El cardenal guatemalteco Rodolfo Quezada comparó al presidente estadounidense George W. Bush con el rey Herodes El Grande, quien según el Evangelio mandó a matar a los niños menores de dos años en Belén: "Yo quisiera hacer una oración para que en esta visita que hace el presidente norteamericano no sea solo un folclor, sino también nuestras autoridades se pongan los pantalones y le digan al presidente Bush la necesidad que existe de tener una ley justa y no ponerse en una actitud propia del rey Herodes El Grande," afirmó el clérico.
Fuerzas especiales del ejército y la policía de Guatemala por su parte reprimieron a cientos de personas que realizaban una protesta en momentos en que Bush era recibido oficialmente por las autoridades locales. Coreando consignas contra la presencia del jefe de la Casa Blanca en el país, los manifestantes lograron llegar hasta unos 100 metros de la sede del gobierno, donde fueron detenidos por un triple cordón de fuerzas especiales del ejército y la policía.
Luego de más de dos horas de protestas, durante las cuales se pronunciaron representantes de diversos sectores sociales, los elementos de seguridad comenzaron a lanzar bombas de gas lacrimógeno y arremetieron con bastones contra los presentes. El ataque ocurrió pese al carácter pacífico de la protesta, la cual tenía como objetivo demostrar el malestar de los guatemaltecos por la visita de Bush, coincidente con el recrudecimiento de las deportaciones de indocumentados en Estados Unidos.
Cuatro personas fueron detenidas durante los enfrentamientos, mientras otras fueron intoxicadas por los gases lanzados por la policía.
Desde tempranas horas de la mañana en todo el centro histórico capitalino se estableció un riguroso control, el cual abarcó unos tres kilómetros a la redonda del Palacio Nacional de la Cultura. Las restricciones se hacían más intensas en las cercanías de la sede de gobierno, donde se realizó la recepción oficial a Bush y la entrevista de los dos gobernantes.
A los periodistas y el personal que cubrió estos actos y la posterior conferencia de prensa, sólo se les permitió el acceso por una calle. La entrada al recinto estaba custodiada por agentes del servicio secreto estadounidense, quienes inspeccionaron dos veces los equipos de prensa, con las consecuentes molestias a los comunicadores.
Todas estas medidas, empero, no impedieron a sindicalistas, estudiantes, amas de casa y trabajadores del sector informal llegar cerca del Palacio para expresar su repudio a la visita de Bush. Luego de la arremetida contra los manifestantes, fuertes contingentes policiales y del ejército tomaron control de más calles y avenidas, donde impidieron el tránsito de peatones.
Fuentes: El Diario Montanés/albedrío / RedGlobe/Prensa Popular Comunistas Miranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com
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