Por: Tulio Monsalve
Viernes, 27 de noviembre de 2009
Yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas. ...
Antonio Machado
Coexisten en nuestra memoria temas que pareciera que el colectivo se empeña en ocultar. Programas con los que algunos políticos no se quieren enfrentar. Prefieren evitarlos, cómo la demarcación territorial de las etnias indígenas en Venezuela. Decidir sobre el tema es rasguñar sin duda alguna los intereses de los antiguos dueños de este país.
Romper con la armazón de la Republica que celosamente diseñaron los primeros “cacaos” del país y con quienes se repartió la tierra el cacique Paéz. Todo un heroico personaje de la historia devenido en poderoso terrateniente.
A pesar de lo cual en el ethos nacional sigue teniendo como sueño inextinguible en una parte de nuestra población. Intriga que todos reconocen, pero nadie defiende con entereza. Querella de sueños, herida mal curada en el cuerpo de nuestros pueblos mas ancestrales. Que nadie enfrenta, de hacerlo, seguro rozará con poderosos señores de la tierra mal ganada en lances y hurtadillas de tribunales, notarias y registros adonde la ley se va por el escurridero al son de lo imponga la Banca.
Campaña admirable en la que andan cómo huérfanos, arrastrando sus reliquias antropológicas, notablemente mas antiguas que nuestra nacionalidad. Asunto que por inmoral da pena. Eso si, es llama que va ser difícil de apagar. Con su tesón y firmeza han de topar.
¿Intento de redimirlos?, Bolívar: 1820, decreta: "Todas las tierras reservadas en propiedad a los indios deberán ser devueltas a ellos como legítimos dueños que son de éstas"; 1821: "La restauración a los indios del goce de todas las tierras reservadas a las cuales tienen derecho. Ni en ese momento ni después fue resuelto el atropello. Todo lo contrario desde allí, cada nueva Constitución no hacia sino depauperar mas su animo e intentar escamotear sus ancestrales e indiscutibles derechos.
El colmo de los desafueros constitucionales contra ellos se revela en la Constitución del “Ilustre Americano” Guzman Blanco, en ese documento se les declara casi menores de edad y se les somete a infame tutelaje del Estado y condena a tierras con linderos mal definidos y de muy comprometida calidad para soportar ni siquiera cultivos de subsistencia.
El salto es grande y tendrán que esperar 190 años para recibir apoyo en la Constitución de 1999.
Sin embargo, desde la fecha es poco lo alcanzado. No cuentan con autonomía ni leyes que los protejan, de los terrófago que hoy los asesinan, como en Perija y Machiques. Atrocidad que se complementa con otros asaltos anteriores cuando fueron asediados y violados por grandes hacendados de Guayana y nada que decir del exterminio y control, social y hasta sexual a que los sometieron los religiosos de las llamadas “Nuevas tribus”.
El tema de los territorios indígenas, es sin duda roncha, verruga fosilizada en los textos de nuestra historia. Por que de nuestros historiadores se puede esperar cualquier telenovela y fabula de contenido ideológico con fines asociados a la animación de golpes de estado. Pero temas de esta índole es poco de lo cual, muchos de ellos, nos quieren ilustrar.
El asunto de la demarcación de los territorios ocupados por etnias precolombinas es tema borrado a la hora de explicar nuestro “proceso de socialización de Venezuela ”. Allí la propiedad de la tierra indígena se desvaneció. Ganaron la batalla los latifundistas y sus conexiones con los partidos políticos que les servían a sus mal tramados e inenarrables intereses.
Fuente: PrensaPopularSolidaria http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/ Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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