puzzle del ataque
de Estados Unidos contra el imperio "enemigo".
En esta punta de lanza de la agresión norteamericana contra Rusia, son la avanzadilla Rumania, Polonia y Turquía, puntos claves y más orientales de la red del citado escudo antimisiles, a pesar del rechazo general de sus ciudadanos. Total, es lo que tiene la democracia capitalista, que solo se permite ser ejercida cuando es favorable a los intereses de su clase dominante.
En esta punta de lanza de la agresión norteamericana contra Rusia, son la avanzadilla Rumania, Polonia y Turquía, puntos claves y más orientales de la red del citado escudo antimisiles, a pesar del rechazo general de sus ciudadanos. Total, es lo que tiene la democracia capitalista, que solo se permite ser ejercida cuando es favorable a los intereses de su clase dominante.
Así, nadie ha preguntado, ni lo hará, a
los rumanos si quieren ser la ofrenda sacrificial al dios de la guerra,
para que este favorezca a las grandes corporaciones mafiosas gringas,
es decir, a la élite plutocrática norteamericana y europea. Pero de
momento tampoco nadie ha salido a la calle, como sí hicieron, por
ejemplo, contra Chevron y a sus proyectos de explotación de gas de
esquisto, contra la base de Deveselu o el creciente aumento de soldados
de la OTAN en el país, la mayoría norteamericanos.
Un cuarto de siglo de manipulación mediática capitalista, de censura de toda protesta, de fomento de la desorganización obrera y de la atomización ciudadana, ha acabado con todo rastro de participación democrática real entre los rumanos, de forma más eficaz todavia que en la mayoria del resto de paises sometidos a la dictadura del capital.
Un cuarto de siglo de manipulación mediática capitalista, de censura de toda protesta, de fomento de la desorganización obrera y de la atomización ciudadana, ha acabado con todo rastro de participación democrática real entre los rumanos, de forma más eficaz todavia que en la mayoria del resto de paises sometidos a la dictadura del capital.
Así
que es posible que el plan de EE.UU. y sus vasallos europeos salga
bien, y que los rumanos, vendidos por su clase dirigente, los mafiosos
locales, se dejen inmolar como mártires involuntarios en una guerra que
no es suya y en la que, aunque sea más que evidente que el principal
agresor es Washington, lo que estará en juego, como en todas las guerras
imperialistas, son los intereses de las élites de las potencias en
conflicto, en este caso, de las estadounidenses, europeas y rusas y, por
supuesto, en el marco de una guerra que no puede ser más que global,
también de la china.
Sin embargo, debemos mantener la esperanza y no olvidar, pues la historia ha de servir a los trabajadores y explotados, tanto los rumanos como los de todo el mundo, para extraer de ella enseñanzas que nos permitan prepararnos para resistir, que las guerras interimperialistas siempre han sido el momento en el que el comunismo ha salido victorioso, en la que la clase obrera ha conseguido poner en jaque a la barbarie capitalista: en la primera guerra mundial, en Rusia, los comunistas crearon el primer estado obrero de la historia y provocaron el terror a perder sus privilegios a la clase explotadora; en la segunda guerra mundial, la Unión Soviética derroto al fascismo y al capitalismo, convirtiendose en Primera Potencia Mundial, y los trabajadores y campesinos chinos llevaron a su triunfante final a la Revolución china, que se convertiría en el nuevo motor de la clase obrera mundial.
Es imprescindible luchar contra toda guerra imperialista, combatir por la paz, pero, sabiendo que la barbarie es la esencia misma del capitalismo y que la lucha por aumentar los beneficios como sea, a costa de la vida, del bienestar o de la propia existencia, es el motor de este sistema criminal, no queda más remedio que prepararse para hacer una nueva revolución triunfante, y esperemos que, si aprendemos de las experiencias positivas y negativas previas, esta vez sea la definitiva.
Sin embargo, debemos mantener la esperanza y no olvidar, pues la historia ha de servir a los trabajadores y explotados, tanto los rumanos como los de todo el mundo, para extraer de ella enseñanzas que nos permitan prepararnos para resistir, que las guerras interimperialistas siempre han sido el momento en el que el comunismo ha salido victorioso, en la que la clase obrera ha conseguido poner en jaque a la barbarie capitalista: en la primera guerra mundial, en Rusia, los comunistas crearon el primer estado obrero de la historia y provocaron el terror a perder sus privilegios a la clase explotadora; en la segunda guerra mundial, la Unión Soviética derroto al fascismo y al capitalismo, convirtiendose en Primera Potencia Mundial, y los trabajadores y campesinos chinos llevaron a su triunfante final a la Revolución china, que se convertiría en el nuevo motor de la clase obrera mundial.
Es imprescindible luchar contra toda guerra imperialista, combatir por la paz, pero, sabiendo que la barbarie es la esencia misma del capitalismo y que la lucha por aumentar los beneficios como sea, a costa de la vida, del bienestar o de la propia existencia, es el motor de este sistema criminal, no queda más remedio que prepararse para hacer una nueva revolución triunfante, y esperemos que, si aprendemos de las experiencias positivas y negativas previas, esta vez sea la definitiva.
Fuente: Un Vallekano en Rumania/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario