J. V. Stalin, imágenes de la época, corresponde a las fichas zaristas de preso de entonces. |
Para nadie es un secreto que en el desarrollo de la vida política y social de Rusia se han presentado dos caminos: el camino de las seudoreformas y el camino de la revolución. Está claro también que en el primer camino se sitúan los grandes fabricantes y terratenientes con el gobierno zarista a la cabeza, y en el segundo el campesinado revolucionario y la pequeña burguesía dirigidos por el proletariado.
La crisis que se desarrolla en las ciudades y el hambre en el campo hacen ineludible un nuevo estallido, por consiguiente, aquí son inadmisibles las vacilaciones: o la revolución va en ascenso, y nosotros debemos llevarla hasta el fin, o va en descenso y nosotros no podemos ni debemos plantearnos tal tarea. Y en vano piensa Rudenko que no es dialéctico tal planteamiento.
Rudenko busca una línea intermedia, quiere decir que la revolución va en ascenso y no va en ascenso, que hay que llevarla hasta el fin y no hay que llevarla hasta el fin, ya que la dialéctica, a su juicio ¡obliga precisamente a plantear justamente así la cuestión!. Nosotros no concebimos de tal modo la dialéctica de Marx.
Así, pues, nos hallamos en vísperas de un nuevo estallido, la revolución va en ascenso, y nosotros debemos llevarla hasta el fin. En esto convenimos todos. Pero ¿en qué situación podemos y debemos hacerlo: en una situación de hegemonía del proletariado, o en una situación de hegemonía de la democracia burguesa? He ahí donde comienza la divergencia fundamental.
El Camarada Martínov decía ya en "Dos dictaduras" que la hegemonía del proletariado en la actual revolución burguesa es una perniciosa utopía. En su discurso de ayer se trasluce la misma idea. Los Camaradas que lo aplaudieron están, por lo visto, conformes con él. Si ello es cierto, si, en opinión de los camaradas mencheviques, no nos hace falta la hegemonía del proletariado, sino la hegemonía de la burguesía democrática, es de por sí evidente que no debemos participar de modo directo y activo ni en la organización de la insurrección armada ni en la conquista del poder. Tal es el esquema de los mencheviques.
Y al contrario, si los intereses de clase del proletariado conducen hacia su hegemonía, si el proletariado no debe ir a la zaga, sino a la vanguardia de la presente revolución, es de por sí evidente que el proletariado no puede renunciar ni a tomar parte activa en la organización de la insurrección armada, ni a la conquista del Poder. Tal es el esquema de los Bolcheviques.
Hegemonía del Proletariado o hegemonía de la burguesía democrática: así está planteada la cuestión en el Partido, en eso consisten nuestras discrepancias.
Fuente:J.V.Stalin, Obras, Tomo I / PrensaPopularSolidaria
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