Las maniobras militares que se están llevando a cabo en Puerto Rico, disfrazadas de "ensayo de una misión humanitaria de rescate ante un hipotético desastre natural", tienen un propósito muy específico. Se trata de un simulacro de control del País por los militares en caso de una insurrección política y social de parte del pueblo trabajador en Puerto Rico.
Cuando se habla de una insurrección en Puerto Rico, ¿se está
fantaseando? ¿O se está anticipando realistamente las consecuencias
sociales y políiticas del derrumbe final del aparato colonial?
Los procesos revolucionarios no revientan de la noche a la mañana.
Casi imperceptiblemente, el deterioro de las condiciones sociales
avanza lentamente. Nos quejamos, hablamos pestes de los políticos, pero
seguimos con nuestra lucha diaria por llevar el pan a nuestras mesas,
por educar a los muchachos, por pagar la hipoteca, y en general, por
mantener las narices fuera del agua y no ahogarnos en unas condicones
que cada vez son más adversas. Se brega.
Pero llegará el día en que la cosa no aguante más. El gobierno no
tendrá con qué pagarle a los bonistas de Wall Street, y se congelará el
crédito. Los exportadores de arroz, de pollo, de medicinas, de
combustible, de piezas para los autos, en fin, de todos los artículos
necesarios para sobrevivir paralizarán los envíos a Puerto Rico. No más
fiao. Dinero alante. Se vaciarán las tablillas de los colmados. Se
apagará el País, se detendrá el sistema de acueductos, no habrá
medicinas.
Se puede pensar que el pueblo se va a echar a llorar dócilmente, y
a esperar que los americanos vengan a socorrernos. Pero nosotros
pensamos diferente. Pensamos que, guiados por la clase trabajadora, las
masas laboriosas de este País se van a lanzar a la calle a pedirle
cuentas a los mequetrefes de todos los partidos políticos que han
estado viviendo como príncipes, mientras que a los que trabajamos y
mantenemos esta sociedad a flote nos arropa la mierda. Los jerarcas de
Washington, DC, y de Wall Street, piensan igualmente que nosotros. Por
esa razón ensayan su ocupación militar con la que pretenderán sofocar
la rebelión de los puertorriqueños.