Por: Alejo Mancebo
Lejos quedan las encuestas de hace 2 años que otorgaban a Izquierda Unida un 13% en intención de voto. El resultado final no ha estado a la altura de las expectativas de sus dirigentes: de 1.680.000 votos en 2011 ha pasado a 923.000, una pérdida del 46%, obteniendo sólo 2 de los 11 diputados con que contaba en la anterior legislatura.
Este resultado es incompleto, ya la organización apoyó en Cataluña y Galicia a formaciones electorales resultantes de la suma de otras fuerzas políticas e independientes. Dos militantes de izquierda Unida han sido elegidos al Parlamento en estas coaliciones, pero previsiblemente su disciplina de voto no estará vinculada a IU. Esta situación, y la más que probable ausencia de grupo parlamentario, que otorgaría medios y autonomía para presentar iniciativas, azuza los debates en el interior de la organización.
Lejos quedan las encuestas de hace 2 años que otorgaban a Izquierda Unida un 13% en intención de voto. El resultado final no ha estado a la altura de las expectativas de sus dirigentes: de 1.680.000 votos en 2011 ha pasado a 923.000, una pérdida del 46%, obteniendo sólo 2 de los 11 diputados con que contaba en la anterior legislatura.
Este resultado es incompleto, ya la organización apoyó en Cataluña y Galicia a formaciones electorales resultantes de la suma de otras fuerzas políticas e independientes. Dos militantes de izquierda Unida han sido elegidos al Parlamento en estas coaliciones, pero previsiblemente su disciplina de voto no estará vinculada a IU. Esta situación, y la más que probable ausencia de grupo parlamentario, que otorgaría medios y autonomía para presentar iniciativas, azuza los debates en el interior de la organización.
Izquierda Unida ha perdido 2 parlamentarios en Andalucía, uno en Madrid, Valencia, Asturias y Aragón, y 3 en Cataluña, que formaban parte de ICV. Los puntos de vista de las causas de esta derrota en los dirigentes de IU son divergentes. Cayo Lara, en el informe presentado al Consejo Político Federal del 9 de Enero, piensa que las causas fundamentales no son propias, si no externas.
“Más allá de opiniones que fuimos muleta del PSOE en Andalucía –afirma en su informe-, que dejamos gobernar al PP en Extremadura, que nos institucionalizamos, deuda heredada…”, las causas de la derrota se encuentran en que “el poder que tiene muchos instrumentos para combatir a la fuerza que pretende derrotar al sistema capitalista”, las “elecciones anticipadas en Andalucía marcaron nuevas tendencias de voto”, una espera demasiado larga en la confluencia con Podemos “que no estaba por procesos de unidad” o las “filtraciones a la prensa y devaluación de la organización públicamente”, haciendo alusión a la refundación de IU en Madrid.}
“Más allá de opiniones que fuimos muleta del PSOE en Andalucía –afirma en su informe-, que dejamos gobernar al PP en Extremadura, que nos institucionalizamos, deuda heredada…”, las causas de la derrota se encuentran en que “el poder que tiene muchos instrumentos para combatir a la fuerza que pretende derrotar al sistema capitalista”, las “elecciones anticipadas en Andalucía marcaron nuevas tendencias de voto”, una espera demasiado larga en la confluencia con Podemos “que no estaba por procesos de unidad” o las “filtraciones a la prensa y devaluación de la organización públicamente”, haciendo alusión a la refundación de IU en Madrid.}
Alberto Garzón y otros, entre ellos Centella, secretario general del PCE, interpretan que las difíciles condiciones en la campaña, con el silenciamiento mediático de IU, explican parte de los resultados y abogan por su parte por extender la experiencia de Galicia y Cataluña para “doblegar al bipartidismo”. En su informe Garzón “alerta frente a las llamadas al repliegue y a la ceguera política”. Llamazares por su parte, considera que el acercamiento a Podemos explican gran parte del fracaso: “no se debe crear incertidumbre sobre la identidad del proyecto ni subordinarlo a otros”.