Ahora estamos viendo al “otro” Almagro, el que se ha convertido lamentablemente en la cabeza diplomática y política del golpismo que desde hace mucho más de cuatro años azota a Venezuela. |
Carta abierta de Stella Calloni al secretario general de la OEA, Luis Almagro
Por Stella Calloni
Soy simplemente una mujer de América Latina, periodista, escritora, y como tal lo conocí a Ud. cuando era canciller del presidente José “Pepe” Mujica en Uruguay. No espero que lo recuerde.
¡Qué distintos aquellos momentos a lo que hoy estamos viviendo! Ahora Ud. es secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo que aún sigue siendo una especie de Ministerio de Colonias. Y en estos momentos parece serlo más que nunca, aunque no todos nuestros países son manejables como en otros tiempos.
Por eso, frente a lo que está viviendo nuestra región, y en estas horas Venezuela, cuyo pueblo acaba de demostrar la verdad que ocultan los monopolios mediáticos votando masivamente a los representantes populares para las Asamblea Constituyente, decidí escribirle esta carta. También ante la impotencia por la impunidad con que se está intentando destruir el proyecto más avanzado de integración emancipatoria que habíamos logrado. Esa gran esperanza de la unidad de Nuestra América que tanto nos ha costado: un genocidio en el siglo XX, golpes de Estado, invasiones, saqueo y la dependencia eterna de la potencia imperial que nos ha declarado su “patio trasero”.
En este siglo XXI estábamos dando pasos gigantescos en el intento de recuperar nuestra independencia definitiva, castrada a fines del siglo XIX por la expansión imperial, “el Destino Manifiesto”, la doctrina Monroe, todos documentos coloniales que siguen siendo básicos en los proyectos actuales de Estados Unidos contra nosotros. Los siempre sumisos socios o aliados por intereses de todos los Gobiernos estadounidenses, las derechas locales, acompañaron las dictaduras militares en el continente y ahora siguen siendo el mismo batallón perdido del imperio.
Habíamos logrado un avance extraordinario, nuestra voz sonaba alta y usted lo sabe. Teníamos la posibilidad, por primera vez, de conformar unitariamente un bloque, no para dominar y atacar a nadie, sino para defendernos juntos; declararnos finalmente libres de toda dependencia y manejar nuestros grandes recursos en favor de nuestros castigados pueblos. También significaba el rescate de identidades y culturas ocultadas por la sobrevivencia colonial en nuestra vida cotidiana.
Estados Unidos, ante sus fracasos en lo actuado contra el Gobierno y el pueblo venezolano con las estrategias y tácticas de la guerra contrainsurgente en sus nuevos diseños, decidió golpear primero y al mismo tiempo a los tres países claves en el diseño de la integración: Venezuela, Argentina y Brasil.