VENEZUELA: UNIDAD Y AMPLITUD ANTIMPERIALISTAS
Solidaridad desde Uruguay
Amèrica Latina Resiste Unida
Editorial de “El Popular” (Nº301), del 27 de marzo de 2015, Semanario del Partido Comunista de Uruguay.
América Latina está cambiando y
ese cambio es profundo, importante, removedor. La situación que vive la
hermana República Bolivariana de Venezuela ante la agresión imperialista
yanqui lo muestra con meridiana claridad.
EEUU
tiene una larga historia de acciones imperialistas y desestabilizadoras
en nuestro continente. EEUU impuso su voluntad imperial con
intervenciones, invasiones, apoyo a golpes de Estado, dictaduras,
Terrorismo de Estado, entrenamiento a militares para usarlos como fuerza
de colonización de sus propios pueblos, sometimiento y dependencia
económica a través de las Cartas de Intención del FMI, la extracción
gigantesca de recursos naturales y de capitales. También a través de
mecanismos de sometimiento político nacidos de la hegemonía de la
concepción del panamenicanismo de la cual son hijos la OEA, el BID y el
TIAR.
Es
en esa estrategia imperialista que se inscribe la renovada agresión
contra Venezuela, en la que son puntos altos la Ley votada por el
Congreso de EEUU en diciembre del año pasado, que autoriza sanciones a
funcionarios de gobierno venezolanos y establece un financiamiento de 15
millones de dólares a la oposición para subvertir la democracia. Y
especialmente el Decreto Ejecutivo firmado por Barack Obama el 9 de
marzo que declara una “emergencia nacional con respecto a la amenaza
inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior
de Estados Unidos de América planteada por la situación en Venezuela”.
Este
edicto imperial, injerencista, violatorio de toda la legislación
internacional, es de enorme gravedad. Configura una agresión
imperialista a Venezuela y a todo el continente. EEUU hizo declaraciones
de emergencia similares en Irak, Libia, Afgantistán y en nuestro
continente en Granada, Panamá, Nicaragua y Haití. En todos los casos
fueron el anuncio de la desestabilización, la agresión, cuando no de la
invasión lisa y llana.
Asumiendo
la gravedad de la agresión imperialista, esto constituye lo viejo, lo
de siempre, lo nuevo está en la respuesta de América Latina, de los
pueblos y de los gobiernos.
Unidad y amplitud en América Latina
América
Latina vive un proceso de cambios inédito. Tras la larga noche de las
dictaduras, continuada por la larga década perdida del neoliberalismo,
que tuvieron como denominador común la hegemonía de la estrategia de
dominación imperialista, la resistencia de los pueblos y la construcción
de alternativas, nacionales y continentales, han alumbrado una nueva
realidad.
Por
primera vez, basándose en los triunfos a nivel de cada país, nuestro
continente construye espacios de autonomía política como el MERCOSUR,
fortalecido con el ingreso de Venezuela y Bolivia; y en otro nivel con
el ALBA, la UNASUR y la CELAC.
Esos
nuevos espacios de unidad e independencia se expresan hasta en
organismos concebidos para fortalecer la dominación como la OEA, donde
por segunda vez es derrotado el candidato de EEUU, y como antes fue el
chileno Insulza, ahora asume como Secretario General nuestro compatriota
Luis Almagro.
Es
todo eso lo que se expresa en la respuesta del continente a esta
agresión imperialista. No es el país agredido el aislado, el que está
aislado es el imperialismo agresor. Eso y no otra cosa muestran la
declaración unánime de la UNASUR. Que no solo condenó como injerencista
la acción de EEUU y exigió la derogación del decreto de Obama sino que
reafirmó la apuesta a la solución pacífica de los diferendos internos en
Venezuela y le dijo a EEUU que nada tiene que hacer allí, ratificando
el mandato de la misión de UNASUR conformada por los cancilleres de
Brasil, Colombia y Ecuador.
En
el mismo sentido se ha pronunciado el Foro de San Pablo, la creación
unitaria de la izquierda latinoamericana, que nació para organizar la
resistencia al neoliberalismo, cuyos partidos hoy participan en el
gobierno de más de 11 países.
La
agresión imperialista es contra Venezuela, pero también es contra todo
este proceso de unidad y cambios continental. Por eso hay que asumir en
toda su relevancia histórica la respuesta que recibió EEUU. Venezuela no
está sola, ningún proceso de cambios está solo, hay una voluntad
continental de pueblos y gobiernos de cerrarle el paso al imperialismo,
de una amplitud inédita y de una potencialidad también inédita.Unidad y amplitud en Uruguay
Uruguay acompañó en UNASUR el rechazo a la agresión yanqui a Venezuela. Pero además hubo una expresión de masas de solidaridad antimperialista de enorme trascendencia, en el presente y hacia el futuro.
El
lunes hubo una multitudinaria marcha en Montevideo La marcha tuvo una
enorme repercusión nacional e internacional que refleja su importancia.
Sin embargo, las lecturas y coberturas parciales e interesadas, de todos
los tonos y colores, pueden obstaculizar la comprensión de su magnitud
real.
Desde
nuestro punto de vista hay tres factores que explican su trascendencia:
la masiva participación popular, la amplitud de la convocatoria y la
profundidad de los planteamientos allí realizados.
Miles
de uruguayas y uruguayos se juntaron para expresar su compromiso
antimperialista y practicar la solidaridad internacional. Cuando desde
los centros del poder se realiza una campaña de demonización de los
procesos populares y se quiere reducir la integración regional a un
problema de gestión de comercio exterior, no es menor que se produzca
esta movilización. El antimperialismo y la unidad política del
continente son requisitos imprescindibles para seguir avanzando en los
procesos de cambios y sobre todo para garantizar una perspectiva
liberadora.
La
presencia comprometida de miles es un paso muy importante para seguir
construyendo esa perspectiva y vale más que mil discursos. En el
antimperialismo también sigue siendo válido que lo que al final define
es cuanto pueblo organizado se pone detrás de una idea. La dimensión de
la manifestación mostró que falta, pero también que hay reservas y
potencialidad para avanzar.
La
masiva concurrencia tuvo que ver con el tema y también sin dudas con la
amplitud de la convocatoria. Lograr el máximo nivel de unidad y de
amplitud ante cada desafío político e ideológico ha sido y es el método
de avanzar.A la marcha del lunes [23 de marzo] convocó el arco más representativo del movimiento popular, las herramientas populares que nos han traído hasta aquí y sin las cuales no hay futuro posible: el PIT-CNT, la FEUU, FUCVAM y ONAJPU.
Convocó
también, ratificando su histórico carácter antimperialista y su
vocación de construcción y defensa de la unidad latinoamericana, el
Frente Amplio, expresión política de la unidad del pueblo. Estuvieron su
presidenta, Mónica Xavier, los tres candidatos a intendentes por
Montevideo, el ex presidente José Mujica, el vicepresidente de la
República, Raúl Sendic, senadores, diputados y dirigentes de diversos
sectores, y militantes frenteamplistas con sus banderas y pancartas.
Párrafo
aparte merece la adhesión y participación de la Universidad de la
República como tal. Con la presencia de su rector, Roberto Markarian,
pro rectores, decanos y docentes y funcionarios, incluso del ex rector
Rodrigo Arocena. La UDELAR, en tanto principal centro de educación
terciaria, investigación y producción de conocimiento y cultura de
nuestro país, al lado de su pueblo y de la unidad del continente. Es un
hecho relevante y a destacar, que responde a una tradición histórica,
pero también expresa un presente y un futuro.
También
convocaron las fundaciones Rodney Arismendi y Vivian Trías, el
Cadesyc, la Casa Bertolt Brecht y la Federación Uruguaya de Teatros
Independientes. La academia y la cultura junto a los trabajadores y el
pueblo, expresando el antimperialismo y defendiendo la unidad
continental. Casi nada.
El tercer factor fue lo que se dijo. La consigna convocante fue: “Por la paz en América Latina, por la libre autodeterminación de los pueblos, en solidaridad con el pueblo de Venezuela”.
La proclama consensuada en ese amplio arco de unidad condenó la
agresión yanqui y reclamó la derogación del dictat imperial a Obama.
¿Son
todas rosas? Ni soñando. El proceso de liberación de nuestros pueblos,
que será continental o no será, está plagado de espinas y el
imperialismo y las oligarquías nacionales son un enemigo poderoso. Sigue
y seguirá agrediendo, directamente, con campañas de desestabilización y
con mecanismos de dominación financiera y económica.
Pero los pueblos de América Latina han construido instrumentos para resistir y avanzar.
Lo
que está en discusión en América Latina es si seguimos avanzando en el
proceso de unidad y cambios, contradictorio, difícil, pero augural e
imprescindible o si el imperialismo nos hace retroceder e impone su
dominio in totum.
La
tarea es enorme y exige el mayor nivel de unidad posible y la mayor
amplitud posible, que no solo no atentan contra la profundidad sino que
la hacen posible y la potencian.
Fuente: El Popular/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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