El Partido Comunista de los Estados Unidos rechaza cualquier injerencia de parte de nuestro gobierno, sea la Casa Blanca, el Departamento de Estado o el Congreso, además de los gobiernos y políticos de otros países, en los asuntos internos de Venezuela, inclusive en las elecciones para la Asamblea Constituyente y las actividades de la Asamblea en el futuro |
Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA): A Defender la Soberanía Nacional de Venezuela
El domingo 30 de julio, se llevará a cabo en la República Bolivariana de Venezuela una elección de delegados a la Asamblea Constituyente. Las elecciones serán abiertas, y el voto será secreto. La Asamblea de 545 delegados de todas las regiones del país, tendrá el poder de modificar las leyes y constitución del país, con el fin de ayudar a resolver la actual crisis económica y política.
La oposición derechista en Venezuela ha estado organizando manifestaciones, en algunos casos con bastante violencia, para sacar de poder al presidente legalmente electo, Nicolás Maduro. Actualmente estas manifestaciones se enfocan en bloquear la elección a la Asamblea Constituyente, o por lo menos desprestigiar sus resultados. En el mismo día, el 16 de julio, cuando las autoridades electorales llevaron a cabo un simulacro de la elección para la Asamblea Constituyente, la oposición organizó su propio “plebiscito” para oponerse a la elección de los delegados, que resultó ser inepto hasta al punto de farza.
En el voto organizado por la oposición el voto no fue secreto, no hubo ningún tipo de control para asegurar que personas no hayan votado múltiples veces, y el colmo de todo fue que terminado el voto, la oposición quemó todas las papeletas. No obstante, la prensa burguesa en los Estados Unidos prestó bastante credibilidad a esta farza, e hizo caso omiso al simulacro oficial.
En sus esfuerzos la derecha venezolana ha podido contar con el apoyo material e ideológico de gobiernos y políticos reaccionarios en otros países de América Latina además de Europa. En los Estados Unidos los ataques más fuertes en contra del gobierno venezolano han sido los de políticos derechistas como el Senador por la Florida, el republicano Marco Rubio. Desgraciadamente algunos políticos del Partido Demócrata también se han prestado a este juego.
La derecha venezolana no expresa, en una forma muy clara, cuáles son sus planes para gobernar. Pero queda bien claro que su plan, si es que logra derribar a Maduro, no es de proporcionarle al pueblo venezolano un gobierno honesto y eficaz al servicio del pueblo entero.
Más bien, pretenden dar marcha atrás a todos las victorias que, desde la elección de Hugo Chávez Frías en 1998, el pueblo venezolano ha logrado. Una victoria para la oposición derechista sería una derrota para los trabajadores, las mujeres, la juventud, los campesinos, las minorías afrodescendientes e indígenas, el sector LGBT, y los pobres. Pues precisamente esto ha sido el resultado de la toma de poder por parte de la derecha en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil.
El Partido Comunista de Venezuela y otros sectores que apoyan a la idea de la Asamblea Constituyente dicen, al contrario, que la Asamblea puede dar más poder a estos sectores en los asuntos de su nación.
El presidente Donald Trump se metió en el medio del asunto el 18 de julio con una declaración típicamente hostil hacia Venezuela Bolivariana, con una denuncia de las planeadas elecciones a la Asamblea Constituyente, y una amenaza de que si las elecciones no se cancelen, habrán más sanciones en contra de Venezuela. Luego el 26 de julio, Trump impuso nuevas sanciones en contra de 13 oficiales del gobierno venezolano, incluyendo la encargada de la autoridad electoral, como castigo para el voto de domingo.
A la vez el senador Rubio y sus aliados han introducido proyectos de ley anti-venezolanos en el Senado y en la Cámara de Representantes, mientras que los medios masivos de información han seguido adelante con su curso deshonesto de tachar a Venezuela como una “dictadura”. Rubio y otros políticos derechistas en los Estados Unidos han amenazado a dos de los países más pobres en las Américas, Haití y Nicaragua, porque sus gobiernos no han respaldado la política anti-venezolana de los Estados Unidos.
El Partido Comunista de los Estados Unidos rechaza cualquier injerencia de parte de nuestro gobierno, sea la Casa Blanca, el Departamento de Estado o el Congreso, además de los gobiernos y políticos de otros países, en los asuntos internos de Venezuela, inclusive en las elecciones para la Asamblea Constituyente y las actividades de la Asamblea en el futuro.
Seguiremos oponiendo con energía a cualquier intento por parte del gobierno de los Estados Unidos para re establecer las antiguas relaciones imperialistas y colonialistas no solo con Venezuela, sino también con los otros países de América Latina y las Antillas. También vemos como sumamente peligroso, para la paz regional y mundial, el grado en que Sr. Trump se ha acercado a los elementos “alt-right”, o sea fascistas, de la política norteamericana, además del enorme aumento de poder de las fuerzas armadas en la política extranjera de los Estados Unidos.
Venezuela desde su declaración de independencia en 1811 es, y sigue siendo, una nación soberana e independiente y por lo tanto no tiene que rendir cuentas al gobierno de los Estados Unidos. La forma en que Venezuela conduce su gobierno es un asunto para el pueblo venezolano, aunque al Sr Trump no le guste.
Además denunciamos la manera desbalanceada y poco profesional en que los grandes medios comunicativos en nuestro país han representado la situación en Venezuela.
Enviamos un caluroso saludo al pueblo venezolano, y una vez más expresamos nuestro compromiso de defender la soberanía de su país en contra de los ataques de Trump, del canciller estadounidense Tillerson, o cualquier otro político, institución o entidad mediática en nuestro país.
Y exigimos que el pueblo de los Estados Unidos rechace la política anti-venezolana del gobierno de Trump, y las movidas en contra de Venezuela en el Congreso. Todos debemos insistir que la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso respeten el derecho de Venezuela como un estado soberano e independiente de manejar sus propios asuntos sin injerencia extranjera.
Fuente; Partido Comunista Estados Unidos, Solidnet / PrensaPopularSolidaria
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