Por: Editorial de El Periódico, España
Tras 20 años de estériles negociaciones, metódicamente aprovechados por Israel para sumar más colonias en detrimento del territorio palestino, un Mahmud Abbás cansado, en el ocaso de su carrera política y con su autoridad cuestionada en Gaza irá a por todas el próximo viernes al pedir al Consejo de Seguridad de la ONU el ingreso de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), lo que equivaldría a su reconocimiento como Estado.
Abbás no logrará dicho marchamo. El veto de EEUU se da por descontado. Pero su golpe de efecto pondrá en evidencia a todos aquellos implicados directa o indirectamente en la solución del conflicto entre Israel y la ANP. A Obama, que en el célebre discurso de El Cairo (2009) se dirigía a las autoridades de Tel-Aviv para decirles que de la misma forma que Israel tenía derecho a existir, también lo tiene Palestina.
A la UE, siempre dispuesta a pagar la factura de las infraestructuras del nonato Estado palestino pero incapaz de ir unida y dispuesta ahora a proponer una solución inaceptable que califica de «constructiva». Al Cuarteto (EEUU, la UE, Rusia y la ONU), que bajo la dirección de Tony Blair ha estado más ausente que presente.
A Israel, cuyo primer ministro, Binyamin Netanyahu, asegura que la paz no se obtendrá con un paso unilateral, cuando los distintos gobiernos hebreos no han hecho otra cosa que dar pasos unilaterales desde la creación del Estado de Israel en 1947. Y a las mismas autoridades palestinas, incapaces de presentar un frente unido.
Ante la proximidad de la cita en la ONU, se han acelerado las peticiones de un retorno a las negociaciones. Sin embargo, cuesta creer que israelís y palestinos regresen a la mesa cuando si se ha llegado a este punto ha sido porque todas las negociaciones anteriores han fracasado. Y al mismo tiempo, el conflicto de mayor duración que hay en el mundo no debe resolverse de otro modo que no sea con un acuerdo negociado.
Si hasta hoy ha sido imposible, ahora puede ser incluso peor. La autoridad de EEUU está en declive, Israel está cada día más aislado y la nueva realidad que resulta de la inconclusa primavera árabe abre muchas incógnitas. Pero en cualquier caso, la ANP merece el reconocimiento internacional como un Estado Independiente.
Fuente: El Periódico/Palestina Libre/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
Tras 20 años de estériles negociaciones, metódicamente aprovechados por Israel para sumar más colonias en detrimento del territorio palestino, un Mahmud Abbás cansado, en el ocaso de su carrera política y con su autoridad cuestionada en Gaza irá a por todas el próximo viernes al pedir al Consejo de Seguridad de la ONU el ingreso de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), lo que equivaldría a su reconocimiento como Estado.
Abbás no logrará dicho marchamo. El veto de EEUU se da por descontado. Pero su golpe de efecto pondrá en evidencia a todos aquellos implicados directa o indirectamente en la solución del conflicto entre Israel y la ANP. A Obama, que en el célebre discurso de El Cairo (2009) se dirigía a las autoridades de Tel-Aviv para decirles que de la misma forma que Israel tenía derecho a existir, también lo tiene Palestina.
A la UE, siempre dispuesta a pagar la factura de las infraestructuras del nonato Estado palestino pero incapaz de ir unida y dispuesta ahora a proponer una solución inaceptable que califica de «constructiva». Al Cuarteto (EEUU, la UE, Rusia y la ONU), que bajo la dirección de Tony Blair ha estado más ausente que presente.
A Israel, cuyo primer ministro, Binyamin Netanyahu, asegura que la paz no se obtendrá con un paso unilateral, cuando los distintos gobiernos hebreos no han hecho otra cosa que dar pasos unilaterales desde la creación del Estado de Israel en 1947. Y a las mismas autoridades palestinas, incapaces de presentar un frente unido.
Ante la proximidad de la cita en la ONU, se han acelerado las peticiones de un retorno a las negociaciones. Sin embargo, cuesta creer que israelís y palestinos regresen a la mesa cuando si se ha llegado a este punto ha sido porque todas las negociaciones anteriores han fracasado. Y al mismo tiempo, el conflicto de mayor duración que hay en el mundo no debe resolverse de otro modo que no sea con un acuerdo negociado.
Si hasta hoy ha sido imposible, ahora puede ser incluso peor. La autoridad de EEUU está en declive, Israel está cada día más aislado y la nueva realidad que resulta de la inconclusa primavera árabe abre muchas incógnitas. Pero en cualquier caso, la ANP merece el reconocimiento internacional como un Estado Independiente.
Fuente: El Periódico/Palestina Libre/PrensaPopularSolidaria
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