Las marchas contra la crisis provocadas por la Europa del capital movilizan a una marea humana Marcha 19-J contra la Europa del capital
La marea humana de la columna norte se encuentra con algunas asambleas ciudadanas.
Durante más de dos horas siguen llegando continuamente masas de personas de distintos pueblos y barrios de Madrid, con sus pancartas y con sus consignas.
Madrid no es Madrid, Madrid no está sola, es sólo una marea de las que se compone esta Europa nuestra, y esta tarde se demostrará en otras muchas ciudades y localidades.
No nos representan, pero tampoco queremos representarles nosotr@s a ell@sy es que desde el rey al último concejal debieran desaparecer de sus cargos para construir una democracia real, en la que ningún sinvergüenza nos robe, nos engañe y legisle contra el pueblo.
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es/ Foto: Julio Castro.
Una vuelta por el barrio de Chamberí, para ir recogiendo gente por el camino, conduce a varios centenares de vecinos (no sé, según avanzamos hacia el siguiente paso pierdo la cuenta de los que vienen detrás). Y la llegada a la glorieta de Bilbao convierte en un divertido encuentro festivo las marchas, porque están llegando a la vez, en sentido contrario, las personas que conforman las asambleas de Chueca y 2 de Mayo.
Desde ambos lugares la gente se hace señas de saludo, de ¡adelante! A partir de este momento, las tres pancartas convivirán en la cabecera, los gritos y consignas proliferan, contra políticos y banqueros, contra la crisis y contra la estafa que esta sociedad del capital ha creado en nuestras espaldas, con nocturnidad.
Cuando llegamos a la calle Génova la gente acaba por tomar toda la calzada, y en la puerta de uno de los partidos mayoritarios, tod@s irrumpimos en gritos como “aquí está la cueva de Alí Babá”, o “que no, que no, que no nos representan”, y esta última será la más coreada todo el rato. La cosa se repite en una nueva parada ante la Audiencia Nacional, porque ante la ciudadanía, el nido de corrupción alcanza con su paraguas a todos los estamentos.
Continuamos unos metros más y antes de llegar a la plaza de Colón, una parada, vamos a esperar a l@s compañer@s de la Columna Norte, que vienen por la Castellana. Alguien comenta que se han contabilizado entre 40-000 y 50.000 en esa columna, así que me bajo con la cámara para asomarme. Es impresionante, porque subido a uno de los muretes de las fuentes veo a un lado nuestra concentración aguardando, mientras de frente una ola de personas viene por el río de la avenida que divide Madrid en dos, y no se escucha nada.
Tod@s aguardamos en silencio, hasta que ya próximos, como a 300 metros, empieza a escucharse el estruendo humano. Un periodista alemán viene a buena marcha y se sube junto a mí. Le pregunto ¿vienes con ellos, lo has recorrido? ¿cuántos pueden ser?: me mira emocionado y nervioso: “Son suficientes” y sonríe.
Tengo los pelos de punta y se acaban de encrespar cuando un instante después, las dos marchas se encuentran en el chaflán, de lejos y no pueden aguantarse, gritan, corren… un instante después se han recompuesto las cabeceras con las pancartas. Hay gente que viene caminando desde antes de las 9 de la mañana, pero no han perdido el ímpetu. Al contrario, cada vez hay más ánimos.
De ahí a Cibeles hay un paso, pero ya están tomados los paseos centrales hasta Neptuno, la gente se guarece un poco en la sombra, porque el día de sol es intenso. Antes de llegar a la plaza que está bajo la calle del Congreso de los Diputados, la marcha se detiene, las mareas humanas se han encontrado, no hay salida. La plaza se va colapsando y el Congreso está tomado por la policía: el lugar del pueblo está resguardado del pueblo, contra el pueblo, ajeno al pueblo: es de los políticos y de las fuerzas represoras.
Durante más de dos horas siguen llegando continuamente masas de personas de distintos pueblos y barrios de Madrid, con sus pancartas y con sus consignas. Con su colorido y con sus proclamas contra esto que nos han hecho y contra lo que aún quieren hacernos. Ahora, Neptuno ya es intransitable, y en los paseos laterales, bajo la sombra de los árboles, no cabe un alfiler ni se puede apenas salir.
Creo que uno de los momentos más emocionantes de los últimos años ha venido del movimiento ciudadano, el que apuntillaron los grandes partidos hace décadas, para evitarse problemas, para no dar cuentas a nadie: ya llegaron al poder y les fue suficiente.
Quienes no han podido venir, lo vivirán a través de los suyos. Quienes no han querido venir tendrán su miseria de por vida. Quienes pretendan falsear lo de hoy merecen desaparecer en el pozo del olvido.
Hoy se acabó el momento de tomar notas, no queremos que sigan ahí, no queremos más palabras huecas, porque sabemos que esos huecos van cargados de acciones contra el pueblo. No queremos líderes, no queremos más robos, no queremos pedirles nada. Queremos que se vayan, que se pierdan, que quienes tengan algo de decencia se difuminen entre la ciudadanía que somos tod@s, que se sumen a la calle y participen de este nuestro parlamento, porque el que teníamos nos lo robaron, nos lo usurparon y ahora no podemos hablar más allí.
No nos representan, pero tampoco queremos representarles nosotr@s a ell@s, y es que desde el rey al último concejal debieran desaparecer de sus cargos para construir una democracia real, en la que ningún sinvergüenza nos robe, nos engañe y legisle contra el pueblo.
Cuando alguien salga a descalificar las marchas de hoy se está cagando en la ciudadanía. Cuando alguien hable de violencia habla de la que tiene en su propia mente y en la que cada día ejerce de diversas maneras. Cuando alguien nos cuente que ha tomado nota le preguntaremos ¿y a qué hora dimites? ¿cuándo nos devolverás lo que robaste? ¿dónde está nuestro trabajo? ¿por qué hiciste o permitiste leyes contra nuestros derechos?
Madrid no es Madrid, Madrid no está sola, es sólo una marea de las que se compone esta Europa nuestra, y esta tarde se demostrará en otras muchas ciudades y localidades.
Fuente: La República Cultural.Es/PrensaPopularSolidaria
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