Lo que sí es claro es que quedan cuatro días para que ese envión final, de movilización, de compromiso, de lucha, nos lleve hacia la mayoría parlamentaria e incluso al triunfo en primera vuelta. |
Quedan cuatro días para las elecciones nacionales. Lo hemos
dicho y lo reiteramos las elecciones no son un hecho aislado y no deben ser
analizadas, ni valoradas, solo a través de las campañas, que por supuesto son
importantes e inciden.
Las elecciones son un momento de síntesis política e
ideológica de la sociedad, quizás el más general de todos. Son por lo tanto, un
momento de la lucha de clases, aunque en tanto análisis politológico,
semiótico, publicitario y electoral, no se tome en cuenta este punto de
partida.
La campaña electoral ha sido larga e intensa, comenzó con
una ofensiva política, publicitaria y mediática de la derecha que logró
instalar sus ejes, hacer girar el debate público en torno a ellos y por lo
tanto, acumuló y creció.
Esa situación cambió. Ese cambio comenzó con la caída de los
velos marketineros positivos del candidato de la derecha blanca, Luis Lacalle
Pou, que puesto a tener que explicitar alguna propuesta, saliéndose del cuidado
guión con que lo condujeron durante toda la campaña, mostró su contenido real
de clase.
Allí surgió su promesa de derogar la Ley de Responsabilidad
Penal Empresarial, la ley de 8 horas para los trabajadores rurales, mediatizar
los Consejos de Salarios, terminar con la participación social en la Educación;
a lo que ahora agregó el compromiso ante la Federación Rural de derogar el
Impuesto al Patrimonio.
Si, se lee bien, no solo se opuso al Impuesto a la
Concentración de la Tierra, no solo no acompaña la iniciativa del FA de que los
propietarios de inmuebles rurales paguen el impuesto a primaria, también anuncia
que les quitará el impuesto que actualmente pagan.
Les promete a los
empresarios terminar con el “desbordado poder sindical” y se pronuncia, faltaba
más, en defensa del “campo”, mejor dicho de los dueños de los campos,
recortando derechos a los trabajadores y asegurándoles que no tendrán que
aportar socialmente ganen lo que ganen.
Ese sincericidio clasista de Lacalle Pou generó una vigorosa
respuesta del movimiento popular. Más de 40 mil trabajadores salieron a la
calle a expresar su decisión de defender los derechos conquistados. Más de 30
mil se movilizaron en la marcha de la diversidad sexual también defendiendo sus
derechos. La irrupción del movimiento popular fue uno de los factores
desencadenantes del cambio en la campaña. Los ejes ya no volvieron a ser los
mismos.
Otro factor central fue lo que ya constituye la primera gran
derrota de la derecha. El poderoso movimiento juvenil y popular, coronado con
una marcha de más de 50 mil personas, expresando el rechazo a la baja de la
edad de imputabilidad.
El 26 de octubre lo primero que vamos a festejar es que no
habrá baja de la edad de imputabilidad. Esta propuesta de fuerte contenido
ideológico, profundamente reaccionaria y conservadora, será derrotada y con
ella también serán derrotados sus principales impulsores: Pedro Bordaberry y
Luis Lacalle Pou.
El otro factor que contribuyó a este cambio de clima y de
ejes en la campaña fue la movilización, de mil maneras, y formas, del pueblo
frenteamplista. Cientos de miles están militando en todo el país, acompañando a
Tabaré Vázquez y Raúl Sendic, convenciendo, embanderando las calles y las
casas, repartiendo listas, conmoviendo las ciudades y pueblos con caravanas y
actos. El pueblo frenteamplista movilizado es un actor político de enorme peso.
Ese conjunto de factores hace que podamos afirmar que el
impulso del cierre de la campaña, importante en toda elección, favorece al FA.
La única fuerza que está creciendo en estos días es el FA. ¿Hasta donde llegará
ese envión final? No hay manera de predecirlo.
Lo que sí es claro es que quedan cuatro días para que ese
envión final, de movilización, de compromiso, de lucha, nos lleve hacia la
mayoría parlamentaria e incluso al triunfo en primera vuelta. Nada está ganado,
pero tampoco nada está perdido.
Hay que desplegar todo lo que tenga el movimiento popular
para desplegar en estos cuatro días que quedan. Todo, a toda hora. Hay que
mantener la movilización hasta el propio domingo, hay que rodear los circuitos
y luego defender cada voto en el escrutinio.
No podemos terminar este editorial sin hacer un
reconocimiento explícito y de corazón a toda la militancia frenteamplista y en
especial a la de la 1001. Se han realizado más de 1.200 actividades de campaña,
fueron 17 fines de semana de barriadas, que ahora se hicieron diarias, hay
cientos de mesas sostenidas con militancia, repartiendo listas, se han pintado
cientos de muros, se colgaron miles de columneras, se identificaron con la 1001
y el FA más de 16 mil casas.
Ese esfuerzo militante es el principal capital político de
la izquierda y de la 1001. Por la lucha desplegada, por la experiencia
acumulada, por el diálogo directo con decenas de miles de hombres y mujeres de
nuestro pueblo, por la acción política realizada, eso ya es un triunfo y
también es una derrota de la derecha.
El domingo a derrotar a la reacción y festejar que el
Uruguay no baja derechos. A votar a Marcos, a Juan, a Oscar, a Eduardo, a
Marcelo, al Chifle, al Fogata, a Larbanois, a Ana, a Susana, al Tano, a
Federico, a Michelle, a Pepe Vázquez, a Marianella, a Benavídez, a Doreen, a
Julio Toyos, a los 90 dirigentes sindicales, a Liliana, a Lille, a las
muchachas y muchachos que expresan lo nuevo que ya está aquí.
Fuente: El Popular/Comunistas Uruguayos en España/ PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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