Por:Carlos Urabá
Nayib Chahin hace parte de esos millones de palestinos que esperan pacientes su redención.
Nayib Chahin hace parte de esos millones de palestinos que esperan pacientes su redención.
Desgarrador testimonio de palestino de Abu Dis hundido en la miseria y el abandono.
El pueblo palestino está doblemente oprimido; primero por el ejército de ocupación sionista y segundo por la indolencia de los gobernantes de la ANP. Un doloroso trance que sólo se puede comprender metiendo el dedo en la llaga.
Estuvimos una vez más en Abu Dis (Palestina) y allí nos encontramos por
casualidad con un personaje anónimo abandonado a su suerte. Ante un
caso tan aberrante nosotros le hemos grabado un vídeo para que denuncie
su dramática situación.
Este Ciudadano Palestino comparte junto a los gatos salvajes -sus incondicionales
compañeros- una casa medio derruida que le sirve de providencial
refugio. Rabiosamente lanza su alegato contra un destino injusto que lo
ha condenado a la indigencia absoluta. Sólo la caridad de los vecinos, --
igual de pobres que él, -- le aseguran su supervivencia. Nayib Chahin hace
parte de esos millones de palestinos que esperan pacientes su
redención. ¿Qué futuro le aguarda a este hombre mayor, enfermo y sin
familia? ¿Alguien le va a dar trabajo acaso o una mínima prestación
que le garantice una existencia digna? Nada de nada, y su única
esperanza es que la Media Luna Roja o la UNRWA se apiaden de él.
¿Quizás vendrá Abu Mazen que se la pasa de recepciones y viajes
oficiales con su equipo de burócratas y de tecnócratas a echarle una
mano? No seamos tan ilusos. Este hombre sólo inspira compasión y sabe
de antemano que está desahuciado, que se ha convertido en escombro
humano. Después de años y años de escuchar tantas mentiras y
falsedades ya se le agotó la paciencia. La próxima intifada, según nos
dijo, no será contra los judíos, sino contra sus propios representantes
políticos que los han vendido al mejor postor.
Mientras tanto las eternas negociaciones de paz entre palestinos e
israelíes, hoy impulsadas por el Secretario de Estado norteamericano
Kerry, todavía (como de costumbre) no rinden ningún resultado positivo.
El tiempo juega a favor de los judíos; pasan los años y la potencia
ocupante se hace cada vez más fuerte. Los palestinos esperan
impacientes a que se firme de una vez por todas un acuerdo de paz que
garantice el regreso de los refugiados a su amada patria, la puesta en
libertad de los presos, la evacuación de los asentamientos ilegales y la
recuperación de sus tierras. Quizás no sea más que una utópica fantasía
pero se aferran a ésta igual que un náufrago a un madero en medio del
océano.
Como es el caso del señor Nayib Chahin separado de sus familiares
pues carece de los documentos necesarios para reunirse con ellos en
Jordania. Para las autoridades israelíes es un elemento peligroso pues
ha sido detenido por prestar auxilio a la resistencia armada. ¿Alguien
le brinda al menos algunas palabras de consuelo? A su alrededor sólo
reina el silencio y la indiferencia. Esta es la más vil humillación que
pueda soportar una persona. Es tal su amargura que desmoralizado ha
perdido la fe y reniega de lo divino y de lo humano.
Nada mejor para ilustrar este caso que transcribir apartes de uno de
los más celebrados artículos del escritor palestino Edward Said
publicado en el año de 1997.
“Nuestros políticos han decidido que no hay otra opción que continuar
intentando mantener el tipo ante el pueblo con un montón de discursos y
promesas esperanzadoras pero engañosas. Mientras, te rodeas de gente que
te dice lo que quieres oír y está deseosa de ayudarte a montar cosas
agradables como una banda de música, unas cuantas casas y coches de lujo
o sellos de correo con tu cara. Lo mejor de todo es hacer cuantas más
visitas de Estado (todas innecesarias) mejor: un día en Estocolmo, otro
en París, otro en Pekín, otro en El Cairo. El tercer argumento es el de
hacer más concesiones, aceptando las humillantes condiciones israelíes,
con la esperanza de que un día ya no habrá que hacer más o los israelíes
devolverán algo. El cuarto, es que se trata de política, de un negocio
sucio, por lo que se actúa con los israelíes como si fueran socios en un
crimen, sin importar que todas las ventajas sean para ellos pues a
nosotros nos produce un montón de tratos comerciales…”
“Puede haber uno o dos argumentos más, pero ninguno explica la
aceptación en la calle palestina de esta asombrosa situación que parece
empeorar día a día. Muchos de los asesores de Arafat son hombres y
mujeres inteligentes, con largos historiales en política progresista,
¿Por qué se callan? ¿Por qué los más dotados aceptan tan de buen grado
unas cuantas ventajas materiales (un coche, una oficina, un nombramiento
vip) a cambio de seguir trabajando con un hombre cuyas tácticas
aborrecen y cuyos errores saben, y así lo han dicho abiertamente, que
han llevado a palestinos y árabes a uno de los niveles más bajos de su
historia
¿No se sienten obligados por la verdad y por la miseria de un
pueblo cuya desposesión podría haber sido aliviada mil veces más de lo
que lo ha hecho la OLP? La mayoría de la gente de EE UU y Europa cree
sinceramente que tras la paz las cosas están mejor y que por primera vez
en 30 años los palestinos están consiguiendo su libertad. Ésa es la
crueldad del dilema palestino. Por una parte queremos demostrar que
deseamos la paz, y por otra, gracias a esa "paz" las vidas cotidianas
de los palestinos, excepto unos cuantos acaudalados hombres de negocios,
jefes de seguridad y funcionarios, ha empeorado mucho…”
“Desde hace al menos seis meses, los principales medios de comunicación
de EE UU y Europa han estado llenos de información sobre el frente
diplomático, las negociaciones, los callejones sin salida, los adelantos
finales, y completamente vacíos de toda información que retrate la
realidad de la vida de los palestinos. Sobre los prisioneros palestinos
que siguen pudriéndose en las cárceles israelíes (y que en algunos
casos son torturados hasta la muerte); sobre los horrores que sufre una
familia numerosa con el padre en paro para sobrevivir en Gaza; sobre las
represalias sistemáticas y casi diarias que sufren, a manos de los
colonos y Ejército israelí, los palestinos que intentan evitar su propia
expulsión; sobre lo que significa para un palestino intentar entrar y
salir de Gaza, ni sobre los cisjordanos a los que se les ha prohibido la
entrada en Jerusalén; sobre los puestos de control que hacen de los
pequeños enclaves de Cisjordania guetos asfixiantes; sobre la vida bajo
el terrible régimen de Arafat, con libros, periódicos y revistas
censurados o prohibidos, amenazas de los servicios de seguridad al
ciudadano medio, corrupción a escala operística que mata toda
posibilidad de negocios normales; y, sobre todo, nada sobre la ausencia
total de ley o de imperio de la ley en las zonas de autonomía
Palestina…”
“Dado todo esto, sumado a la sensación de frustración y desesperanza
que sienten los palestinos ante la cruel farsa que nuestros dirigentes
se ven obligados a representar, hace que sea un deber absoluto describir
la vida cotidiana bajo el proceso de paz, sin adornos y con el mayor
detalle posible. Hay que contar al mundo lo que nuestro pueblo ocupado
sigue padeciendo, lo que se oculta tras esos engañosos informes del
proceso de paz, del que el reciente episodio en Hebrón es con toda
seguridad uno de los más irónicamente crueles. No es cuestión de dinero,
sino de disciplina y voluntad. Si todos nosotros nos propusiéramos
estar informados de lo que sufre la gente en Ramallah, Hebrón o
Jerusalén, e intentáramos quebrar de algún modo el silencio oficial y de
los medios de comunicación -con cartas al director, llamadas a la
radio, creación de grupos para hacer este tipo de trabajo
sistemáticamente-, estaríamos iniciando nuestro intento de liberación.
Modesto, minúsculo e incluso risible, pero seguro que mucho mejor que la
pasividad y el silencio colectivos. La situación actual no puede durar.
En el corazón de la vida palestina hay demasiadas desigualdades e
injusticias, y el escenario israelí, con sus dementes colonos y
fanáticos religiosos, con los airados mandos militares que hierven con
rabia contenida. Todo esto no puede continuar así el presupuesto
humanitario que genera Palestina consumido por la burocracia y los
corruptos de turno del gobierno.”
Como vemos en este artículo las críticas del finado Edward Said, uno de
los más importantes intelectuales palestinos de todos los tiempos,
siguen vigentes, nada ha cambiado en estas últimas décadas, al
contrario, las cosas van de mal a peor. La situación socio-económica en
Gaza y en Cisjordania es francamente dramática, mejor dicho, de una
gravedad extrema. De qué sirven estos mediadores de paz como Tony
Blair a la cabeza del Cuarteto de Oriente Medio con una paga millonaria y
alquilando 15 habitaciones en el lujoso hotel American Colony de
Jerusalén para alojar a sus consejeros y guardaespaldas. El ex primer
ministro inglés no ha hecho más que representar un cínico papel
totalmente favorable a los intereses judíos. Hasta el colmo de asistir
al entierro de Sharon y calificar a este criminal genocida de “genial
estratega militar” “un cálido amigo tocado por una varita mágica”
O que
decir de los “buenos oficios” del Secretario de Estado norteamericano
Kerry que por orden de Obama intenta a toda costa conseguir un acuerdo
definitivo de paz entre israelíes y palestinos antes de finalizar el
año. Incluso presionando a la ANP para que pida su adhesión a la OTAN
y de este modo garantizar la seguridad de Israel. En fin, los
palestinos tendrán que conformase con darle gracias a los judíos porque
al menos les han cedido un espacio donde caerse muertos. Es inútil
enumerar la cantidad de conferencias, las cumbres, los encuentros
secretos, los cócteles y banquetes en aras de encontrar una solución
entre los contendientes. ¿De qué han servido? Sólo para justificar los
presupuestos que donan “solidariamente” la UE o EE.UU.
Todo es absurdo, increíblemente absurdo. ¡Cómo puede Palestina alcanzar
su independencia y su soberanía si la han convertido en un archipiélago
de enclaves divididos por asentamientos, checkpoints, cuarteles
militares y un muro de hormigón! Sin cohesión ni unidad territorial, con
Gaza y Cisjordania sin un lazo geográfico que las integre,
completamente separadas por razones ideológicas o religiosas es
prácticamente imposible establecer un estado palestino viable (apenas se
quedaría en algo virtual o poético). Nayib Chahin representa la
Palestina real, sin máscaras ni apariencias, él es el símbolo de un
fracaso y de una derrota que arrastra igualmente a millones a la
pobreza, la marginalidad y el despojo.
Fuente:Palestinalibre/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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