Encuentro Comunista de Canarias
(Joaquín Sagaseta , Miguel Ángel Pérez, José Montenegro, Javier Doreste,  Pedro Díaz, Mª Del Carmen Pita, Arturo Borges, Concepción Marrero,  Miguel Ángel Redondo, Tomás Fleitas)
  
 
 La crisis que estremece desde los pies  hasta la cabeza el sistema capitalista sorprendió al movimiento obrero, y  al campo progresista europeo en su conjunto –sin perjuicio de las  excepciones- profundamente desarmado, lamiéndose las heridas abiertas  por los golpes demoledores sufridos en las postrimerías del siglo XX. En  aquella ocasión se rompió algo determinante para sostener la tensión en  el ánimo de lucha democrática: el socialismo como ideal realizable. Se  ha pagado un alto precio por ello. Pero pasó el tiempo en que las  campanas doblaban por el socialismo. Lo que está viniendo, para no  marcharse, es la convicción del socialismo como ideal necesario. Entre el repique por difuntos y el sepelio se cruzó un gato negro La crisis ha quebrado, sin remedio, el ideal capitalista y la hegemonía de sus códigos. La contradicción capital-trabajo ha recuperado la centralidad que objetivamente le corresponde.
 Es la agudización brutal de las  contradicciones lo que permite a las masas obreras y populares aprender  en días, semanas, o meses, lo que en circunstancias “normales” tardarían  años o decenios. No en vano se derrumban logros sociales y  democráticos, los más sentidos, que hasta hace muy poco se consideraban  intangibles.
 Se apodera del sentir popular un estado  de angustiosa incertidumbre en el presente y en el porvenir inmediato.  Pero a la vez, como el anverso y el reverso de la misma cosa, se rompen  también las cadenas paralizantes. La crisis exhibe al rey desnudo, el  sistema pierde todo su poder de seducción. Amplios sectores de la  población se abren ahora decididamente a la política.
 No existe esfera de la vida social donde  no se reproduzcan los conflictos, con la singularidad que estos  -movimiento obrero y sindical, movimientos sociales, luchas  reivindicativas sectoriales…- se libran en un escenario que los eleva de  su esfera particular y los asocia rápidamente a valores políticos  esenciales: la contradicción entre el interés social y el de las  minorías enriquecidas, entre lo público y lo privado, en la asistencia  médica, en la educación, en los servicios sociales, en la fiscalidad, en  el crédito, en la vivienda, en la inversión y en las  privatizaciones…entre los valores del capitalismo y los del socialismo,  entre el liberalismo y la democracia avanzada, entre el gran capital y  las políticas contra el poder de la oligarquía financiera y su tejido  especulativo, contra el gran capital monopolista y el imperialismo .
 Campos, hasta hace bien poco  desertizados se ofrecen en nuestro días fecundos a la resistencia y a  las alternativas progresistas.
 La crisis del capitalismo está  desplomando a las formaciones políticas, y a las concepciones, que le  abrigaban por su izquierda. La socialdemocracia de derecha al tiempo que  corta la rama sobre la que está sentada, se anda tomando partido entre  fracciones del bloque dominante, como quien pide a Lucifer que le eche  una mano contra las andanzas de Satanás. Entra en barrena el  sindicalismo que había rendido sus armas y se reactivan las posiciones  de clase. Retrocede igualmente ese apoliticismo que a menudo se  expresaba confrontándose con el filo político de los movimientos  progresistas.
 Lo que en verdad importa es que las  grandes fuerzas que todo ello libera tengan la correspondiente  recepción, puedan identificarse con una concreta referencia que las  encause y las transforme en fuerza política. O sucede eso, o la caldera  aliviara la presión ya sea por pistones de rebeldías estériles que se  limitan a la negación; ya sea enfriando la tensión en una atmósfera de  impotencia, desorientación y fatalismo. Y eso es agua para el molino de  la derecha. No puede ocurrir de otra manera. La dialéctica de las  contradicciones que mueven la historia social no resuelve las  transiciones con el determinismo que lo hace el movimiento dialéctico en  la naturaleza, aquellas se dilucidan, en último término, en el ámbito político.
 Lo decisivo entonces es la construcción  del bloque progresista para el que las condiciones económico-sociales e  ideológicas han madurado como nunca antes. La realidad política, sin embargo, no se ha puesto a su altura, en gran medida es por esto por lo que una hegemonía se va y la otra no termina de imponerse
 En la articulación de las tendencias de  la democracia avanzada, ninguno de sus segmentos debe pasar por alto que  ese bloque de progreso va mucho más lejos del radio de influencia de  cada una de sus partes por separado. Pensar de otra manera es desvariar y  actuar de otro modo, aparte de una irresponsabilidad, es sencillamente  grotesco. No es solo que cualquiera debe trabajar considerando esa  amplitud, sino que, de no hacerlo así, se expone a que la propia  amplitud, justamente por eso, prescinda de él.
 Para avanzaren la línea unitaria de masas, por arriba y por abajo, hay que erradicar definitivamente ese espíritu de grupo,  secuela de los periodos de retirada y estancamiento, que reduce la  realidad, sus contradicciones y prioridades a la escala de la  insignificancia del grupo; nadie puede confundir lo que se crea de si  mismo con la consideración que de el tengan los demás. Para entrar  decididamente en la línea de masas debemos rehuir el debate frívolo  cuando no morboso a nivel de círculos, el afán gratuito por  distinguirse,
 Es tarea de todo ese bloque de progreso,  que existe fraccionado en la realidad socio-política, buscar con  audacia el enlace, hacerlo sin tomar como determinante donde se estuvo  ayer, ni las vacilaciones de hoy. Lo esencial –aunque no lo único-es la  tendencia, el momento histórico que remueve todo. De no proceder así, de  no actuar históricamente, sólo cabe esperar el aislamiento, la esterilidad y el sectarismo.
 En el actual escenario los tiempos ni  los decidimos nosotros ni se establecen necesariamente conforme a  nuestros deseos. Hay calendarios para la movilización que pese a esta o  aquella reserva , ya venga dada por algunos de sus contenidos, ya sea  por las justificadas desconfianzas que inspiren sus promotores mas  señalados, no podemos ignorar. Su trascendencia político-social, lo  determina la objetividad y no disminuirá su significado por la  indiferencia de unos. Mas bien la indiferencia diminuirá a los  indiferentes. Colocarse al margen es apartarse del movimiento en su  conjunto.
 Es el caso de la convocatoria europea de  movilizaciones para el próximo día veintinueve de septiembre, animada  por el grueso del movimiento sindical del Continente: contra la Europa  de la austeridad, la liquidación de derechos y la exclusión social. La  importancia de está movilización, a nuestro juicio, no reside tanto en  que pueda ser un paso adelante en la necesaria articulación sindical y  de la clase en el marco de poder europeo, lo que por sí sería de  inestimable valor, sino en que el contexto histórico que la enmarca y la  impregna desborda inevitablementelas fronteras de la lucha puramente  económica de la clase, para concernir a capas muy amplias de la  población y entrar de lleno en el corazón de la contradicción del  sistema.
 En la jornada del veintinueve de  septiembre se condensa el punto de ruptura que hoy está en primer plano:  o avances decisivos en el estado democrático y social de derecho, o  retrocesos reaccionarios y barbarie “liberal”. Será, obligatoriamente,  un episodio, fracasado o triunfante, en este antagonismo, el central del  momento. Algunos se pueden desentender de ello, de suyo que la reacción derechista no.
 La barbarie “liberal” no afecta sólo a  los derechos laborales y de protección social por mucho que éstos,  amenazados en todas sus vertientes -cuando no ya derogados- se  encuentren en el eje del conflicto. La amenaza se aprecia como global porque es global,  y de ello ya se ha hablado mucho: es también la catástrofe  medioambiental que pone en riesgo la vida en el planeta, el poder de los  oligopolios del petróleo y el secuestro de las energías limpias, es la  crisis alimentaria y la dependencia agrícola, es la agudización brusca  de las desigualdades, la concentración de la riqueza, la generalización  de la marginalidad, son millones de jóvenes, trabajadores, estudiantes,  desempleados, que apenas comienzan la vida y ya les han quebrado las  esperanzas, son los trabajadores autónomos asalariados de hecho sin  derechos, empobrecidos o arruinados…
 La fusta de la sinrazón capitalista no  se va a detener en reparos ante las libertades políticas y civiles, ante  los avances en la igualdad de géneros ni ante cualquier otro progreso  emancipatorio.
 No hay factor, a escala mundial que cause más infelicidad, calamidades y muerte que el despotismo del capital y su mercado.
 Ladesesperación ante una crisis que  ahoga el sistema y para la que no se encuentra solución, ha destapado la  Caja de Pandora y haciendo que remonten el vuelo las fuerzas más  tenebrosas del capitalismo. Están cobrando inusitada fuerza las  tendencias ultra reaccionarias del mundo del capital que, como tantas  veces en la historia, no encuentran otra salida que la guerra. Se  espesan en los horizontes nubes grises que barruntan descargar con  nuevas y más violentas lluvias de fuego, sin descartar la agresión  termonuclear.
 El 29 de septiembre tenemos una cita  particularmente relevante de la contradicción que preside un momento  histórico. Si logramos que se adhiera el gran campo de contestación al  sistema que crece en los más variados ambientes de la vida social  habremos dado un paso notable para la definitiva articulación del bloque  de progreso que demanda la encrucijada histórica que nos toca  enfrentar. Es, en todo caso, una cita a la que no se puede faltar.
 No se trata de voluntarismo gratuito. La  propia lógica del capital ha llevado al sistema a una metástasis que,  de manera creciente, se refleja en las conciencias unificando las  contradicciones en el rechazo al sistema mismo y, por añadidura, propiciando la convergencia y la sincronización de los diferentes conflictos y sus movimientos de respuesta democrática.
 Eso es lo que debemos y podemos hacer,  con mayor razón desde Canarias donde gobiernos engangrenados,  entregados a lo más descompuesto y corrupto de la sociedad, con lo que  está fundidos, nos han arrastrado al extremo de la devastación social,  la decadencia y la degradación política.
Fuente: prccanarias/PrensaPopularComunista
http://prensapopular-comunistascanarias