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Palestina... Las cosas en su lugar y por su nombre: lo que pasa hoy en Gaza, no es algo nuevo, 
simplemente es el resultado de una política de exterminio que hace más 
de 66 años se lleva a cabo con diferentes matices y escenarios.    
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Por: Kamal Cumsille Marzouka,   
   
Lo que Israel lleva a cabo en contra de los palestinos es un 
exterminio, o una limpieza étnica, como se le llame, pero es algo que no
 es de hoy, ni de 2012, ni de ninguna otra crisis en particular, sino 
que es una política que se remonta incluso a un mes antes de la creación
 de Israel como Estado sobre Palestina en mayo de 1948, cuando en abril 
del mismo año las milicias sionistas de la Palestina del mandato 
británico comenzaron a ejecutar su ya conocido “Plan Dalet”.
Este “Plan Dalet”, que 
consistió en el fichaje y posterior masacre y desposesión de más de 500 
aldeas palestinas, que constituyeron, junto a los que huían de las 
ciudades luego de la guerra de mayo, cerca de un total de 850 mil 
desplazados, que en ese momento correspondían al 65% de la población 
árabe del país –cristiana y musulmana1.- . 
Hoy, constituyen más de 4,5 millones y son cerca de la mitad de los palestinos en el mundo.
 Es en esta política de exterminio, en la que hay que ubicar la actual 
masacre israelí sobre Gaza. Si analizamos los hechos tal como han tenido
 lugar, veremos que esto no es una “respuesta” a una determinada 
“provocación” por parte de los palestinos. Esto es una ofensiva israelí 
que ha utilizado como pretexto el lamentable suceso de los adolescentes 
colonos secuestrados y asesinados.
Partamos por los hechos. Para comenzar, solo recordar que, más o menos 
tres semanas antes de que ocurriera lo de los colonos, los tribunales 
israelíes habían condenado a cadena perpetua a tres niños palestinos 
menores de 14 años. Esto es un hecho que hay que dimensionar bien, sobre
 todo porque no fue cubierto por ningún medio “prestigiado”. 
A estos 
niños condenados, los detienen en las noches, cuando el ejército israelí
 allana, sin motivo alguno, las aldeas palestinas de las zonas B según 
las negociaciones de Oslo. Los acusan de tirar piedras. 
¿Alguien podrá 
dimensionar qué tanto daño puede hacer que un niño lance una piedra a un
 convoy militar que allana su pueblo durante la noche como para merecer 
cadena perpetua? Es decir ¿para matarlo en vida, para privarlo de 
libertad en todo lo que reste de su vida desde sus 13 o 14 años? La 
pérdida del sentido común es la condición de posibilidad de todas las 
violentas formas de dominación existentes en el mundo.
 Ahora sí, después de ese necesario preámbulo, partamos con aquellos 
hechos que, según el agresor son los que han gatillado esta vez la 
masacre. Tres adolescentes colonos israelíes de asentamientos ilegales 
en la ciudad palestina de Al-Jalil –llamada Hebrón por los israelíes y 
la convención mediática-, fueron secuestrados –no se sabe por quién- y 
luego de tres días, encontrados muertos. 
Israel de inmediato acusó a 
Hamas, quien negó su participación en el suceso, cosa que no tendríamos 
por qué no creer, si pensamos que el mencionado grupo se ha adjudicado 
todo tipo de operaciones, no tendría por qué ésta ser la excepción, por 
lo demás, no hacerlo público, para una organización de resistencia 
política, como Hamas, no tendría sentido alguno. 
Por otro lado, dar 
absoluto crédito a la acusación israelí, tal como lo hizo inmediatamente
 EEUU y como lo han hecho la mayoría de los medios más conocidos, es 
adoptar su punto de vista, y por lo tanto, adoptar el punto de vista del
 colonizador.
 Durante los tres días en que los adolescentes permanecieron 
desaparecidos, el ejército israelí irrumpió en toda Cisjordania de 
manera terrestre, allanando y destruyendo casas, y deteniendo palestinos
 arbitrariamente, entre ellos civiles, dirigentes políticos, incluso 
parlamentarios. 
Luego de que aparecieron los cuerpos de los jóvenes 
israelíes muertos, un grupo de israelíes se ensañó con un menor 
palestino de 16 años, lo hicieron beber gasolina y lo quemaron vivo, 
mientras el primo de la víctima, de más o menos la misma edad, fue 
brutalmente golpeado por el mismo grupo de civiles y luego por la 
policía y detenido injustificadamente. 
Después de esto, tenemos la 
ofensiva militar en contra de la franja de Gaza, la que ya ha causado la
 destrucción de cientos de viviendas y campamentos, y que ya se debe 
estar cobrando cerca de 100 vidas. 
Debemos preguntarnos entonces: ¿los 
hechos así descritos, ameritan como “respuesta” una agresión militar 
como la que está teniendo lugar? O ¿tras la ofensiva israelí hay otro 
objetivo?
 Decíamos desde el comienzo de este escrito que, el exterminio o 
limpieza étnica de los palestinos está presente desde antes de la 
fundación de Israel, con la ejecución del Plan Dalet desde abril de 
1948. Pero esto se remonta incluso más atrás, ya desde los primeros 
sionistas de fines del Siglo XIX, encontramos la idea de “transferir” a la 
población árabe de Palestina hacia otros países árabes2. 
Detrás de este proyecto de exterminio, está el lema sionista de “un 
pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo”, levantado desde que este 
movimiento nacionalista judío europeo decidiera instalar su “hogar 
nacional” en Palestina. Pero como Palestina era una tierra poblada, con 
una sociedad constituida y una forma de vida en común puesta en pie en 
dicha tierra, entonces fue necesario –y lo sigue siendo-, para hacer 
coincidir la realidad con el lema, despoblar Palestina. 
Y es así como, 
primero se planteó para los sionistas la idea de la transferencia de 
población, luego -con la ejecución del Plan Dalet en 1948- el primer 
intento de limpieza étnica, y con la sucesiva ocupación y colonización 
de toda Palestina desde 1967 hasta hoy, se han practicado diferentes 
formas de segregación, castigo colectivo, genocidio, cuyas expresiones 
concretas para nosotros hoy, son los asentamientos ilegales, el muro del
 Apartheid, el estrangulamiento social, económico y cultural de todo un 
pueblo, y las masacres (que ya últimamente tienen a Gaza casi por 
objetivo exclusivo) como la de hoy en día.
 Según esto, tenemos que la actual masacre hacia Gaza se enmarca en el 
histórico proyecto sionista de exterminio de los palestinos. Pues, el 
hecho del asesinato de los adolescentes israelíes, pudo haberse tratado 
de un asunto criminal, de “delincuencia común”, sin embargo, Israel lo 
politizó culpando a Hamas y, de paso transfirió responsabilidad política
 a Al-Fatah por haber pactado la unidad con el movimiento de resistencia
 islámica. 
Ha sido el pretexto para impedir la unidad de las dos 
facciones palestinas más importantes, de manera de invalidar la 
existencia de un interlocutor para una solución pacífica de la cuestión,
 y para encender la tensión y así poder ejecutar otra masacre que 
contribuya a la consolidación de su proyecto de exterminio de los 
palestinos.
 Lo que Israel recibe a cambio de parte del “mundo democrático y 
civilizado”, ese que levanta la ficción de una “comunidad 
internacional”, es el apoyo incondicional de EEUU, el silencio político 
de la UE, que por otro lado le otorga el lugar de socio comercial 
privilegiado, además de ser promovido por el actual discurso 
científico-técnico-económico-gestional como un país modelo en términos 
de innovación. ¿Por qué ocurre esto con Israel? 
A la Alemania del Tercer
 Reich la boicoteó todo el mundo (salvo el gobierno británico de 
Palestina, asesorado por la Agencia Judía, que como representante del 
movimiento sionista en el país, tenía atribuciones de co-gobierno por 
disposición del artículo 4 del documento del mandato –valga esto como 
dato para pensar la relación que existió entre el proyecto sionista en 
Palestina y el intento de exterminio de los judíos en Europa). 
También a
 la Sudáfrica del Apartheid se le aisló y presionó internacionalmente 
para que terminara con su régimen de segregación. Sin embargo, Israel a 
vistas de todo el mundo tiene montado un Apartheid en Palestina, y lleva
 a cabo sistemáticas masacres que forman parte de un solo proyecto de 
exterminio, y las condenas son solo declaraciones de intenciones pero no
 se ejerce sobre este Estado criminal ninguna presión efectiva. 
Contrástese esta situación con la de Cuba, país que está sometido a un 
bloqueo económico y aislamiento internacional impulsado por EEUU, con el
 solo motivo de impedir que un sistema productivo diferente del 
capitalismo pueda instalarse tranquilamente en algún lugar del mundo, 
bloqueo que es asumido por gran parte de la llamada comunidad 
internacional. 
Esto debe hacernos pensar. ¿A quién le hace daño Cuba 
como para estar sometida a un bloqueo y aislamiento tal, y para que 
todos los años se promueva en su contra en ONU una condena por violación
 a los DDHH? ¿Por qué no se impulsa cada año una condena similar en 
contra de Israel? 
Y ¿Por qué no se impulsa un asilamiento mundial 
efectivo en contra de Israel, practicado por los gobiernos, como ocurre 
–injusta e injustificadamente- con Cuba?
 Si queremos un mundo libre de todo este tipo de injusticias, es hora de
 tomar en serio la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel 
(BDS), a la que han llamado los palestinos en 2005, y a la que en 2006 
vino a sumarse la campaña de Boicot Cultural y Académico (PACBI). 
El 
Boicot al que llaman estas campañas, que han crecido internacionalmente y
 a las que se han sumado partes importantes de la sociedad civil de 
muchos países e importantes figuras intelectuales, es por el momento el 
único modo de presión existente hacia Israel por su práctica de 
Apartheid, y es también un gesto de apoyo político y moral hacia los 
palestinos que viven bajo permanente amenaza de exterminio. 
El 
planteamiento central de la campaña es el NO a la normalización, es 
decir, comprender y dimensionar seriamente que, Israel es un Estado que 
practica Apartheid e intento de exterminio de una población, por lo que 
no se deben tener relaciones “normales” con este Estado. Tenerlas, 
significaría ser cómplices del Apartheid y el exterminio.
 En 2010, a propósito del asalto pirata de los israelíes a la flotilla 
de la libertad, que llevaba ayuda humanitaria a la Gaza sitiada, el 
filósofo italiano Giorgio Agamben parafraseaba a Paul Celan, quien 
pensando en el exterminio nazi escribía: “La muerte es un maestro venido
 de Alemania”, cambiando solamente Alemania por Israel, con lo que 
afirmaba: “La muerte es un maestro venido de Israel”. Y eso, porque “los
 soldados (…) –decía- han actuado como guardianes del Lager3 en que Israel ha transformado a Palestina”4.
 Notas
 1- Khalidi, Walid. “Plan Dalet: Master Plan for the Conquest of 
Palestine”, Journal of Palestine Studies, Vol. 18, No. 1; Pappé, Ilan. 
La limpieza étnica de Palestina. Barcelona: Crítica, 2008.
 2- Masalha, Nur. La expulsión de los palestinos: el 
concepto de “transferencia” en el pensamiento político sionista 
1882-1948. Buenos Aires: Editorial Canaán, 2008.
 3- Campo de concentración
 4- Agamben, Giorgio. “Fuga de Muerte”. En Il Manifesto, 2 
de junio de 2010. Versión española en Revista Hoja de Ruta, N°33, Julio 
de 2010 (www.hojaderuta.org). Traducción de Kamal Cumsille
    
Fuente: Kamal Cumsille Marzouka, para Palestinalibre.org/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com