En el actual proceso político,
y en las actuales condiciones de lucha, las elecciones nacionales y
departamentales adquieren la cualidad de ser un hecho privilegiado para
definir los destinos del país. Son, como lo definimos en el XXX
Congreso, un momento clave de la lucha de clases, un momento central de
síntesis política e ideológica de toda nuestra sociedad. En octubre y
mayo se enfrentarán dos proyectos de país.
Al Pueblo Uruguayo: Lo que nos jugamos en Octubre y en Mayo
Resolución Política del CC del PCU, reunido este 7 y 8 de junio.
El
Comité Central del PCU, reunido los días 7 y 8 de junio, para realizar
un primer balance de las elecciones internas y trazar las perspectivas
hacia octubre y mayo, aprobó la siguiente Resolución Política:
En primer
lugar es necesario felicitar y destacar el esfuerzo de las y los miles
de militantes frenteamplistas, de la 1001, del PCU y de la UJC, que se
pusieron al hombro la campaña y que contribuyeron decisivamente a esta
batalla política con la derecha. Ese esfuerzo fue decisivo y lo será aún
más en octubre y en mayo. Expresamos también nuestra solidaridad con
todas y todos los trabajadores en lucha y en conflicto por sus derechos y
reivindicaciones.
Felicitar
al compañero Tabaré Vázquez, candidato presidencial del Frente Amplio,
por el alto respaldo obtenido, un 81% de los frenteamplistas, lo que lo
transforma en el candidato con mayor respaldo en su partido y el
candidato más votado individualmente. Importa destacar que el respaldo a
Tabaré Vázquez, ratifica, una vez más, la decisión adoptada por el
Congreso del Frente Amplio. Felicitar también, a la compañera Constanza
Moreira, por la votación obtenida y por su aporte a la campaña
frenteamplista.
En las elecciones internas se registró una baja
participación popular. La más baja desde que se vienen realizando. Ni la
proliferación de listas, más de 2.200; ni la competencia interna en los
partidos; ni la multimillonaria campaña publicitaria; ni el esfuerzo
militante desplegado por todas las fuerzas políticas; lograron convocar
masivamente a las uruguayas y los uruguayos. Bajó el porcentaje de
votación, bajó la cantidad de votantes de las tres principales fuerzas
políticas.
Esto pone en entredicho el instrumento de las
elecciones internas en sí mismo y debe ser motivo de análisis y de
debate. Pero también expresa un problema más profundo sobre la relación
de las y los uruguayos con la política que no puede ser reducido al
interés o desinterés. Es cierto que en estas elecciones internas se
definen los candidatos, aspecto estrictamente partidario, pero también
es cierto que los partidos son un elemento central para el ejercicio
democrático y la participación ciudadana. El grado de politización, es
decir de involucramiento popular, individual y colectivamente hablando,
en los asuntos públicos, es un elemento central de un proyecto
emancipador, y por lo tanto, encontrar los caminos para que se
fortalezca es clave para este.
Las elecciones internas de los
partidos políticos se crean como parte de una reforma constitucional que
junto con la mayoría del Frente Amplio rechazamos y perdimos el
plebiscito por un puñado de votos. Por su forma son funcionales a la
manera de ver y hacer política de los partidos tradicionales. Igualmente
definimos que eran un apronte general para las elecciones de octubre y
que debíamos encararlas con fuerza y lograr, en nuestro caso, tres
objetivos fundamentales: que el FA fuera la primera fuerza, que la 1001
aumentara su votación y obtener una buena votación para la candidatura
de Tabaré Vázquez. Los dos primeros objetivos planteados no se lograron.
El FA votó mal y la 1001 votó mal. La mejor manera de transformar la
realidad es asumirla tal cual es y llamar a las cosas por su nombre.
La
votación de la 1001 estuvo por encima de lo que daban las encuestas y
por debajo de lo planificado y buscado. Se mantuvo el porcentaje de
votación pero se perdieron miles de votos. Se realizó una esforzada
aunque austera campaña, sin presencia en los medios y con una más que
reducida inversión. Pero se desplegó un importante esfuerzo militante,
se realizaron casi 600 actividades, de las más diversas en todo el país.
El resultado fue malo, mucho menos de lo que se buscaba y se
necesitaba. No se consiguió involucrar a toda la militancia de la 1001 y
particularmente no se logró convocar a los trabajadores masivamente a
votar y tampoco en los barrios populares de la capital. No fuimos
capaces, y en gran medida tampoco lo fue el FA, de generar una síntesis
política de toda la lucha y los avances conquistados. Este resultado
exige un análisis franco, crítico y autocrítico, de lo hecho, de
nuestras formas de relacionamiento con la sociedad, de nuestra forma de
hacer política, de nuestra organización y por supuesto afinar las
propuestas, la presentación de nuestros candidatos y nuestra
comunicación. Un análisis crítico de nuestra práctica política. Fidel
Castro dijo “revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado”. A la
luz de ese debate debemos hacerlo.
En el actual proceso político,
y en las actuales condiciones de lucha, las elecciones nacionales y
departamentales adquieren la cualidad de ser un hecho privilegiado para
definir los destinos del país. Son, como lo definimos en el XXX
Congreso, un momento clave de la lucha de clases, un momento central de
síntesis política e ideológica de toda nuestra sociedad. En octubre y
mayo se enfrentarán dos proyectos de país.
Por un lado la
expresión político partidaria del bloque de poder, las direcciones de
los partidos tradicionales, apuestan a recuperar la gestión del gobierno
nacional para volver a aplicar su concepción neoliberal, más allá de
estrategias de imagen que intentan mostrar una “derecha amable” y
promesas electorales más o menos previsibles aunque vacías de contenido.
Esto es desandar los cambios que ha impulsado el Frente Amplio y
reinstalar el proceso de exclusión social, pérdida de derechos para los
trabajadores, rebaja de salarios y de jubilaciones, desocupación,
privatizaciones, crisis económica y represión. Esto no es especulación,
es lo que hicieron desde hace décadas, incluyendo la peor crisis que
vivió el Uruguay en dicho período.
Es en esa perspectiva que hay
que analizar la unión del Partido Nacional y el Partido Colorado en
Montevideo para intentar desplazar al F.A. de la Intendencia de
Montevideo, en el marco de una dura campaña mediática para presentar el
supuesto “fracaso” de 25 años de gestión. En líneas generales esto vale
para todas las intendencias frenteamplistas que hay que defender.
Igualmente
forma parte de dicha estrategia la reforma constitucional impulsada
bajo la consigna de “bajar la edad de imputabilidad” como condición para
abordar el “problema” de la delincuencia juvenil, fogoneado desde los
medios masivos de comunicación, apostando a instalar un consenso
reaccionario que pretende resolver un tema complejo, cuyo origen en
última instancia está en el modelo neoliberal imperante durante décadas,
únicamente desde la faceta represiva.
Por otra parte, está
nuestro Frente Amplio, que desde el punto de vista histórico representa
la conjunción de fuerzas democráticas, antioligárquicas y
antiimperialistas, construyendo un programa de cambios en medio de la
lucha de masas.
El Frente Amplio y la lucha popular han
demostrado su capacidad para impulsar y aplicar cambios importantes para
el pueblo uruguayo, como la reducción desde hace casi cinco años de la
desocupación a mínimos históricos, la recuperación de derechos para los
trabajadores (ley de fuero sindical, negociación colectiva, consejos de
salarios, ley de ocho horas para el trabajador rural, derechos para los
trabajadores domésticos), incremento del salario real y las jubilaciones
por encima de la inflación, apoyo a empresas recuperadas (como la ex
Metzen y Sena), incorporación de decenas de miles de uruguayos al
Sistema Nacional Integrado de Salud, aumento de la inversión en
Educación, fortalecimiento y desarrollo de los Entes Públicos con
papeles protagónicos en la inversión y mejora de la calidad de vida de
los uruguayos (ANCAP, UTE, OSE, ANTEL), transformación de la matriz
energética (con inversiones multimillonarias en incorporar energía
eólica, solar, biomasa y gas natural que llevarán en el corto plazo a
tener más de un 50% de la matriz en base a energías alternativas),
ampliación de derechos sexuales, reproductivos y cívicos, sanción de la
ley de responsabilidad penal patronal, etc.
Pero debemos seguir
avanzando con un tercer gobierno del F.A. en tres ejes íntimamente
relacionados, si queremos ampliar el proceso de cambios y volverlo
irreversible:
1. Dar pasos concretos y firmes en la
transformación estructural de la matriz productiva, priorizando la
industrialización con generación de valor agregado en los procesos
productivos, tanto en lo científico como en lo tecnológico, para superar
la primarización creciente de nuestra economía y dar sustentabilidad a
la mejora de la calidad y cantidad de los puestos de trabajo. Para ello
debemos ampliar el accionar de las Empresas Públicas y generar
instrumentos como un nuevo Frigorífico Nacional Multimodal con el doble
objetivo de abaratar el principal rubro alimenticio de los uruguayos y
limitar la extracción de nuestra riqueza por parte de los grupos
oligopólicos presentes en los frigoríficos privados, además de
fortalecer el ciclo productivo con los pequeños y medianos productores
hortifrutícolas, etc.
2. Avanzar sustancialmente en la
distribución de la riqueza, modificando la estructura tributaria para
que realmente pague más el que tiene más (hoy el 85% de los ingresos
fiscales sigue siendo por IVA e impuestos a los salarios y
jubilaciones), aplicando una nueva política de compras públicas
estatales que beneficie a la industria nacional (en un marco del respeto
a los derechos laborales y la generación de puestos de trabajo),
mejorando la asignación de recursos a la Educación, Salud Pública y
Vivienda, así como dándole una mejor ejecución a los mismos, etc.
3.
Convocar y encabezar la más amplia participación organizada del pueblo
trabajador, en particular de la clase obrera y los frenteamplistas, en
la lucha contra el bloque de poder y su representación política para
generar la correlación de fuerzas necesaria que permita desplegar en
toda su profundidad y amplitud el programa del Frente Amplio. Por ello
se impone avanzar hacia la Autonomía y Cogobierno plenos en la ANEP e
instrumentar la participación de los trabajadores en la gestión estatal.
Esto
implica, sin lugar a dudas, un nuevo triunfo del Frente Amplio en las
próximas elecciones, tanto nacionales como departamentales. Su no
efectivización bajo ningún concepto traerá avances sino solo un rotundo
retroceso, así como no desplegar los tres aspectos antes mencionados
alejará la perspectiva del cambio en el Uruguay.
En base a este
análisis ratificamos la importancia y la perspectiva del trabajo de
acuerdo programático y político, tanto en el denominado Grupo de los 8,
con vistas al Congreso del FA, como en el espacio político y
programático entre las listas 1001, 609, 711 y 7373, conformado en el
marco de este proceso electoral. Los concebimos como espacios en
desarrollo, con vocación y práctica unitaria, y abiertos a todos los
sectores, compañeras y compañeros, con los que se construyan acuerdos
políticos y programáticos que fortalezcan al Frente Amplio y la
perspectiva general de cambios.
Para asumir los desafíos
políticos y electorales hacia octubre consideramos de vital importancia
la resolución rápida y con el mayor nivel de consenso posible en los
organismos del Frente Amplio de quién completará la fórmula presidencial
junto a Tabaré Vázquez. El objetivo debe ser completar una fórmula
presidencial electoralmente potente, que refleje al Frente Amplio y
potencie su propuesta y su llegada a toda la sociedad. En base a la
construcción de los acuerdos programáticos anteriormente señalados,
asumiendo el sentir de un número importante de frenteamplistas expresado
en la votación del 1º de junio y valorando el respaldo que su
candidatura ha ido cosechando en el FA, lo que adelanta un nivel de
consenso importante, apoyamos al compañero Raúl Sendic como candidato a
Vicepresidente de la República por el Frente Amplio.
Asumimos
autocríticamente los resultados de las elecciones internas que
evidencian las limitaciones de una buena gestión sin el protagonismo
popular cotidiano y la necesidad de avanzar hacia nuevos desafíos que
comprometan a nuestro pueblo activamente. Hemos transformado la realidad
del 2004 y eso nos impone asumir nuevos desafíos, si no somos capaces
de asimilarlo pondremos en riesgo el proceso de acumulación de fuerzas
que tanto esfuerzo ha costado a generaciones del pueblo uruguayo.
Hay
tiempo y hay fuerzas para hacerlo. Faltan 140 días para desplegar con
mucha mayor intensidad la lucha, el debate y la acción política. Hay que
enfrentar la maniobra de la derecha para adueñarse de la representación
del cambio y proyectar, también en la práctica, el papel transformador
del Frente Amplio, llenando de contenido político y social la campaña.
Con unidad y encabezando la lucha.
En el documento aprobado por
nuestro XXX Congreso se definen las tareas y objetivos políticos de la
etapa, que mantienen absoluta vigencia: “Culminar la segunda
independencia con la revolución de liberación nacional, agraria y
antimperialista, avanzar en democracia construyendo la democracia
avanzada hacia el socialismo, desplegar el más amplio frente continental
de pueblos y gobiernos, fortalecer el movimiento popular, su unidad en
el PIT-CNT y el sistema de organizaciones populares, afianzar y ampliar
la unidad política en el Frente Amplio, son las tareas que nos
proponemos. Para esa perspectiva estratégica queremos ganar un tercer
gobierno nacional del Frente Amplio. Para todo eso comprometemos nuestra
militancia y la construcción de un más grande y fuerte Partido
Comunista de Uruguay”.
¡A triunfar con el Frente Amplio y el pueblo organizado, dando todo de nosotros para que ello se cumpla!
AVANCEMOS con un tercer gobierno del Frente Amplio conquistado en primera vuelta.
AVANCEMOS con Tabaré Presidente.
Fuente: Comunistas Uruguayos en
España/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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