Por: Marcos Domich
A pesar de todos los esfuerzos desplegados por la derecha y la ultraderecha para torpedear el normal desarrollo del proceso electoral, este continúa su curso con normalidad aunque con previsibles dificultades. Hasta la semana pasada predominaba un panorama de proliferación de candidatos, habían aparecido muchos y hasta se realizaron proclamaciones, con fanfarria, guirnaldas, mixtura en una alegría aparente. Algunos proclamados no duraron, como candidatos, ni un día.
La derecha estaba confundida, inquieta y hasta con signos de desesperación. Todos hablaban de unidad, de desprendimiento y otras lindezas. El único programa que exhibían era "derrotar a Evo Morales", algo muy demostrativo de sus escasos alcances políticos.
El panorama se aclaró súbitamente 48 horas antes del plazo establecido para la inscripción de los candidatos y de las famosas listas, que tanto trastorno ocasionan en el interior de las organizaciones políticas y sociales y por supuesto entre los aspirantes a una nominación. Una parte de estos atraviesan una suerte de estado delirante. No ven y no piensan en otra cosa que en conseguir el favor de los jefes respectivos.
En el "trance por la nominación" inventan y relatan heroicas acciones. Arguyen una poderosa influencia sobre el electorado de su distrito; aseguran que garantizan arrasar con los candidatos que se le pongan al frente y conseguir el triunfo del jefe, al que juran lealtad infinita y no pasarse de bancada en el parlamento. En fin, un estado digno de un estudio de psicología profunda.
Pero dejando a un lado las disquisiciones acerca de los estados psíquicos, vayamos a la política real y objetiva. ¿Por qué dejan la arena electoral Cárdenas, Quiroga, Antelo? Con enorme distancia de Evo, aparecían con algunas posibilidades, de conseguir, por lo menos, el "honroso" segundo lugar y pasar a la segunda vuelta. En ésta aumentarían sus chances pues todos, desde el tercero para abajo, estarían obligados a votar por el segundo.
Pero he ahí que alguien los vuelve a la realidad y les exige "cumplir con sus deberes de conciencia". Solos y dispersos apenas conseguirían, en el mejor de los casos, entre un 10 a un 15 por ciento ¿Cuál es esa presión que logra la suprema reflexión y desprendimiento? No otra que agentes extranjeros, agencias que controlan al milímetro los procesos políticos.
Hubieron muchas cenas, encuentros, ofertas de ayuda, para futuras actuaciones políticas y candidaturas, etc. No estuvo ausente el uso oportuno de las encuestas y la demostración del desastre al que se exponían. También supuso una presión enorme las admoniciones de la derecha conservadora local, de la oligarquía criolla presa, cada día más, del pavor por el futuro de sus bienes y sus dominios.
Quedaron al final tres candidaturas con sus respectivos atuendos: Doria Medina, la burguesía productora o industrial. Reyes Villa con Leopoldo Fernández, el binomio de los revanchistas y con tal currículum vitae que hasta el conservadurismo moderado tiene fundados resquemores y aprehensiones de que no es la mejor postulación, hasta para sus intereses. Finalmente está René Joaquino cuya verdadera pertenencia política e ideológica es difícil de establecer. Todo el último período lo muestra como un representante de la derecha moderada y sin chances reales.
Hay otros cuatro: Véliz y Loayza, algo conocidos, pero en este momento no arrastran ni a su sombra. Los otros Ana María Flores y R. Choquehuanca no los conocen ni sus vecinos.
Al frente de todas las encuestas sigue Evo Morales. Empero no debe dormirse sobre sus laureles. Su bloque debe pelear como si estuviera con dudosas posibilidades. Será una campaña dura y no exenta de turbulencias y peligros.
Fuente: Tribuna Popular/Edición: PrensaPopularSolidaria-ComunistasMiranda http://prensapopular-comunistasmiuranda.blogspot.com/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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