miércoles, 2 de enero de 2008

DECLARACIÓN CONJUNTA DE LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS CON LOS PUEBLOS DE LÍBANO Y PALESTINA

Declaración conjunta: Solidaridad con los pueblos de Líbano y Palestina
Declaración conjunta de partidos comunistas y obreros*


Condenamos vigorosamente todas las acciones agresivas del ejército israelí en Gaza y Líbano con consecuencias trágicas para la vida de los pueblos de Palestina, Líbano e Israel, y también para los pueblos de otros países.

Rechazamos y condenamos los actos delictivos y las amenazas que han llevado a cabo los Estados Unidos y el gobierno israelí contra Siria e Irán y contra otros países de la región. Estas amenazas revelan que la fuerza agresiva y expansiva verdadera en la región es Israel.

Protestamos con energía contra la política de los Estados Unidos que respalda la agresividad israelí. Rechazamos la hipocresía demostrada por los líderes G8 y la política de la "equidistancia" que postulan ciertas fuerzas.

Nos preocupa en alto grado la situación que amenaza con extender la crisis en lo general a todo el Oriente Medio, con desatar una nueva guerra civil y desembocar en una intervención imperialista masiva en Líbano bajo el pretexto "de tomar las medidas para edificar de la paz".

Los bombardeos contra Líbano son la continuación de otras acciones, la ofensiva feroz en la franja de Gaza, el secuestro de figuras políticas palestinas, la tentativa de eliminar a la Autoridad Nacional Palestina, de destruir la infraestructura y de hundir a la sociedad palestina en un estado de caos.

Las incursiones militares en Gaza y Líbano constituyen nuevos pasos en la política intervensionista que los Estados Unidos y la OTAN han denominado "la Iniciativa para el Gran Oriente Medio”, que se endereza contra los derechos legítimos de los pueblos, de la resistencia popular, y de las fuerzas partidarias de la paz y el progreso.

El gobierno de Israel, la única potencia militar atómica en la región, ha demostrado su desprecio a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, viola sus acuerdos con la Organización de Liberación Palestina, mina los compromisos con las organizaciones palestinas sobre la creación de un Estado Palestino Independiente al lado de Israel, y rechaza las ofertas de alto al fuego. Viola asimismo la Cuarta Convención de Ginebra, tratado internacional con fuerza de ley que prohíbe las represalias colectivas contra los pueblos, los asesinatos "selectivos" y la destrucción de la infraestructura de un territorio ocupado.

Llamamos a todas las fuerzas amantes de la paz en el mundo a expresar su solidaridad con los pueblos palestino y libanés, con las fuerzas progresistas que luchan por la paz en Israel y a intensificar la lucha por una solución política basada en:

-----El cese inmediato de los ataques y el retiro del ejército israelí.

-----El respeto de los principios de la soberanía nacional y de la integridad territorial contra cualquier intervención imperialista bajo cualquier pretexto.

-----La liberación inmediata de los presos políticos.

-----El desmantelamiento total de los asentamientos y el retiro del ejército israelí de los territorios ocupados en 1967,

-----La creación de un Estado Palestino (Franja de Gaza y Cisjordania) con su capital en Jerusalén oriental, al lado del Estado de Israel.

-----La solución de la cuestión de los refugiados.

-----El retorno de todos los refugiados palestinos sobre la base de la resolución 194 de la Asamblea General y otros acuerdos de la ONU sobre el particular.

Sólo el retiro de los soldados israelíes de Gaza y de Líbano y el establecimiento de una paz viable y justa pondrá fin a la matanza y garantizará la seguridad de todos los pueblos del Oriente Medio.

20 de julio de 2006

The parties: Communist Party of Albania
Algerian Party for Democracy and Socialism
Communist Party of Argentina
Communist Party of Australia
Communist Party of Bangladesh
Communist Party of Belarus
Workers' Party of Belgium
Communist Party of Brazil
Communist Party of Britain
New Communist Party of Britain
Workers' Communist Party of Bosnia and Herzegovina
Communist Party of Bulgaria
Party of Bulgarian Communists
(former Bulgarian Communist Party “Georgi Dimitrov”)
Communist Party of Canada
Communist Party of Chile
Communist Party of Cuba
Communist Party of Bohemia & Moravia
AKEL, Cyprus
Communist Party in Denmark
Communist Party of Denmark
Communist Party of Equador
Communist Party of Egypt
Communist Party of Estonia
Communist Party of Finland
Communist Party of Macedonia
Unified Communist Party of Georgia
German Communist Party
Communist Party of Greece
Hungarian Communist Workers' Party
Communist Party of India
Tudeh Party of Iran
Communist Party of Ireland
Workers’ Party of Ireland
Communist Party of Israel
Party of the Italian Communists
Jordanian Communist Party
Socialist Party of Latvia
Lebanese Communist Party
Socialist Party of Lithuania
Communist Party of Luxembourg
Communist Party of Malta
Party of the Communists, Mexico
Popular Socialist Party of Mexico
New Communist Party of the Netherlands
Communist Party of Norway
Palestinian People’s Party
Party of the People of Panama
Paraguayan Communist Party
Peruan Communist Party
Phillipine Communist Party (PKP-1930)
Communist Party of Poland
Portuguese Communist Party
Communist Party of Romania
Socialist Alliance Party, Romania
Communist Party of the Russian Federation
Communist Party of the Soviet Union
Russian Communist Working Party –
Russian Party of Communists
New Communist Party of Yugoslavia
Communist Party of Slovakia
South African Communist Party
Communist Party of the Peoples of Spain
Communist Party of Spain
Sudanese Communist Party
Communist Party of Sweden
Syrian Communist Party
Syrian Communist Party
Communist Party of Turkey
The Party of Labour, EMEP, Turkey
Communist Party of the Ukraine
Union of Communists of Ukraine
Communist Party, USA
Communist Party of Venezuela
Party of Popular Vanguard of Costa Rica
Peoples Liberation Front in Sri Lanka (JVP)
Communist Party, Sweden

Fuente: Prensa Popular Comunistas Miranda
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Correo: pcvmirasndasrp@gmail.com

LA LUCHA DE CLASES ESTÁ VIGENTE Y LA HISTORIA NO TIENE FIN

Por: Rodrigo Esparta/Faustino Rodríguez Bauza

La contradicción  fundamental que rige la lucha de clases en esta  etapa que vive la Humanidad es la que se presenta entre la Clase Obrera --que representa el trabajo, la base  de la creación de riquezas, de creación de productos materiales, científicos e intelectuales  para satisfacer las necesidades humanas--- y el capital, que representa la propiedad de los medios de producción y financiamiento, que al mismo tiempo constituyen el componente que se apropia de lo producido, de los productos elaborados por los trabajadores.
A través de esa relación de propiedad el factor propietario, el capital, los capitalistas que constituyen  su componente humano, se apodera de los productos fabricados por la clase obrera, para administrar su mercadeo, en cuya operación  aprovecha de extraer el costo de  los insumos usados en la producción: (materiales, financiamiento de aplicación de procesos  tecno-científicos o pago de derechos de usos de ellos, depreciaciones de maquinarias e instrumentos de producción,  mano de obra, y gastos necesarios para producir y vender y otros gastos en general), pero, además, aprovecha para ubicar en el precio del producto un componente monetario que supera a todos los costos de lo producido   señalados antes , que constituye una plusvalía, la cual representa la explotación a que es sometida la fuerza de trabajo.
La apropiación del producto del trabajo de los obreros, de los técnicos y los componentes del personal que se encarga de la producción es la base del enriquecimiento de los propietarios de los medios de producción, quienes se hacen continuamente más ricos, mientras que a  los trabajadores sus condiciones de vida se le hacen cada vez más difíciles como consecuencia de la explotación. 
No pueden los trabajadores estar contentos con esta situación. Se hacen conscientes de ello y por consiguiente luchan para salir de tal situación. Por su parte los propietarios de los medios de producción hacen todo lo que está a su alcance para mantener la situación de explotación igual. Eso es lo que se llama la lucha de clases.
Es la situación que se presenta en el capitalismo en el cual los componentes del primer grupo en conjunto  --los propietarios de los medios de producción--constituyen la burguesía, mientras que los trabajadores, en su conjunto, constituyen la Clase Obrera. Por consiguiente, la lucha de clases, en la  sociedad capitalista, básicamente es entre la burguesía y la Clase Obrera.
La burguesía se apoya en todas las instituciones creadas para la defensa de su posición de dominio, fundamentalmente el Estado, el cual controla  a través del dominio de los gobiernos. Entre las  instituciones  usadas para el dominio del poder están los Partidos burgueses, que son un instrumento de la burguesía para exponer sus ideas, nuclear a su alrededor otras instituciones, y mantener su dominio sobre los gobiernos y el Estado, en el proceso de la lucha de clases desde el punto de vista politico.
La Clase Obrera, a medida que se hace más consciente, que comprende lo que constituye el sistema capitalista, sistema que además de injusto es incapaz de cubrir para todos los componentes humanos de la sociedad  lo necesario para vivir, al tomar conciencia de la situación, la Clase Obrera emprende sus luchas, originalmente en relación a reivindicaciones en sus condiciones de trabajo, en cuanto a salarios y reivindicaciones de tipo fundamentalmente económicas. 
Las lucha emprendidas a la vez ayudan a la Clase Obrera  a buscar las causas reales de la situación, en cuyo proceso se hace consciente del problema central: el dominio del poder es el problema. Mientras la burguesía domine el poder la situación seguirá igual o empeorará, como ha ocurrido en el mundo en toda la etapa más reciente, cuando en todos los países capitalistas se han empeorado las condiciones de trabajo y de vida de la Clase Obrera.
Cuando la Clase Obrera, hecha ya consciente de la situación, de la necesidad del dominio del Poder y los gobiernos  para poder cambiar todo, emprende la lucha política, amplía su horizonte de luchas. Lucha por el Poder para poder hacer la Revolución que cambie la situación en cuanto a la propiedad de los medios de producción, que deben pasar al control de los trabajadores, mediante el control del Estado y del gobierno.
Esa es la lucha permanente que se da en la sociedad capitalista. Esa posición en cuanto a la propiedad de los  medios de producción y de  la apropiación de lo producido, y a través de ella la explotación constituye una contradicción. Como la propiedad de los medios de producción y la apropiación de lo producido es la relación fundamental en la sociedad capitalista, entonces la contradicción se constituye en la contradicción fundamental. Sobre esa contradicción fundamental se plantea la lucha de Clases.
Para el desarrollo de sus luchas los trabajadores en general cuentan con sus instituciones de defensa: los sindicatos. Pero estos abarcan solo la parte económica, y algunas otras reivindicaciones. Pero la fundamental, el control del Poder, es una contradicción que se refleja en lo político. Y para eso, para dirigir la lucha política de la Clase Obrera, se requiere también de un instrumento fundamental: un Partido Político, que en la lucha de clases, en su aspecto político, pueda dirigir la lucha de la Clase Obrera.
El Partido Político que hace los planteamientos, de carácter ideológico, político, reivindicativo en general, en la lucha de clases, a favor de los trabajadores, es el Partido Comunista. Los Partidos Comunistas en todos los países son los Partidos integrados por la Clase Obrera y que se rigen por los intereses de la Clase Obrera, en la lucha de clases. Por eso, en todo el mundo se tiene a los Partidos Comunistas como los Partidos de la Clase Obrera. En Venezuela el Partido de la Clase Obrera es el Partido Comunista de Venezuela.
En nuestro caso, en Venezuela, para una mejor conducción de la lucha de clases de la Clase Obrera, se requiere fortalecer al Partido Comunista de Venezuela, que es el Partido formado por los trabajadores, y donde cualquier integrante que no provenga de la propia Clase Obrera, está ideológicamente convencido de la necesidad de cambiar la sociedad, de que la Clase Obrera sea la conductora del Poder y del gobierno, y por consiguiente se integra a la lucha y es un integrante de la Clase Obrera.
Para la Burguesía, para el imperialismo dominante, reconocer que existe la Lucha de Clases, que la Lucha de Clases es un componente obligatorio mientras la sociedad esté dividida en clases, es de hecho el factor clave y base de su ideología y de sus luchas contra el proletrariado, para así ellos imponer y aplicar la idea de que detrás o después del dominio burgués no es posible otro tipo de sociedad y poder seguir gobernando y dominando el Estado y mantener la explotación.
Por eso inventaron lo del "Fin de la Historia" y la "desaparición de la Lucha de Clases", lo cual es imposible mientras exista el capitalismo. En el seno de la sociedad burguesa capitalista  ya están implantadas las condiciones para que, mediante la lucha de clases el proletariado cree las condiciones para la toma del Poder, y para la reorganización de la sociedad en la sociedad comunista con el socialismo como una etapa inicial en marcha al comunismo en un proceso histórico, porque la historia no desaparece y es un proceso ligado al transcurrir de la humanidad en todas las etapas por las que ha pasado y pasará.
Y ese argumento de que "se acabó la historia", es una falsedad. La Historia no tiene fin. Seguirá mientras exista la Humanidad, porque es, precisamente, la Historia, el reflejo de la existencia y la acción de la Humanidad. Por lo tanto, ni se eliminó la Lucha de Clases, ni llegamos al fin de la historia.

Fuente: Prensa Popular Comunistas Miranda
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Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

martes, 1 de enero de 2008

STALIN Y EL PARTIDO COMUNISTA RUSO HOY

martes, 21 de diciembre de 2010


Retrato de Stalin, por Pablo Picasso

Por:  G.A.Ziuganov




“… La composición del gobierno viene determinada y sus acciones controladas por las grandes corporaciones financieras. Todo el mundo sabe, que no hay ningún país capitalista donde se pueda formar gobierno contra la voluntad de los peces gordos, representantes de los grupos de presión económica: les basta con un poco de presión financiera y los ministros salen zumbando. Este es el control real de los bancos sobre los gobiernos, frente al control aparente de los parlamentos”. 

“Mientras están en campaña electoral los diputados juegan con los electores, les hacen carantoñas, les juran fidelidad, les hacen un montón de promesas… una vez que han pasado las elecciones y los candidatos ya son diputados, las relaciones cambian de raíz…Hasta la nueva convocatoria de elecciones, el diputado se siente completamente libre, independiente del pueblo, de sus electores. Se puede convertir en un tránsfuga, puede pasar del camino correcto al incorrecto, puede tomar parte en todo tipo de maquinaciones innecesarias, puede dar todas las volteretas que quiera, porque es independiente ¿Podemos considerar estas relaciones normales? En ningún caso camaradas .” 

En las anteriores palabras de Stalin se desnuda la esencia de la supuesta democracia capitalista, en la que la representación oculta la separación del poder del pueblo, la cesion de la responsabilidad politica de manos del soberano, el ciudadano, el productor, a manos de un diputado que durante una legislatura hace lo que quiere, es libre de venderse al mejor postor, un privilegiado que conforma una élite alejada de los intereses de los electores.

La prostitución de las democracias capitalistas es la cobertura perfecta para encubrir la dictadura del capital, que de una forma u otra siempre acaba imponiendo los intereses de los grandes magnates y corporaciones sobre los de los trabajadores.

El siguiente artículo, donde se citan las palabras de Stalin, escrito hace un año con motivo del 50 aniversario de la muerte de Stalin por G.A. Ziuganov, del Partido Comunista de la Federación Rusa, sirve perfectamente para ilustrar el significado del lider soviético para Rusia, las exRepúblicas Soviéticas y para los trabajadores de todo el mundo en el dia que se conmemora su nacimiento, 21 de diciembre de 1879.


Stalin. Este nombre está fuertemente unido a la historia de nuestro país
Un nombre que en gran medida representa en si mismo todo el siglo XX; el más dinámico, convulso, creador y destructivo de la historia de la humanidad. Un siglo durante el cual la civilización subió de golpe varios escalones. De la energía de vapor a la nuclear. De los rayos solares a los láser. Del transporte tirado por animales a los aviones supersónicos y las naves espaciales. De la primitiva carabina a la bomba de neutrones. Del correo a caballo a la televisión e Internet. Y al mismo tiempo, de las guerras donde morían decenas de miles de combatientes, a los conflictos mundiales, donde perdieron la vida millones de personas.

En el crisol del siglo XX, en sus continuos cambios y transformaciones, en sus crisis y despegues, en los cada vez más graves conflictos sociales y revoluciones, en las 2 guerras mundiales y la epopeya cósmica, se forjó el nuevo hombre, que ha entrado en el tercer milenio.

Y en todos estos asuntos, en todos estos giros de la historia, Stalin y su memoria han tenido un papel relevante.

La época de Stalin.

Con Stalin identificamos las más trágicas y grandes páginas de nuestra historia. La revolución y la ruina provocada por la guerra civil y la intervención imperialista. La presión del cerco capitalista y la amenaza constante de una nueva invasión. El combate a muerte con el fascismo, que se llevó por delante la vida de 27 millones de ciudadanos soviéticos y las inimaginables dificultades para levantar la economía. La posterior guerra fría y otras muchas cosas; todo esto dejó sin duda su huella en el destino y en la imagen de nuestro país, en el carácter de su pueblo. Sentó las bases de la firmeza y a menudo de la crueldad del aparato estatal, de sus variaciones en el terreno ideológico y político.

INTERVENCIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA GRIEGO_KKE AL SEMINARIO IDEOLÓGICO DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA_PCV

Intervención del KKE al Seminario Ideológico del PCV

D. Gontikas, Miembro del BP de CC de KKE

Queridos camaradas:

Primeramente, permítannos agradecer al PCV la invitación a participar en este seminario ideológico internacional. Saludamos a todos los camaradas que están aquí presentes representando partidos comunistas y movimientos revolucionarios.

Es una iniciativa importante ya que los acontecimientos en Améria Latina emocionan a amplios sectores de los trabajadores y la juventud. Además, vamos a enriquecer nuestra experiencia a través de las elaboraciones y la práctica del Partido Comunista de Venezuela, de los éxitos y los nuevos temas que se presentan en la marcha de los cambios antiimperialistas en Venezuela, la agudización de la lucha de clases y la lucha ideológica en lo que se refiere a la actualidad del socialismo.

Nuestro partido, inmediatamente después del derrumbe contrarrevolucionario del socialismo en Europa, formuló sus primeras ideas sobre las causas de la derrota y se ocupó más detalladamente de elaborar su programa que tiene como objetivo el socialismo. A la vez, seguimos estudiando esos temas, consideramos que es necesario que sean temas de estudio, de discusión y preocupación fundamentales entre los partidos comunistas y obreros. Consideramos que es una discusión que hace falta planificar y desarrollar más sistemáticamente.

El KKE considera que la contribución histórica del socialismo en el siglo XX constituye una gran herencia para el actual movimiento revolucionario y un legado para el futuro, y siendo así debemos defenderla.

El cambio en la correlación de fuerzas a nivel internacional no modifica el carácter de nuestra época, que es la época de transición del capitalismo al socialismo. Esta convicción nuestra se basa en la teoría leninista del imperialismo que se reconfirma de manera multifacética, en su naturaleza como el nivel superior y final del capitalismo. Además, tomamos en cuenta la experiencia de la práctica diaria que reconfirma sus características típicas, el desarrollo desigual, la agudización de las contradicciones y los antagonismos interimperialistas, las guerras y las intervenciones imperialistas. Se demuestra a través de la agudización de todas las contradicciones dentro del sistema imperialista, de la agudización de todos los problemas de los trabajadores en el mundo capitalista.

Se basa en los propios acontecimientos, en los éxitos de la Cuba socialista y en los pasos sociales que se dan en Venezuela que demuestran que no puede haber medidas a favor de los trabajadores sin rupturas profundas, pero también en los fracasos del movimiento que en realidad tienen que ver con ignorar las leyes de la lucha de clases.

Sobre estos elementos y el rechazo masivo de las reestructuraciones capitalistas, primeramente en países latinoamericanos y ahora también europeos, se fundamenta la posibilidad objetiva de romper la cadena imperialista y realizar victoriosamente la revolución socialista. Defendiendo el leninismo, defendemos la credibilidad de nuestro proyecto y nuestra perspectiva revolucionarios.

En el marco de estas perspectivas, contamos con el hecho de que amplias fuerzas obreras y populares tienen que madurar y prepararse, contamos con la correlación de fuerzas y, a la vez, valoramos que no hay otro camino para cambiar la correlación de fuerzas, para cerrar filas y aumentar la lucha de clases sino a través de la lucha contínua contra los monopolios y el imperialismo.

La posibilidad que existe hoy en día a raíz de las contradicciones complejas y crecientes que enciende el imperialismo, de que fuerzas más amplias cierren filas en la lucha antiimperialista se conecta más orgánicamente con la perspectiva de derrumbar el capitalismo. La tendencia de la lucha de clases se dirige cada vez más hacia la solución de esta contradicción. El papel de la clase obrera y de su moviemiento, de los partidos de la clase obrera, la orientación clasista del movimiento obrero constituyen factores de una importancia cada vez mayor, incluso en la posibilidad de construir alianzas viables en una dirección antiimperialista-antimonopolista.

Los comunistas tienen que mantener su plena independencia para poder jugar su papel y llevar a cabo las tareas difíciles y complejas de la lucha de clases. Agudizar el enfrentamiento con las distintas políticas socialdemócratas y oportunistas que tienen como meta desorientar y enjaular el movimiento obrero y popular hacia caminos que no cuestionen radicalmente el sistema capitalista de explotación, con aquellos que consideran que puede haber un “capitalismo con rostro humano”.

El denominador común de esas falsas ideas socialdemócratas y oportunistas es ofuscar el carácter del imperialismo como capitalismo monopolista cuya continuación histórica es el socialismo.

Rechazamos las opiniones que consideran que el llamado “movimiento antiglobalización” señaliza el fin del movimiento obrero y comunista. Concepciones de un “socialismo” con mercado capitalista que mantenga la propiedad monopolista sobre los medios fundamentales de producción en realidad presentan la utopía de un capitalismo con rostro humano. Innatas a estas opiniones son concepciones que yuxtaponen lo social a lo político, que subestiman, rebajan e incluso niegan la necesidad de la lucha política y de la exitencia de un partido comunista capaz a solucionar la cuestión del poder.

Se demostró, además, que las peculiaridades nacionales e históricas que sin duda alguna existen y que hace falta que se tomen seriamente en cuenta en la elaboración de la estrategia, no revocan las leyes del capitalismo, de la lucha de clases y, finalmente, de la revolución socialista.

Los proyectos sociales, los cambios que esos proyectos tienen como condición y, sobre todo, la necesidad de que esos cambios se profundicen, la agudización de las intervenciones imperialistas y de la lucha de clases hicieron surgir, y no por casualidad a nuestro juicio, el amplio debate sobre el socialismo y las características fundamentales que lo definen. Sus experiencias serán un aporte importante en el crecimiento del movimiento internacional, pueden ayudar a enfrentar las especulaciones que se cultivan por parte de ciertas fuerzas que por un lado hacen referencia al socialismo pero por el otro lado actúan hacia una dirección totalmente opuesta.

En lo que se refiere a nuestro país, nosotros consideramos que la línea de lucha antimperialista, antimonopolista, democrática y la construcción del relevante frente social y político contribuyen a reunir la gran mayoría del pueblo, a resistir y a defender sus intereses frente a la agresión del gran capital. Es el camino que ayuda a cambiar la correlación de fuerzas, a lograr de acercarse y bajo algunas condiciones de realizar el paso al socialismo. En comparación con los años anteriores, esta lucha se conecta más y se insierta orgánicamente en la lucha por derrumbar el capitalismo. Incluye rupturas que socavan los fundamentos del dominio capitalista. Crea condiciones para que la clase obrera y sus aliados conquisten el poder político.

El programa del KKE señala a través de qué caminos posibles y qué formas se pueda solucionar el problema fundamental del poder político. Tratamos de armar ya el movimiento obrero para que aproveche todas las posibilidades para presionar hacia adelante, para que esté en alerta frente a todos los acontecimientos posibles. Tratamos de aprovecharnos de la experiencia de las revoluciones del siglo XX, la experiencia actual, evitando la unilateralidad o el absolutismo.

Los enfrentamientos sociopolíticos, los conflictos clasistas, harán surgir, pondrán a la agenda el problema del poder. El KKE trata firmemente de convencer de que no es suficiente con que los partidos burgueses y sus aliados se vayan del timón gubernamental. De que lo que hace falta es que se derrumbe el estado burgués y sus aparatos, que se cree un nuevo poder popular que en definitiva no es otro que el poder socialista.

Por supuesto, el salto revolucionario no se determina por nuestro propio deseo. Se necesitan las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución socialista. La correlación de fuerzas determina en cada fase las conquistas del movimiento obrero popular.

En condiciones de crecimiento del movimiento popular, de culminación de la lucha de clases, cuando ya haya comenzado el proceso revolucionario, puede surgir un gobierno, como órgano del poder popular, sin elecciones generales y procesos parlamentarios, que esté conforme con el pueblo trabajador. Un poder semejante se identificará o lo separará una distancia formal del poder de la clase obrera y sus aliados.

En condiciones de enfrentamientos clasistas y de gran desgaste de la influencia de los partidos burgueses y sus aliados, puede surgir un gobierno de fuerzas antiimperialistas a base del parlamento sin que se hayan formado las condiciones para el paso revolucionario. Tomar medidas gubernamentales para aliviar el pueblo, contra el capital transnacional, contra la dependencia, contra las uniones imperialistas, puede unir y convencer sobre la necesidad de una ruptura general. El KKE aspira a que un gobierno semejante, con su accionar y con la intervención popular general, pueda contribuir y dar inicio al proceso revolucionario.

El tiempo que se va a definir si el gobierno avanzará hacia adelante probablemente no será muy largo. La experiencia hasta ahora ha demostrado que será breve. Si los acontecimientos no tomarán un camino positivo en su conjunto para que el gobierno se apoye firmemente, sólido y activamente en la intervención popular, en la movilización popular, lo más probable es que se derrumbe bajo la reacción sistemática de la burguesía y la intervención imperialista. Por supuesto, su derrumbe no significa necesariamente un revés total, ya que no se descarta de que este esfuerzo de derrumbarlo ayuda a que se entienda mejor la necesidad de derrumbar radicalmente el sistema capitalista.

Tanto en el primer caso como más aún en el segundo, la clave será el papel de la clase obrera y del KKE, así como la actitud de las capas intermedias.

Consideramos que lo principal es que el Frente, con la dirección del sector más combativo y experimentado de la clase obrera, del KKE, conquiste la capacidad de pasar a tiempo por todas las formas de lucha para enfrentar la reacción y el contrataque que recibirá por parte de la clase dominante del país y de los organismos imperialistas internacionales que querrán detener las medidas que socavan el sistema y conducen a la creación del estado obrero revolucionario.

La forma que tomará el estado revolucionario se determinará en el marco de la lucha revolucionaria. Su esencia es el dominio de la clase obrera que junto con sus aliados está llamada a realizar el derrumbe de la dependencia imperialista y la gigantesca obra de la construcción socialista. A aplicar una amplia democracia para los trabajadores, que por primera vez adquieren fuerza para vencer la resistencia de las clases explotadoras y los imperialistas. La forma del nuevo poder se influirá incluso por la actividad de otros factores, como es el ordenamiento de las fuerzas clasistas, el nivel de desarrollo económico y político, la correlación a nivel regional e internacional, el nivel de concientización del pueblo, las particularidades del país. De todas maneras será una forma de democracia superior, en contradicción radical a la dictadura de los monopolios, del gran capital que no es otra cosa que la violencia del poder de una minoría contra el pueblo.

El KKE se dirige al pueblo griego, especialmente a la clase obrera y las más oprimidas y pobres capas del pueblo, para que se concienticen y asuman la obligación a conformar un frente de lucha popular, sociopolítico que en su centro tendrá la contrariedad y la ruptura con los intereses de los monopolios y el dominio imperialista. Un polo autónomo de aquellas fuerzas sociales y políticas que apoyan y administran el sistema capitalista, que preparan el camino para las opciones de la Unión Europea y la OTAN.

El KKE, trabajando por desarrollar la unidad y la combatividad del frente de lucha antiimperialista, antimonopolista, democrático, mantiene a la vez su independencia ideológica, política y organizativa. Considera su tarea práctica exponer abiertamente al pueblo su programa, presentar la necesidad y la actualidad de la transformación socialista.

En este camino, en esta lucha juega también un papel importante la correlación de fuerzas internacional, un papel importante puede jugar la solidaridad internacional y la colaboración del movimiento comunista y ampliamente el movimiento antiimperialista. Sobre todo hoy, si tomamos en cuenta el hecho incuestionable de que el imperialismo tiene una estrategia elaborada y unitaria frente al movimiento obrero popular, frente a los pueblos y los países que considera “terroristas”, se presenta como algo más urgente y necesario la conformación de una estrategia unitaria del movimiento comunista internacional, de las fuerzas antiimperialistas por región, continente, mundialmente. Este hecho no entra en ninguna contradicción con la obligación que tiene cada partido en su país, por la complejidad que presenta la lucha de clases en cada país.

Hoy en día, a pesar de los pasos dados, el movimiento comunista internacional se mantiene organizativamente e ideológicamente separado, está todavía en crisis. Siguen ejerciéndose presiones para su integración en el sistema imperialista, para que los partidos comunistan y la identidad comunista se disuelvan en formaciones amplias “de izquierda”, para que se abandone la independencia política e ideológica. En las filas del movimiento comunista continúa la lucha entre las ideas comunistas revolucionarias y las ideas reformistas y oportunistas.

Una serie de movilizaciones masivas y grandes batallas políticas y clasistas que tuvieron lugar en Europa demuestran que a través de esta lucha van madurando más las fuerzas sociales y políticas que a través de la lucha antiimperialista, antimonopolista y democrática ven que el único desenlace es el socialismo.

Con todo lo anterior se relaciona la actitud de los comunistas frente a movimientos y estructuras como los foros sociales. Nosotros saludamos las primeras movilizaciones que expresaban una ola de indignación y protesta, a pesar de su vaga orientación y subrayamos la diversidad de las corrientes que había. Sostuvimos que la lucha entre las distintas corrientes iba a ser fuerte y su desenlace iba a definir la posibilidad que surja un movimiento radical, antimonopolista, antiimperialista o iban a predominar fuerzas de consenso y conciliación que dirigirían el movimiento a la quiebra. Sin embargo, desde el primer momento que este movimiento adquirió un prestigio, infiltraron intencionadamente fuerzas socialdemócratas, incluso gubernamentales, oportunistas y anticomunistas que querían que los trabajadores lucharan según sus propias medidas, ya que vieron la posibilidad de manipular este vago movimiento.

Por eso no acordamos con las propuestas que querían que este movimiento multifacético se enjaulara en una estructura única. A la vez participamos en muchas movilizaciones, en varias manifestaciones de solidaridad, en encuentros particulares que realizaron los partidos comunistas, apoyamos a las fuerzas radicales en la medida de nuestras posibilidades.

Sin embargo, nos negamos participar en las estructuras de los foros, no porque había distintas fuerzas sino porque era obvio que la manipulación había sellado desde el primer momento las actividades. La trayectoria de los foros sobre todo en Europa es decadente. Allí donde aparece una dinámica, eso no se debe a la dirección de los de arriba, sino a los movimientos que brotan en los distintos países contrarios a la política de los gobiernos y la política de los Estados Unidos. Ciertos partidos consideran que la participación señala el esfuerzo de influir hacia una dirección positiva, desde adentro.

Nuestra experiencia nos demuestra que la participación se utiliza para fortalecer las fuerzas de dirección que tienen el apoyo de mecanismos de transnacionales y ciertos gobiernos que quieren todo salvo un movimiento contra las opciones imperialistas. Se trata de fuerzas que utilizan el accionar internacionalista con consignas confusas y controvertidas para mejorar su perfil en el interior. Surgen nuevas organizaciones e iniciativas, se liberan luchas, existen actos de solidaridad. El criterio de la participación no puede ser si estamos de acuerdo en todo, sino si fortalecen la unidad de fuerzas y la experiencia a través del accionar común. Otra cosa es la diversidad de tendencias en un movimiento que da sus primeros pasos y otra cosa es enjaularlo todo en un “movimiento” ya manipulado.

Por supuesto, en las actividades de los foros, sobre todo en regiones donde el movimiento está en ascenso, participan fuerzas combativas, luchadores de buena fe, pero en Europa no es así. Consideramos que esta cuestión tiene que ser objeto de un diálogo camaraderil y de un intercambio de experiencias. De lo que se trata es contribuir al desarrollo de un frente internacional fuerte de alianza de las fuerzas antiimperialistas y antimonopolistas.

El desarrollo del movimiento antiimperialista antimonopolista pasa principalmente por enfrentar los serios problemas que caracterizan el movimiento comunista. La defensa de la identidad comunista y la lucha contra el oportunismo constituyen una condición necesaria e imprescindible para promover la causa del socialismo. Hace falta demostrar más decisivamente y concretamente la idea comunista, un polo comunista que enfrentará colectivamente y coordinadamente las dificultades y los problemas de la lucha, que será el catalizador de la lucha antiimperialista, de los diversos movimientos y organizaciones populares a nivel internacional.

Agradecemos una vez más la invitación a participar en este seminario tan necesario e interesante. Deseamos nuevos éxitos en nuestra lucha común.

Fuente: KKE/Prensa Popular Comunistas Miranda
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Correo: pcvmirandasrp@gmail.com

PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA INTERMUNICIPAL MIRANDA CENTRO AVANZA HACIA UN AÑO DE LUCHAS Y DE LOGROS REVOLUCIONARIOS

Por: Ferrebé
Como señalamos en el título, el Partido Comunista de Venezuela Intermunicipal Miranda Centro,  este año se propone trabajar por alcanzar un período de avances y logros revolucionarios y políticos.

Para ello nos estamos afincando en las enseñanzas fundamentales del Camarada Lenin, reafirmadas diariamente por el Camarada Gustavo Machado en los cuadros Comunistas  venezolanos que tuvimos  la fortuna de convivir con él en la fundación y trabajo diario posterior en varias épocas y situaciones del örgano del Partido Comunista de Venezuela, Tribuna Popular, donde siempre nos señalaba la importancia que tienen los periódicos órganos de los Comunistas en la conducción revolucionaria de la lucha de clases, en la orientación de las luchas diarias de los pueblos,  en el trabajo político y la lucha política de los  Partidos Comunistas, y su importante contribución para la construcción, organización  y fortalecimiento del Partido.

Esto lo hemos recalcado en el Saludo inicial de Prensa Popular Comunistas Miranda, donde al referirnos al tema señalamos que es muy importante relacionar y fundir el trabajo del períódico comunista con la actividad diaria del Partido, recogida en el Párrafo en que se dice:
"""Es decir, la confirmación del planteamiento del camarada Lenin, de que el periódico es un educador del Partido, de los comunistas, formador de conciencia en la clase obrera y en toda la población que atendemos, un propagandista y educador colectivo, es el encargado de hacer públicos los problemas y reclamos de la población, un agitador colectivo, y junto con todo eso, y, principalmente, un organizador colectivo del Partido Comunista, de la Clase Obrera y de los sectores populares en el proceso de conducción de la lucha de clases por el proletariado en el combate contra el dominio burgués en el capitalismo, en la lucha por la marcha al socialismo y el comunismo formación económico social esta última que garantizará la liberación de la humanidad en general de la tortura de la explotación."""

POR EL SOCIALISMO CREANDO PODER POPULAR

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Por: Farob
La lucha por el Socialismo con la perspectiva Comunista, Socialismo con el Comunismo en la Mira, o simplemente lucha por el Socialismo_Comunismo ha sido para los Comunistas venezolanos una constante nunca dejada de lado. Esa visión, de lucha por llegar al Comunismo con el respectivo paso o tránsito por el Socialismo como una etapa inicial ha estado siempre presente en todas las luchas del Partido Comunista de Venezuela-

Desde las primeras Células Comunistas que fueron fundadas y organizadas, unas,  por Comunistas que formaron parte de Partidos Comunistas en el extranjero, quienes a su regreso o pase por el País las fundaron en distintas ciudades y/o Estados de Venezuela, las cuales actuaban aisladamente aisladas entre ellasí, que  no constituían una estructura orgánica nacional como Partido,  pero que operaban con todas las características de Células Comunistas, desde entonces la perpectiva de la lucha por el Socialismo_Comunismo fieron una base fundamental para sus luchas.

PRINCIPIOS DE COMUNISMO, POR FEDERICO ENGELS

Por: FEDERICO ENGELS

El trabajo "Principios del comunismo" es un proyecto de programa de la Liga de los Comunistas. Lo escribió Engels en París por encargo del Comité Comarcal de la Liga.

Sin embargo, luego de que como resultado de su II Congreso (29 de noviembre-8 de diciembre de 1847), la Liga les encargara a Marx y Engels la redacción de un programa para la Liga, los autores abandonaron la forma de catequismo que marcó la obra aquí reproducida y optaron por escribir el programa en forma de Manifiesto. El resultado se conoce como el Manifiesto del Partido Comunista. Al escribirlo, los autores utilizaron las tesis expuestas por Engels en los "Principios del comunismo".-

I. ¿Qué es el comunismo?

El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado.

II. ¿Qué es el proletariado?

El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX.

III. ¿Quiere decir que los proletarios no han existido siempre?

No. Las clases pobres y trabajadoras han existido siempre, siendo pobres en la mayoría de los casos. Ahora bien, los pobres, los obreros que viviesen en las condiciones que acabamos de señalar, o sea los proletarios, no han existido siempre, del mismo modo que la competencia no ha sido siempre libre y desenfrenada.

IV. ¿Cómo apareció el proletariado?

El proletariado nació a raíz de la revolución industrial, que se produjo en Inglaterra en la segunda mitad del siglo pasado y se repitió luego en todos los países civilizados del mundo. Dicha revolución se debió al invento de la máquina de vapor, de las diversas máquinas de hilar, del telar mecánico y de toda una serie de otros dispositivos mecánicos. Estas máquinas, que costaban muy caras y, por eso, sólo estaban al alcance de los grandes capitalistas, transformaron completamente el antiguo modo de producción y desplazaron a los obreros anteriores, puesto que las máquinas producían mercancías más baratas y mejores que las que podían hacer éstos con ayuda de sus ruecas y telares imperfectos. Las máquinas pusieron la industria enteramente en manos de los grandes capitalistas y redujeron a la nada el valor de la pequeña propiedad de los obreros (instrumentos, telares, etc.), de modo que los capitalistas pronto se apoderaron de todo, y los obreros se quedaron con nada. Así se instauró en la producción de tejidos el sistema fabril. En cuanto se dio el primer impulso a la introducción de máquinas y al sistema fabril; este último se propagó rápidamente en las demás ramas de la industria, sobre todo en el estampado de tejidos, la impresión de libros, la alfarería y la metalurgia. El trabajo comenzó a dividirse más y más entre los obreros individuales de tal manera que el que antes efectuaba todo el trabajo pasó a realizar nada más que una parte del mismo. Esta división del trabajo permitió fabricar los productos más rápidamente y, por consecuencia, de modo más barato. Ello redujo la actividad de cada obrero a un procedimiento mecánico, muy sencillo, constantemente repetido, que la máquina podía realizar con el mismo éxito o incluso mucho mejor. Por tanto, todas estas ramas de la producción cayeron, una tras otra, bajo la dominación del vapor, de las máquinas y del sistema fabril, exactamente del mismo modo que la producción de hilados y de tejidos. En consecuencia, ellas se vieron enteramente en manos de los grandes capitalistas, y los obreros quedaron privados de los úItimos restos de su independencia. Poco a poco, el sistema fabril extendió su dominación no ya sólo a la manufactura, en el sentido estricto de la palabra, sino que comenzó a apoderarse más y más de las actividades artesanas, ya que también en esta esfera los grandes capitalistas desplazaban cada vez más a los pequeños maestros, montando grandes talleres, en los que era posible ahorrar muchos gastos e implantar una detallada división del trabajo. Así llegamos a que, en los países civilizados, casi en todas las ramas del trabajo se afianza la producción fabril y, casi en todas estas ramas, la gran industria desplaza a la artesanía y la manufactura. Como resultado de ello, se arruina más y más la antigua clase media, sobre todo los pequeños artesanos, cambia completamente la anterior situación de los trabajadores y surgen dos clases nuevas, que absorben paulatinamente a todas las demás, a saber:

1. La clase de los grandes capitalistas, que son ya en todos los países civilizados casi los únicos poseedores de todos los medios de existencia, como igualmente de las materias primas y de los instrumentos (máquinas, fábricas, etc.) necesarios para la producción de los medios de existencia. Es la clase de los burgueses, o sea, burguesía.

2. La clase de los completamente desposeídos, de los que en virtud de ello se ven forzados a vender su trabajo a los burgueses, al fin de recibir en cambio los medios de subsistencia necesarios para vivir. Esta clase se denomina la clase de los proletarios, o sea, proletariado.

V. ¿En qué condiciones se realiza esta venta del trabajo de los proletarios a los burgueses?

El trabajo es una mercancía como otra cualquiera, y su precio depende, por consiguiente, de las mismas leyes que el de cualquier otra mercancía. Pero, el precio de una mercancía, bajo el dominio de la gran industria o de la libre competencia, que es lo mismo, como lo veremos más adelante, es, por término medio, siempre igual a los gastos de producción de dicha mercancía. Por tanto, el precio del trabajo es también igual al costo de producción del trabajo. Ahora bien, el costo de producción del trabajo consta precisamente de la cantidad de medios de subsistencia indispensables para que el obrero esté en condiciones de mantener su capacidad de trabajo y para que la clase obrera no se extinga. El obrero no percibirá por su trabajo más que lo indispensable para ese fin; el precio del trabajo o el salario será, por consiguiente, el más bajo, constituirá el mínimo de lo indispensable para mantener la vida. Pero, por cuanto en los negocios existen períodos mejores y peores, el obrero percibirá unas veces más, otras menos, exactamente de la misma manera que el fabricante cobra unas veces más, otras menos, por sus mercancías. Y, al igual que el fabricante, que, por término medio, contando los tiempos buenos y los malos, no percibe por sus mercancías ni más ni menos que su costo de producción, el obrero percibirá, por término medio, ni más ni menos que ese mínimo. Esta ley económica del salario se aplicará más rigurosamente en la medida en que la gran industria vaya penetrando en todas las ramas de la producción.

VI. ¿Qué clases trabajadores existían antes de la revolución industrial?

Las clases trabajadoras han vivido en distintas condiciones, según las diferentes fases de desarrollo de la sociedad, y han ocupado posiciones distintas respecto de las clases poseedoras y dominantes. En la antigüedad, los trabajadores eran esclavos de sus amos, como lo son todavía en un gran número de países atrasados e incluso en la parte meridional de los Estados Unidos. En la Edad Media eran siervos de los nobles propietarios de tierras, como lo son todavía en Hungría, Polonia y Rusia. Además, en la Edad Media, hasta la revolución industrial, existían en las ciudades oficiales artesanos que trabajaban al servicio de la pequeña burguesía y, poco a poco, en la medida del progreso de la manufactura, comenzaron a aparecer obreros de manufactura que iban a trabajar contratados por grandes capitalistas.

VII. ¿Qué diferencia hay entre el proletario y el esclavo?

El esclavo está vendido de una vez y para siempre, en cambio, el proletario tiene que venderse él mismo cada día y cada hora. Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada. Esta existencia está asegurada únicamente a toda la clase de los proletarios. El esclavo está fuera de la competencia. El proletario se halla sometido a ello y siente todas sus fluctuaciones. El esclavo es considerado como una cosa, y no miembro de la sociedad civil. El proletario es reconocido como persona, como miembro de la sociedad civil. Por consiguiente, el esclavo puede tener una existencia mejor que el proletario, pero este último pertenece a una etapa superior de desarrollo de la sociedad y se encuentra a un nivel más alto que el esclavo. Este se libera cuando de todas las relaciones de la propiedad privada no suprime más que una, la relación de esclavitud, gracias a lo cual sólo entonces se convierte en proletario; en cambio, el proletario sólo puede liberarse suprimiendo toda la propiedad privada en general.

VIII. ¿Qué diferencia hay entre el proletario y el siervo?

El siervo posee en propiedad y usufructo un instrumento de producción y una porción de tierra, a cambio de lo cual entrega una parte de su producto o cumple ciertos trabajos. El proletario trabaja con instrumentos de producción pertenecientes a otra persona, por cuenta de ésta, a cambio de una parte del producto. El siervo da, al proletario le dan. El siervo tiene la existencia asegurada, el proletario no. El siervo está fuera de la competencia, el proletario se halla sujeto a ella. El siervo se libera ya refugiándose en la ciudad y haciéndose artesano, ya dando a su amo dinero en lugar de trabajo o productos, transformandose en libre arrendatario, ya expulsando a su señor feudal y haciéndose él mismo propietario. Dicho en breves palabras, se libera entrando de una manera u otra en la clase poseedora y en la esfera de la competencia. El proletario se libera suprimiendo la competencia, la propiedad privada y todas las diferencias de clase.

IX. ¿Qué diferencia hay entre el proletario y el artesano?

X. ¿Qué diferencia hay entre el proletario y el obrero de manufactura?

El obrero de manufactura de los siglos XVI-XVIII poseía casi en todas partes instrumentos de producción: su telar, su rueca para la familia y un pequeño terreno que cultivaba en las horas libres. El proletario no tiene nada de eso. El obrero de manufactura vive casi siempre en el campo y se halla en relaciones más o menos patriarcales con su señor o su patrono. El proletario suele vivir en grandes ciudades y no lo unen a su patrono más que relaciones de dinero. La gran industria arranca al obrero de manufactura de sus condiciones patriarcales; éste pierde la propiedad que todavía poseía y sólo entonces se convierte en proletario.

XI. ¿Cuáles fueron las consecuencias directas de la revolución industrial y de la división de la sociedad en burgueses y proletarios?

En primer lugar, en virtud de que el trabajo de las máquinas reducía más y más los precios de los artículos industriales, en casi todos los países del mundo el viejo sistema de la manufactura o de la industria basada en el trabajo manual fue destruido enteramente. Todos los países semibárbaros que todavía quedaban más o menos al margen del desarrollo histórico y cuya industria se basaba todavía en la manufactura, fueron arrancados violentamente de su aislamiento. Comenzaron a comprar mercancías más baratas a los ingleses, dejando que se muriesen de hambre sus propios obreros de manufactura. Así, países que durante milenios no conocieron el menor progreso, como, por ejemplo, la India, pasaron por una completa revolución, e incluso la China marcha ahora de cara a la revolución. Las cosas han llegado a tal punto que una nueva máquina que se invente ahora en Inglaterra podrá, en el espacio de un año, condenar al hambre a millones de obreros de China. De este modo, la gran industria ha ligado los unos a los otros a todos los pueblos de la tierra, ha unido en un solo mercado mundial todos los pequeños mercados locales, ha preparado por doquier el terreno para la civilización y el progreso y ha hecho las cosas de tal manera que todo lo que se realiza en los países civilizados debe necesariamente repercutir en todos los demás, por tanto, si los obreros de Inglaterra o de Francia se liberan ahora, ello debe suscitar revoluciones en todos los demás países, revoluciones que tarde o temprano culminarán también allí en la liberación de los obreros.

En segundo lugar, en todas las partes en que la gran industria ocupó el lugar de la manufactura, la burguesía aumentó extraordinariamente su riqueza y poder y se erigió en primera clase del país. En consecuencia, en todas las partes en las que se produjo ese proceso, la burguesía tomó en sus manos el poder político y desalojó las clases que dominaban antes: la aristocracia, los maestros de gremio y la monarquía absoluta, que representaba a la una y a los otros. La burguesía acabó con el poderío de la aristocracia y de la nobleza, suprimiendo el mayorazgo o la inalienabilidad de la posesión de tierras, como también todos los privilegios de la nobleza. Destruyó el poderío de los maestros de gremio, eliminando todos los gremios y los privilegios gremiales. En el lugar de unos y otros puso la libre competencia, es decir, un estado de la sociedad en la que cada cual tenía derecho a dedicarse a la rama de la industria que le gustase y nadie podía impedírselo a no ser la falta de capital necesario para tal actividad. Por consiguiente, la implantación de la libre competencia es la proclamación pública de que, de ahora en adelante, los miembros de la sociedad no son iguales entre sí únicamente en la medida en que no lo son sus capitales, que el capital se convierte en la fuerza decisiva y que los capitalistas, o sea, los burgueses, se erigen así en la primera clase de la sociedad. Ahora bien, la libre competencia es indispensable en el período inicial del desarrollo de la gran industria, porque es el único régimen social con el que la gran industria puede progresar. Tras de aniquilar de este modo el poderío social de la nobleza y de los maestros de gremio, puso fin también al poder político de la una y los otros. Llegada a ser la primera clase de la sociedad, la burguesía se proclamó también la primera clase en la esfera política. Lo hizo implantando el sistema representativo, basado en la igualdad burguesa ante la ley y en el reconocimiento legislativo de la libre competencia. Este sistema fue instaurado en los países europeos bajo la forma de la monarquía constitucional. En dicha monarquía sálo tienen derecho de voto los poseedores de cierto capital, es decir, únicamente los burgueses. Estos electores burgueses eligen a los diputados, y estos diputados burgueses, valiéndose del derecho a negar los impuestos, eligen un gobierno burgués.

En tercer lugar, la revolución indistrial ha creado en todas partes el proletariado en la misma medida que la burguesía. Cuanto más ricos se hacían los burgueses, más numerosos eran los proletarios. Visto que sólo el capital puede dar ocupación a los proletarios y que el capital sólo aumenta cuando emplea trabajo, el crecimiento del proletariado se produce en exacta correspondencia con el del capital. Al propio tiempo, la revolución industrial agrupa a los burgueses y a los proletarios en grandes ciudades, en las que es más ventajoso fomentar la industria, y can esa concentración de grandes masas en un mismo lugar le inculca a los proletarios la conciencia de su fuerza. Luego, en la medida del progreso de la revolución industrial, en la medida en que se inventan nuevas máquinas, que eliminan el trabajo manual, la gran industria ejerce una presión creciente sobre los salarios y los reduce, como hemos dicho, al mínimo, haciendo la situación del proletariado cada vez más insoportable. Así, por una parte, como consecuencia del descontento creciente del proletariado y, por la otra, del crecimiento del poderío de éste, la revolución industrial prepara la revolución social que ha de realizar el proletariado.

XII. ¿Cuáles han sido las consecuencias siguientes de la revolución industrial?

La gran industria creó, con la máquina de vapor y otras máquinas, los medios de aumentar la producción industrial rápidamente, a bajo costo y hasta el infinito. Merced a esta facilidad de ampliar la producción, la libre competencia, consecuencia necesaria de esta gran industria, adquirió pronto un carácter extraordinariamente violento; un gran número de capitalistas se lanzó a la industria, en breve plazo se produjo más de lo que se podía consumir. Como consecuencia, no se podían vender las mercancías fabricadas y sobrevino la llamada crisis comercial; las fábricas tuvieron que parar, los fabricantes quebraron y los obreros se quedaron sin pan. Y en todas partes se extendió la mayor miseria. Al cabo de cierto tiempo se vendieron los productos sobrantes, las fábricas volvieron a funcionar, los salarios subieron y, poco a poco, los negocios marcharon mejor que nunca. Pero no por mucho tiempo, ya que pronto volvieron a producirse demasiadas mercancías y sobrevino una nueva crisis que transcurrió exactamente de la misma manera que la anterior. Así, desde comienzos del presente siglo, en la situación de la industria se han producido continuamente oscilaciones entre períodos de prosperidad y períodos de crisis, y casi regularmente, cada cinco o siete años se ha producido tal crisis, con la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente.

XIII. ¿Cuáles son las consecuencias de estas crisis comerciales que se repiten regularmente?

En primer lugar, la de que la gran industria, que en el primer período de su desarrollo creó la libre competencia, la ha rebasado ya; que la competencia y, hablando en términos generales, la producción industrial en manos de unos u otros particulares se ha convertido para ella en una traba a la que debe y ha de romper; que la gran industria, mientras siga sobre la base actual, no puede existir sin conducir cada siete años a un caos general que supone cada vez un peligro para toda la civilización y no sólo sume en la miseria a los proletarios, sino que arruina a muchos burgueses; que, por consiguiente, la gran industria debe destruirse ella misma, lo que es absolutamente imposible, o reconocer que hace imprescindible una organización completamente nueva de la sociedad, en la que la producción industrial no será más dirigida por unos u otros fabricantes en competencia entre sí, sino por toda la sociedad con arreglo a un plan determinado y de conformidad con las necesidades de todos los miembros de la sociedad.

En segundo lugar, que la gran industria y la posibilidad, condicionada por ésta, de ampliar hasta el infinito la producción permiten crear un régimen social en el que se producirán tantos medios de subsistencia que cada miembro de la sociedad estará en condiciones de desarrollar y emplear libremente todas sus fuerzas y facultades; de modo que, precisamente la peculiaridad de la gran industria que en la sociedad moderna engendra toda la miseria y todas las crisis comerciales será en la otra organización social justamente la que ha de acabar con esa miseria y esas fluctuaciones preñadas de tantas desgracias.

Por tanto, está probado claramente:

1) que en la actualidad todos estos males se deben únicamente al régimen social, el cual ya no responde más a las condiciones existentes;

2) que ya existen los medios de supresión definitiva de estas calamidades por vía de la construcción de un nuevo orden social.

XIV. ¿Cómo debe ser ese nuevo orden social?

Ante todo, la administración de la industria y de todas las ramas de la producción en general dejará de pertenecer a unos u otros individuos en competencia. En lugar de esto, las ramas de la producción pasarán a manos de toda la sociedad, es decir, serán administradas en beneficio de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la participación de todos los miembros de la sociedad. Por tanto, el nuevo orden social suprimirá la competencia y la sustituirá con la asociación. En vista de que la dirección de la industria, al hallarse en manos de particulares, implica necesariamente la existencia de la propiedad privada y por cuanto la competencia no es otra cosa que ese modo de dirigir la industria, en el que la gobiernan propietarios privados, la propiedad privada va unida inseparablemente a la dirección individual de la industria y a la competencia. Así, la propiedad privada debe también ser suprimida y ocuparán su lugar el usufructo colectivo de todos los instrumentos de producción y el reparto de los productos de común acuerdo, lo que se llama la comunidad de bienes.

La supresión de la propiedad privada es incluso la expresión más breve y mas característica de esta transformación de todo el régimen social, que se ha hecho posible merced al progreso de la industria. Por eso los comunistas la planteen can razón como su principal reivindicación.

XV. ¿Eso quiere decir que la supresión de la propiedad privada no era posible antes?

No, no era posible. Toda transformación del orden social, todo cambio de las relaciones de propiedad es consecuencia necesaria de la aparición de nuevas fuerzas productivas que han dejado de corresponder a las viejas relaciones de propiedad. Así ha surgido la misma propiedad privada. La propiedad privada no ha existido siempre; cuando a fines de la Edad Media surgió el nuevo modo de producción bajo la forma de la manufactura, que no encuadraba en el marco de la propiedad feudal y gremial, esta manufactura, que no correspondía ya a las viejas relaciones de propiedad, dio vida a una nueva forma de propiedad: la propiedad privada. En efecto, para la manufactura y para el primer período de desarrollo de la gran industria no era posible ninguna otra forma de propiedad además de la propiedad privada, no era posible ningún orden social además del basado en esta propiedad. Mientras no se pueda conseguir una cantidad de productos que no sólo baste para todos, sino que se quede cierto excedente para aumentar el capital social y seguir fomentando las fuerzas productivas, deben existir necesariamente una clase dominante que disponga de las fuerzas productivas de la sociedad y una clase pobre y oprimida. La constitución y el carácter de estas clases dependen del grado de desarrollo de la producción. La sociedad de la Edad Media, que tiene por base el cultivo de la tierra, nos da el señor feudal y el siervo; las ciudades de las postrimerías de la Edad Media nos dan el maestro artesano, el oficial y el jornalero; en el siglo XVII, el propietario de manufactura y el obrero de ésta; en el siglo XIX, el gran fabricante y el proletario. Es claro que, hasta el presente, las fuerzas productivas no se han desarrollado aún al punto de proporcionar una cantidad de bienes suficiente para todos y para que la propiedad privada sea ya una traba, un obstáculo para su progreso. Pero hoy, cuando, merced al desarrollo de la gran industria, en primer lugar, se han constituido capitales y fuerzas productivas en proporciones sin precedentes y existen medios para aumentar en breve plazo hasta el infinito estas fuerzas productivas; cuando, en segundo lugar, estas fuerzas productivas se concentran en manos de un reducido número de burgueses, mientras la gran masa del pueblo se va convirtiendo cada vez más en proletarios, con la particularidad de que su situación se hace más precaria e insoportable en la medida en que aumenta la riqueza de los burgueses; cuando, en tercer lugar, estas poderosas fuerzas productivas, que se multiplican con tanta facilidad hasta rebasar el marco de la propiedad privada y del burgués, provocan continuamente las mayores conmociones del orden social, sólo ahora la supresión de la propiedad privada se ha hecho posible e incluso absolutamente necesaria.

XVI. ¿Será posible suprimir por vía pacífica la propiedad privada?

Sería de desear que fuese así, y los comunistas, como es lógico, serían los últimos en oponerse a ello. Los comunistas saben muy bien que todas las conspiraciones, además de inútiles, son incluso perjudiciales. Están perfectamente al corriente de que no se pueden hacer las revoluciones premeditada y arbitrariamente y que éstas han sido siempre y en todas partes una consecuencia necesaria de circunstancias que no dependían en absoluto de la voluntad y la dirección de unos u otros partidos o clases enteras. Pero, al propio tiempo, ven que se viene aplastando por la violencia el desarrollo del proletariado en casi todos los países civilizados y que, con ello, los enemigos mismos de los comunistas trabajan con todas sus energías para la revolución. Si todo ello termina, en fin de cuentas, empujando al proletariado subyugado a la revolución, nosotros, los comunistas, defenderemos con hechos, no menos que como ahora lo hacemos de palabra, la causa del proletariado.

XVII. ¿Será posible suprimir de golpe la propiedad privada?

No, no será posible, del mismo modo que no se puede aumentar de golpe las fuerzas productivas existentes en la medida necesaria para crear una economía colectiva. Por eso, la revolución del proletariado, que se avecina según todos los indicios, sólo podrá transformar paulatinamente la sociedad actual, y acabará con la propiedad privada únicamente cuando haya creado la necesaria cantidad de medios de producción.

XVIII. ¿Qué vía de desarrollo tomará esa revolución?

Establecerá, ante todo, un régimen democrático y, por tanto, directa o indirectamente, la dominación política del proletariado. Directamente en Inglaterra, donde los proletarios constituyen ya la mayoría del pueblo. Indirectamente en Francia y en Alemania, donde la mayoría del pueblo no consta únicamente de proletarios, sino, además, de pequeños campesinos y pequeños burgueses de la ciudad, que se encuentran sólo en la fase de transformación en proletariado y que, en lo tocante a la satisfacción de sus intereses políticos, dependen cada vez más del proletariado, por cuya razón han de adherirse pronto a las reivindicaciones de éste. Para ello, quizá, se necesite una nueva lucha que, sin embargo, no puede tener otro desenlace que la victoria del proletariado.

La democracia sería absolutamente inútil para el proletariado si no la utilizara inmediatamente como medio para llevar a cabo amplias medidas que atentasen directamente contra la propiedad privada y asegurasen la existencia del proletariado. Las medidas más importantes, que dimanan necesariamente de las condiciones actuales, son:

1) Restricción de la propiedad privada mediante el impuesto progresivo, el alto impuesto sobre las herencias, la abolición del derecho de herencia en las líneas laterales (hermanos, sobrinos, etc.), préstamos forzosos, etc.

2) Expropiación gradual de los propietarios agrarios, fabricantes, propietarios de ferrocarriles y buques, parcialmente con ayuda de la competencia por parte de la industria estatal y, parcialmente de modo directo, con indemnización en asignados.

3) Confiscación de los bienes de todos los emigrados y de los rebeldes contra la mayoría del pueblo.

4) Organización del trabajo y ocupación de los proletarios en fincas, fábricas y talleres nacionales, con lo cual se eliminará la competencia entre los obreros, y los fabricantes que queden, tendrán que pagar salarios tan altos como el Estado.

5) Igual deber obligatorio de trabajo para todos los miembros de la sociedad hasta la supresión completa de la propiedad privada. Formación de ejércitos industriales, sobre todo para la agricultura.

6) Centralización de los créditos y la banca en las manos del Estado a través del Banco Nacional, con capital del Estado. Cierre de todos los bancos privados.

7) Aumento del número de fábricas, talleres, ferrocarriles y buques nacionales, cultivo de todas las tierras que están sin labrar y mejoramiento del cultivo de las demás tierras en consonancia con el aumento de los capitales y del número de obreros de que dispone la nación.

8) Educación de todos los niños en establecimientos estatales y a cargo del Estado, desde el momento en que puedan prescindir del cuidado de la madre. Conjugar la educación con el trabajo fabril.

9) Construcción de grandes palacios en las fincas del Estado para que sirvan de vivienda a las comunas de ciudadanos que trabajen en la industria y la agricultura y unan las ventajas de la vida en la ciudad y en el campo, evitando así el carácter unilateral y los defectos de la una y la otra.

10) Destrucción de todas las casas y barrios insalubres y mal construidos.

11) Igualdad de derecho de herencia para los hijos legítimos y los naturales.

12) Concentración de todos los medios de transporte en manos de la nación.

Por supuesto, todas estas medidas no podrán ser llevadas a la práctica de golpe. Pero cada una entraña necesariamente la siguiente. Una vez emprendido el primer ataque radical contra la propiedad privada, el proletariado se verá obligado a seguir siempre adelante y a concentrar más y más en las manos del Estado todo el capital, toda la agricultura, toda la industria, todo el transporte y todo el cambio. Este es el objetivo a que conducen las medidas mencionadas. Ellas serán aplicables y surtirán su efecto centralizador exactamente en el mismo grado en que el trabajo del proletariado multiplique las fuerzas productivas del país. Finalmente, cuando todo el capital, toda la producción y todo el cambio estén concentrados en las manos de la nación, la propiedad privada dejará de existir de por sí, el dinero se hará superfluo, la producción aumentará y los hombres cambiarán tanto que se podrán suprimir también las últimas formas de relaciones de la vieja sociedad.

XIX. ¿Es posible esta revolución en un solo país?

No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro. Además, ha nivelado en todos los países civilizados el desarrollo social a tal punto que en todos estos países la burguesía y el proletariado se han erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros días. Por consecuencia, la revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, en América, en Francia y en Alemania. Ella se desarrollará en cada uno de estos países más rápidamente o más lentamente, dependiendo del grado en que esté en cada uno de ellos más desarrollada la industria, en que se hayan acumulado más riquezas y se disponga de mayores fuerzas productivas. Por eso será más lenta y difícil en Alemania y más rápida y fácil en Inglaterra. Ejercerá igualmente una influencia considerable en los demás países del mundo, modificará de raíz y acelerará extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolución universal y tendrá, por eso, un ámbito universal.

XX. ¿Cuáles serán las consecuencias de la supresión definitiva de la propiedad privada?

Al quitar a los capitalistas privados el usufructo de todas las fuerzas productivas y medios de comunicación, así como el cambio y el reparto de los productos, al administrar todo eso con arreglo a un plan basado en los recursos disponibles y las necesidades de toda la sociedad, ésta suprimirá, primeramente, todas las consecuencias nefastas ligadas al actual sistema de dirección de la gran industria. Las crisis desaparecerán; la producción ampliada, que es, en la sociedad actual, una superproducción y una causa tan poderosa de la miseria, será entonces muy insuficiente y deberá adquirir proporciones mucho mayores. En lugar de engendrar la miseria, la producción superior a las necesidades perentorias de la sociedad permitirá satisfacer las demandas de todos los miembros de ésta, engendrará nuevas demandas y creará, a la vez, los medios de satisfacerlas. Será la condición y la causa de un mayor progreso y lo llevará a cabo, sin suscitar, como antes, el trastorno periódico de todo el orden social. La gran industria, liberada de las trabas de la propiedad privada, se desarrollará en tales proporciones que, comparado con ellas, su estado actual parecerá tan mezquino como la manufactura al lado de la gran industria moderna. Este avance de la industria brindara a la sociedad suficiente cantidad de productos para satisfacer las necesidades de todos. Del mismo modo, la agricultura, en la que, debido al yugo de la propiedad privada y al fraccionamiento de las parcelas, resulta difícil el empleo de los perfeccionamientos ya existentes y de los adelantos de la ciencia experimentará un nuevo auge y ofrecerá a disposición de la sociedad una cantidad suficiente de productos. Así, la sociedad producirá lo bastante para organizar la distribución con vistas a cubrir las necesidades de todos sus miembros. Con ello quedará superflua la división de la sociedad en clases distintas y antagónicas. Dicha división, además de superflua, será incluso incompatible con el nuevo régimen social. La existencia de clases se debe a la división del trabajo, y esta última, bajo su forma actual desaparecerá enteramente, ya que, para elevar la producción industrial y agrícola al mencionado nivel no bastan sólo los medios auxiliares mecánicos y químicos. Es preciso desarrollar correlativamente las aptitudes de los hombres que emplean estos medios. Al igual que en el siglo pasado, cuando los campesinos y los obreros de las manufacturas, tras de ser incorporados a la gran industria, modificaron todo su régimen de vida y se volvieron completamente otros, la dirección colectiva de la producción por toda la sociedad y el nuevo progreso de dicha producción que resultara de ello necesitarán hombres nuevos y los formarán. La gestión colectiva de la producción no puede correr a cargo de los hombres tales como lo son hoy, hombres que dependen cada cual de una rama determinada de la producción, están aferrados a ella, son explotados por ella, desarrollan nada más que un aspecto de sus aptitudes a cuenta de todos los otros y sólo conocen una rama o parte de alguna rama de toda la producción. La industria de nuestros días está ya cada vez menos en condiciones de emplear tales hombres. La industria que funciona de modo planificado merced al esfuerzo común de toda la sociedad presupone con más motivo hombres con aptitudes desarrolladas universalmente, hombres capaces de orientarse en todo el sistema de la producción. Por consiguiente, desaparecerá del todo la división del trabajo, minada ya en la actualidad por la máquina, la división que hace que uno sea campesino, otro, zapatero, un tercero, obrero fabril, y un cuarto, especulador de la bolsa. La educación dará a los jóvenes la posibilidad de asimilar rápidamente en la práctica todo el sistema de producción y les permitirá pasar sucesivamente de una rama de la producción a otra, según sean las necesidades de la sociedad o sus propias inclinaciones. Por consiguiente, la educación los liberará de ese carácter unilateral que la división actual del trabajo impone a cada individuo. Así, la sociedad organizada sobre bases comunistas dará a sus miembros la posibilidad de emplear en todos los aspectos sus facultades desarrolladas universalmente. Pero, con ello desaparecerán inevitablemente las diversas clases. Por tanto, de una parte, la sociedad organizada sobre bases comunistas es incompatible con la existencia de clases y, de la otra, la propia construcción de esa sociedad brinda los medios para suprimir las diferencias de clase.

De ahí se desprende que ha de desaparecer igualmente la oposición entre la ciudad y el campo. Unos mismos hombres se dedicarán al trabajo agrícola y al industrial, en lugar de dejar que lo hagan dos clases diferentes. Esto es una condición necesaria de la asociación comunista y por razones muy materiales. La dispersión de la población rural dedicada a la agricultura, a la par con la concentración de la población industrial en las grandes ciudades, corresponde sólo a una etapa todavía inferior de desarrollo de la agricultura y la industria y es un obstáculo para el progreso, cosa que se hace ya sentir con mucha fuerza.

La asociación general de todos los miembros de la sociedad al objeto de utilizar colectiva y racionalmente las fuerzas productivas; el fomento de la producción en proporciones suficientes para cubrir las necesidades de todos; la liquidación del estado de cosas en el que las necesidades de unos se satisfacen a costa de otros; la supresión completa de las clases y del antagonismo entre ellas; el desarrollo universal de las facultades de todos los miembros de la sociedad merced a la eliminación de la anterior división del trabajo, mediante la educación industrial, merced al cambio de actividad, a la participación de todos en el usufructo de los bienes creados por todos y, finalmente, mediante la fusión de la ciudad con el campo serán los principales resultados de la supresión de la propiedad privada.

XXI. ¿Qué influencia ejercerá el régimen social comunista en la familia?

Las relaciones entre los sexos tendrán un carácter puramente privado, perteneciente sólo a las personas que toman parte en ellas, sin el menor motivo para la ingerencia de la sociedad. Eso es posible merced a la supresión de la propiedad privada y a la educación de los niños por la sociedad, con lo cual se destruyen las dos bases del matrimonio actual ligadas a la propiedad privada: la dependencia de la mujer respecto del hombre y la dependencia de los hijos respecto de los padres. En ello reside, precisamente, la respuesta a los alaridos altamente moralistas de los burguesotes con motivo de la comunidad de las mujeres, que, según éstos, quieren implantar los comunistas. La comunidad de las mujeres es un fenómeno que pertenece enteramente a la sociedad burguesa y existe hoy plenamente bajo la forma de prostitución. Pero, la prostitución descansa en la propiedad privada y desaparecerá junto con ella. Por consiguiente, la organización comunista, en lugar de implantar la comunidad de las mujeres, la suprimirá.

XXII. ¿Cuál será la actitud de la organización comunista hacia las nacionalidades existentes?

Queda 2.

XXIII. ¿Cuál será su actitud hacia las religiones existentes?

- Queda.

XXIV. ¿Cuál es la diferencia entre los comunistas y los socialistas?

Los llamados socialistas se dividen en tres categorías.

La primera consta de partidarios de la sociedad feudal y patriarcal, que ha sido destruida y sigue siéndolo a diario por la gran industria, el comercio mundial y la sociedad burguesa creada por ambos. Esta categoría saca de los males de la sociedad moderna la conclusión de que hay que restablecer la sociedad feudal y patriarcal, ya que estaba libre de estos males. Todas sus propuestas persiguen, directa o indirectamente, este objetivo. Los comunistas lucharán siempre enérgicamente contra esa categoría de socialistas reaccionarios, pese a su fingida compasión de la miseria del proletariado y las amargas lágrimas que vierten con tal motivo, puesto que estos socialistas:

1) se proponen un objetivo absolutamente imposible;

2) se esfuerzan por restablecer la dominación de la aristocracia, los maestros de gremio y los propietarios de manufacturas, con su séquito de monarcas absolutos o feudales, funcionarios, soldados y curas, una sociedad que, cierto, estaría libre de los vicios de la sociedad actual, pero, en cambio, acarrearía, cuando menos, otros tantos males y, además, no ofrecería la menor perspectiva de liberación, con ayuda de la organización comunista, de los obreros oprimidos;

3) muestran sus verdaderos sentimientos cada vez que el proletariado se hace revolucionario y comunista: se alían inmediatamente a la burguesía contra los proletarios.

La segunda categoría consta de partidarios de la sociedad actual, a los que los males necesariamente provocados por ésta inspiran temores en cuanto a la existencia de la misma. Ellos quieren, por consiguiente, conservar la sociedad actual, pero suprimir los males ligados a ella. A tal objeto, unos proponen medidas de simple beneficencia; otros, grandiosos planes de reformas que, so pretexto de reorganización de la sociedad, se plantean el mantenimiento de las bases de la sociedad actual y, con ello, la propia sociedad actual. Los comunistas deberán igualmente combatir con energía contra estos socialistas burgueses, puesto que éstos trabajan para los enemigos de los comunistas y defienden la sociedad que los comunistas quieren destruir.

Finalmente, la tercera categoría consta de socialistas democráticos. Al seguir el mismo camino que los comunistas, se proponen llevar a cabo una parte de las medidas señaladas en la pregunta... 3, pero no como medidas de transición al comunismo, sino como un medio suficiente para acabar con la miseria y los males de la sociedad actual. Estos socialistas democráticos son proletarios que no ven todavía con bastante claridad las condiciones de su liberación, o representantes de la pequeña burguesía, es decir, de la clase que, hasta la conquista de la democracia y la aplicación de las medidas socialistas dimanantes de ésta, tiene en muchos aspectos los mismos intereses que los proletarios. Por eso, los comunistas se entenderán con esos socialistas democráticos en los momentos de acción y deben, en general, atenerse en esas ocasiones y en lo posible a una política común con ellos, siempre que estos socialistas no se pongan al servicio de la burguesía dominante y no ataquen a los comunistas. Por supuesto, estas acciones comunes no excluyen la discusión de las divergencias que existen entre ellos y los comunistas.

XXV. ¿Cuál es la actitud de los comunistas hacia los demás partidos políticos de nuestra época?

Esta actitud es distinta en los diferentes países.

En Inglaterra, Francia y Bélgica, en las que domina la burguesía, los comunistas todavía tienen intereses comunes con diversos partidos democráticos, con la particularidad de que esta comunidad de intereses es tanto mayor cuanto más los demócratas se acercan a los objetivos de los comunistas en las medidas socialistas que los demócratas defienden ahora en todas partes, es decir, cuanto más clara y explícitamente defienden los intereses del proletariado y cuanto más se apoyan en el proletariado. En Inglaterra, por ejemplo, los cartistas 4, que constan de obreros, se aproximan inconmensurablemente más a los comunistas que los pequeñoburgueses democráticos o los llamados radicales.

En Norteamérica, donde ha sido proclamada la Constitución democrática, los comunistas deberán apoyar al partido que quiere encaminar esta Constitución contra la burguesía y utilizarla en beneficio del proletariado, es decir, al partido de la reforma agraria nacional.

En Suiza, los radicales, aunque constituyen todavía un partido de composición muy heterogénea, son, no obstante, los únicos con los que los comunistas pueden concertar acuerdos, y entre estos radicales los más progresistas son los de Vand y los de Ginebra.

Finalmente, en Alemania está todavía por delante la lucha decisiva entre la burguesía y la monarquía absoluta. Pero, como los comunistas no pueden contar con una lucha decisiva con la burguesía antes de que ésta llegue al poder, les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lo más pronto posible la dominación, a fin de derrocarla, a su vez, lo más pronto posible. Por tanto, en la lucha de la burguesía liberal contra los gobiernos, los comunistas deben estar siempre del lado de la primera, precaviéndose, no obstante, contra el autoengaño en que incurre la burguesía y sin fiarse en las aseveraciones seductoras de ésta acerca de las benéficas consecuencias que, según ella, traerá al proletariado la victoria de la burguesía. Las únicas ventajas que la victoria de la burguesía brindará a los comunistas serán: 1) diversas concesiones que aliviarán a los comunistas la defensa, la discusión y la propagación de sus principios y, por tanto, aliviarán la cohesión del proletariado en una clase organizada, estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridad de que el día en que caigan los gobiernos absolutistas, llegará la hora de la lucha entre los burgueses y los proletarios. A partir de ese día, la política del partido de los comunistas será aquí la misma que en los países donde domina ya la burguesía.

Escrito en alemán por F. Engels a fines de octubre y en noviembre de 1847. Se publica de acuerdo con el manuscrito. Publicado por vez primera como edición aparte en 1914.

NOTAS

[1] Aquí Engels deja en blanco el manuscrito para redactar luego la respuesta a la pregunta IX.

[2] En el manuscrito, en lugar de respuesta a la pregunta 22, así como a la siguiente, la 23, figura la palabra «queda». Por lo visto, estima que la respuesta debía quedar en la forma que estaba expuesta en uno de los proyectos previos, que no nos han llegado, del programa de la Liga de los Comunistas.

[3] En el manuscrito está en blanco ese lugar; trátase de la pregunta XVIII.

[4] Se les llamó Chartists o cartistas los participantes en el movimiento obrero de Gran Bretaña entre los años 1830s y 1850s que se libró con la reivindicación de la aprobación de una "Carta del Pueblo" que garantize, entre otras cosas, el sufragio universal.  

Fuente: Envío por "Publicaciones Populares"/Prensa Popular Comunistas Miranda


 Correo:   pcvmirandasrp@gmail.com 
  

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