Finalizado el XII Congreso del PCPV-PCE, en el que debatimos sobre nuestras propuestas y nuestros planteamientos políticos, y tras elegir una nueva dirección para el próximo periodo que complementa juventud, renovación y experiencia, permíteme dirigirte estas breves líneas para desearte buen trabajo en el tiempo tan duro que estamos atravesando.
Pasado el Congreso, que finaliza con una inquebrantable voluntad de unidad, son muchas las tareas que tenemos por delante, y tenemos la obligación histórica de afrontarlas con generosidad, dedicación, honestidad y audacia. 
Muchas son las dificultades que habrá que sortear y muchos son los intereses de las clases dominantes para que no se alce sobre sus pies el Partido Comunista.
Por ello, es el momento de ponernos manos a la obra en la necesaria tarea de reconstruir el Partido Comunista y de volver a hacer de éste una poderosa herramienta para la clase obrera del País Valenciano. Fortalecer la unidad en el Partido y apostar por la acción común en la calle y en Esquerra Unida, nos permitirá, por un lado recuperar el músculo que una vez tuvo este Partido, y por otro hacer de EUPV una alternativa política hegemónica entre la izquierda y con vocación de vencer.
Como sabéis, esta semana se cumplieron tres años de la muerte de Marcelino Camacho. En unos tiempos en los que es común ver a políticos y sindicalistas cambiar de discurso con la misma rapidez con la que cambian de chaqueta o de zapatos, reivindicar la figura de aquellos hombres y mujeres comprometidos que vivieron las épocas más convulsas de nuestra Historia – muchos de los cuales siguen entre nosotros -, no es un ejercicio de nostalgia, sino de construcción de un futuro en el que es necesaria una Revolución en la forma de entender la política, el sindicalismo y las relaciones sociales.
Eso fue lo que durante el XII Congreso del Partido Comunista del País Valenciano reivindicamos los pasados 25, 26 y 27 de octubre, la política del ejemplo y la honestidad para la construcción de una sociedad nueva. No se puede hablar de honradez sin ser honrados, no se puede hablar de compromiso sin comprometerse, no se puede hablar de democracia sin ser demócrata y no se puede hablar de Revolución sin ser revolucionario.
En estos tiempos oscuros y terribles en los que el miedo paraliza a buena parte de los trabajadores y las clases populares, que no ven salida ante una situación crítica y en la que no abundan los referentes, sólo las ideas guiadas por el ejemplo conseguirán organizar de nuevo a los trabajadores en los sindicatos y los partidos de clase, y esa debe ser una de las tareas fundamentales del Partido Comunista en este nuevo periodo.
Marcelino era comunista y obrero, y nunca dejó de serlo. Nunca perdió la perspectiva de quien fue ni olvidó la clase a la que pertenecía. Él ya no está entre nosotros. Ya no nos cruzaremos más con su mirada preclara y honesta, ni le veremos del brazo de la sonrisa increíble y comprometida de Josefina. Pero su ejemplo y el de otros muchos no es memoria muerta, sino la semilla que nos dará la vida, los brotes rojos del movimiento obrero. El futuro para el que los y las comunistas del País Valenciano, unidos y dispuestos, nos conjuramos este mes de Octubre.

Fuente: La República.Es/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com