Por Ilka Oliva Corado
Tengo
35 años de edad, pertenezco a la generación de la desmemoria y nunca en
mi vida había visto una manifestación tan rebosante de alegría y
frescura y con tanto tesón como la de hoy en Guatemala, que fue más
allá de las fronteras porque guatemaltecos en todas partes del mundo se
pronunciaron al unísono exigiendo la renuncia de la Vicepresidenta y el
Presidente de la República. Esa unidad fue hermosa, inspiradora.
¡Que vivan los estudiantes/jardín de las alegrías! Me gustan los estudiantes.
Violeta Parra.
Es
la primera vez que no sé cómo comenzar a escribir un artículo, me
desborda la alegría. Son tantas emociones. Este texto podría tener
cientos de nombres, como por ejemplo: Qué la rebeldía nos haga libres.
Guatemala por fin despierta. El pueblo guatemalteco se pronuncia.
Resucita la dignidad. Vencimos el miedo. El silencio es historia. Fuera
la clica criminal Baldetti-Pérez Molina.
Llevan
décadas haciendo lo que se les pega la gana, los gobiernos de turno
siempre en lo mismo, todos al mismo saco y todos cubriéndose con la
misma sábana. Saqueando Guatemala y lavándose las manos. Cortinas de
humo tras cortinas de humo para no evidenciar los desfalcos, los robos
millonarios y las ventas de tierra. La impunidad, la injusticia, la
corrupción y la opresión. Esa forma tan de ellos para dejar en la
calamidad a la clase más golpeada por el sistema. Para reírse en
nuestras marices y no esperar castigo por el insulto.