A Pedro Ortega Díaz
Por: Ramón Losada Aldana
José Gil Fortoul (Barquisimeto, 1861- Caracas, 1943) brilla con alcances astrales en la historia de la inteligencia venezolana. Hombre múltiple. Político y diplomático, orador y cronista, políglota y escritor, ensayista, investigador, novelista e historiador. En esta última condición sobresale su obra máxima. Historia Constitucional de Venezuela, de principios del siglo XX y, hasta nuestros días, sin superación visible.
Filosofía Constitucional (1890), se ocupa de las sociedades, formas de gobierno, poderes públicos, Constitución y leyes; todo visto a la luz de la evolución. Lombroso, Garófalo y Ferri conforman el fondo “positivo” de Filosofía Penal (1891). Allí se trata del delito y el delincuente, con inclusión de los “delitos políticos” y las penas. El Hombre y la Historia (1896), luce como obra de transición respecto a la Historia Constitucional, por lo que la comprensión cabal de ésta requiere del conocimiento de aquélla.
En la generalidad de sus obras, Gil Fortoul se refiere a los grupos sociales, frecuentemente con notable acierto. Sin embargo, en cuanto a razas, clases sociales y castas, es observable una cierta discontinuidad, la cual se expresa en establecer, unas veces falsa identificación entre los conceptos; otras veces en la confusión e incoherencia del uso de los mismos.
Por ahora, nos interesa específicamente el tema de las clases sociales. Aquí la evolución del autor larense es verdaderamente notable. De aquella confusión e inconsistencia conceptuales, entre raza, casta y clase va pasando progresivamente a una visión precisa y firme sobre las clases sociales, lo cual encontramos claramente expresado en Sinfonía Inacabada (1931), especialmente en su significativo capítulo II: “Lucha por la Existencia y Lucha por la Justicia”.
En la distribución del ingreso al interior de la sociedad capitalista percibe una inmensa injusticia.
Ejemplos: Inglaterra: del producto anual la clase rica (1 millón) recibe más del doble de lo que recibe la clase “manual” (26 millones). El autor sigue con sus estadísticas. De acuerdo a las mismas igual fenómeno ocurre en Estados Unidos y en las grandes ciudades del mundo. Eso se refleja en la caracterización foureriana de Gil Fortoul: “lo cual explica el fenómeno en apariencia paradójico, de que en la medida que la riqueza aumenta, aumenta también la miseria”.
¿De dónde emana esta situación agravada en nuestros propios días? Con contemporánea lucidez el escritor venezolano contesta: “vemos donde quiera que el poder social se concentra en una clase de individuos que monopolizan la propiedad de la tierra y los medios industriales de acrecentar la riqueza, y que, al propio tiempo, otra clase infinitamente más numerosa, lucha a todas horas por la vida y por el derecho a mejorar su condición. A medida que el poder de una aumenta, la miseria de la otra se hace cada vez más desesperada. La clase capitalista es cada vez más rica, y la clase proletaria es cada vez pobre”.
La cita proporciona suficiente material para inferencias auténticamente sustanciales en cuanto a la interpretación de la sociedad y sus problemas. No caben dudas que el escritor de la Historia Constitucional nos ofrece una concepción de la sociedad definida por la relación de los grupos respecto a la propiedad de los medios productivos.
El mismo año de la fundación del Partido Comunista de Venezuela (1931), Gil Fortoul, muy atinadamente distingue las dos clases fundamentales en la sociedad actual: la clase capitalista y la clase obrera, las que aparecen muy bien definidas en el trabajo que comentamos.
Pero el penetrante autor no se contenta con indicar el contraste clasista. Va más allá: denuncia el crecimiento y agudización del mismo.
No escapa a la perspectiva analítica de Gil Fortoul la tesis según la cual al centro de toda problemática social se encuentra actuante esa causalidad clasista.
En el próximo artículo nos referiremos hacia dónde tiende, según Gil Fortoul, esa realidad y contrastes clasistas.
Por: Ramón Losada Aldana
José Gil Fortoul (Barquisimeto, 1861- Caracas, 1943) brilla con alcances astrales en la historia de la inteligencia venezolana. Hombre múltiple. Político y diplomático, orador y cronista, políglota y escritor, ensayista, investigador, novelista e historiador. En esta última condición sobresale su obra máxima. Historia Constitucional de Venezuela, de principios del siglo XX y, hasta nuestros días, sin superación visible.
Filosofía Constitucional (1890), se ocupa de las sociedades, formas de gobierno, poderes públicos, Constitución y leyes; todo visto a la luz de la evolución. Lombroso, Garófalo y Ferri conforman el fondo “positivo” de Filosofía Penal (1891). Allí se trata del delito y el delincuente, con inclusión de los “delitos políticos” y las penas. El Hombre y la Historia (1896), luce como obra de transición respecto a la Historia Constitucional, por lo que la comprensión cabal de ésta requiere del conocimiento de aquélla.
En la generalidad de sus obras, Gil Fortoul se refiere a los grupos sociales, frecuentemente con notable acierto. Sin embargo, en cuanto a razas, clases sociales y castas, es observable una cierta discontinuidad, la cual se expresa en establecer, unas veces falsa identificación entre los conceptos; otras veces en la confusión e incoherencia del uso de los mismos.
Por ahora, nos interesa específicamente el tema de las clases sociales. Aquí la evolución del autor larense es verdaderamente notable. De aquella confusión e inconsistencia conceptuales, entre raza, casta y clase va pasando progresivamente a una visión precisa y firme sobre las clases sociales, lo cual encontramos claramente expresado en Sinfonía Inacabada (1931), especialmente en su significativo capítulo II: “Lucha por la Existencia y Lucha por la Justicia”.
En la distribución del ingreso al interior de la sociedad capitalista percibe una inmensa injusticia.
Ejemplos: Inglaterra: del producto anual la clase rica (1 millón) recibe más del doble de lo que recibe la clase “manual” (26 millones). El autor sigue con sus estadísticas. De acuerdo a las mismas igual fenómeno ocurre en Estados Unidos y en las grandes ciudades del mundo. Eso se refleja en la caracterización foureriana de Gil Fortoul: “lo cual explica el fenómeno en apariencia paradójico, de que en la medida que la riqueza aumenta, aumenta también la miseria”.
¿De dónde emana esta situación agravada en nuestros propios días? Con contemporánea lucidez el escritor venezolano contesta: “vemos donde quiera que el poder social se concentra en una clase de individuos que monopolizan la propiedad de la tierra y los medios industriales de acrecentar la riqueza, y que, al propio tiempo, otra clase infinitamente más numerosa, lucha a todas horas por la vida y por el derecho a mejorar su condición. A medida que el poder de una aumenta, la miseria de la otra se hace cada vez más desesperada. La clase capitalista es cada vez más rica, y la clase proletaria es cada vez pobre”.
La cita proporciona suficiente material para inferencias auténticamente sustanciales en cuanto a la interpretación de la sociedad y sus problemas. No caben dudas que el escritor de la Historia Constitucional nos ofrece una concepción de la sociedad definida por la relación de los grupos respecto a la propiedad de los medios productivos.
El mismo año de la fundación del Partido Comunista de Venezuela (1931), Gil Fortoul, muy atinadamente distingue las dos clases fundamentales en la sociedad actual: la clase capitalista y la clase obrera, las que aparecen muy bien definidas en el trabajo que comentamos.
Pero el penetrante autor no se contenta con indicar el contraste clasista. Va más allá: denuncia el crecimiento y agudización del mismo.
No escapa a la perspectiva analítica de Gil Fortoul la tesis según la cual al centro de toda problemática social se encuentra actuante esa causalidad clasista.
En el próximo artículo nos referiremos hacia dónde tiende, según Gil Fortoul, esa realidad y contrastes clasistas.
Edición: Prensa Popular Comunistas Miranda
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