Volker Hermsdorf - Cubainformación. –
A pesar de que Cuba no partizipó en la cumbre del G20 que se realizó el 7 y 8 de julio en Hamburgo, estaba estos días muy presente en esta ciudad.
«Si un país pequeño y desde hace mas que 50 años bloqueado por el imperio más poderoso del mundo puede hacer tantas cosas buenas para su población y otros pueblos del mundo, cuánto más pueden hacer los países más ricos de Europa», preguntó Andreas Sörensen, presidente del Partido Comunista de Suecia (SKP) el viernes, día 7 de julio en una cumbre alternativa en la ciudad del norte de Alemania. «En Cuba estos logros solo eran y son posibles, porque el país emprendió un camino socialista», señaló Alice Bernard por el Partido del Trabajo de Bélgica.
Por el Partido Comunista Portugués (PCP) declaro Miguel Viegas, que «Cuba y Venezuela son los principales ejemplos de la lucha anticapitalista en Portugal». Carolus Wimmer, el secretario internacional del Partido Comunista de Venezuela (PCV) apoyó las palabras de su predecesores: «Nuestra América y el mundo de hoy serían diferentes, si el pueblo cubano hubiera abandonado la lucha por su independencia y el socialismo», explicó. Los representantes de cinco partidos comunistas hablaban en la cumbre «Alternativas al G20 – Alternativas al imperialismo» organizado por el Partido Comunista Alemán (DKP), con aproximadamente 150 participantes discutieron alternativas para un mundo distinto, sin explotación y guerra. Como resultado, llegaron a la conclusión de que otro mundo sólo sería posible si se ve reforzada la unidad en la lucha contra el imperialismo.
Alemania se ha presentado en los últimos días –con la mayor operación policial en la historia reciente de ese país europeo– como un país que no tiene ningún derecho a dar lecciones de democracia, libertad de prensa y Derechos Humanos a otros países. Mientras los auto-titulados líderes de este planeta se reunieron en el G20, muchos grupos de la sociedad civil en Alemania criticaron en estos dias la restricción de la libertad de expresión y la violación de los Derechos Humanos por parte de las autoridades. Apartir del domingo, 2 de julio, multitudinarias manifestaciones tuvieron lugar en las calles de Hamburgo, que tras haber transcurrido de forma pacífica desembocaron en fuertes choques con la policía.
La policía reprimió a los manifestantes que salieron a las calles, utilizando cañones de agua para dispersar a la multitud durante los disturbios, la reacción violenta de la policía surgió a raíz de la negativa de algunos manifestantes de retirarse sus máscaras. Algunos oficiales antimotines recurrieron a métodos más violentos para someter a los manifestantes que primero demostraban la mínima resistencia. Más de 20.000 policías de toda Alemania con la ayuda de fuerzas especiales de Países Bajos y Austria, soldados y buques de guerra, cientos de agentes armados del «secret service» de Estados Unidos, helicópteros de la policía alemana y de la US-Army rugiendo día y noche, drones de vigilancia, zonas cortadas y controles de documentación constante: La ciudad portuaria apodada como «la puerta al mundo» de Alemania se cerró con motivo de la cumbre. En un área de 11.000 metros cuadrados las autoridades han erigido un centro de detención donde eran arrestado de forma provisional a cientos de personas. La policía no aceptaba los carnés de algunos periodistas a pesar de que estaban autorizados oficialmente. A pesar de la represión unos 76 mil manifestantes – según los organizadores – se dieron cita el sábado, día 8 de julio, en una marcha por la ciudad en contra de la cumbre del G20. Las personas se congregaron desde muy temprano en la mañana, de forma pacífica y comenzaron su marcha de protesta.
«Aquí en Hamburgo, podemos ver en estos días, como nuestro enemigo de clase actúa», comentó Vladimír Sedláček, el representante del Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM). Carolus Wimmer estaba de acuerdo: «El enemigo ataca. Los procesos a la cumbre G-20 son la prueba de lo que la lucha de clase existe también aquí». Como alguien que vive en la Latinoamérica, él ve el procedimiento brutal del estado en Hamburgo como expresión de una agresión del imperialismo contra la mayoría de las personas. «Los capitalistas prueban para el caso de emergencia, ellos saben que la lucha de clase se agrava y que el momento puede venir dónde la mayoría se defiende y los papeles cambian», dijo. «Hoy los Estados Unidos saben que ellos no pueden ganar ningunas guerras más. Pero ellos pueden destruir países para apoderarse de sus materias crudas. De momento esto ocurre en Venezuela». Por eso Wimmer insiste – excepto en la construcción de un «frente popular contra el imperialismo y fascismo» – sobre todo para el fortalecimiento del partido marxista-leninista. «Quien quiere la paz, tiene que organizarse», declaraba. «¡Contra la barbaridad – para el socialismo!»
Fuente: Redglobe/Cuba Información/PrensaPopularSolidaria
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