Miércoles, 29 de Septiembre de 2010 15:21
(Editorial de Nuestra Propuesta del 30 de septiembre de 2010)
La Procuraduría colombiana acaba de destituir a la senadora Piedad Córdoba, inhabilitándola de participación política por 18 años. La acusan de tener relaciones con las Farc, perogrullada que oculta la intención cierta del nuevo mandatario Santos de no concretar la paz en Colombia de ninguna otra manera que no sea la de los cementerios. Así lo demostró con el brutal bombardeo al campamento del comandante guerrillero Briceño, conocido como el Mono Jojoy. Colombia es sin duda el portaviones de la política yanqui en nuestra región.
Sin embargo, no caminan en vano los pueblos latinoamericanos.
Más de una docena de veces, consta en actas, Hugo Chávez Frías ganó las elecciones en Venezuela, de la mano de su pueblo que sabe de los cambios reales obtenidos con el gobierno bolivariano. Se percibe que así piensa también, en otro contexto, el pueblo de Brasil y lo expresará el próximo domingo. Son los cambios sociales con toda su fuerza los que deben imponerse al siempre agresivo capitalismo.
En tanto los poderosos de cuello duro que se pasean por Nueva York ejercen toda su seducción para que los gobernantes de la región sigan alineados con sus políticas. Hay que vacunarse cuando se pasea por Wall Street.
Ya en nuestro país, concretar cualquiera de los objetivos políticos del gobierno nacional encuentra el rechazo sin vueltas de la articulación derechista llamada oposición, cuánto más la aplicación de la nueva Ley de Medios audiovisuales, sometida a una intoxicación mediática sin límites. Aquí es donde no se puede dudar, esta ley fue promovida militantemente y por muchos años por el movimiento popular. No debemos permitir que se anule su aplicación. Es imprescindible organizarse para ponerla en práctica, ya que es una conquista y no una dádiva.
Una situación similar se vive hoy en Brasil, como lo revelan los ataques virulentos de los multimedios patronales, expresando, al margen de la orientación política de cada gobierno, el objetivo único en la región de dominar la “anomalía” latinoamericana, consistente en la puja por la cuestión acuciante de la distribución de la riqueza.
Por esto se pone sobre el tapete el conocido discurso del fin de la historia, bajo la forma ahora de la teoría del fin de ciclo, en que el gobierno está agotado y solo queda que la oposición encuentre un candidato apropiado.
La disputa aparente en esos términos, gobierno-oposición, sin embargo, va por otro carril, el de consolidar cambios en la situación de los sectores populares, lo que nos exige concretar una fuerza política democrática, alternativa, que pueda acompañar decisiones favorables a los trabajadores y el pueblo y reclamar cambios profundos.
Las luchas que tanto los trabajadores de Paraná Metal como los estudiantes secundarios de la Ciudad de Buenos Aires o los sectores que defienden la Ley de Medios audiovisuales vienen llevando a cabo muestran una parte del camino, la organización, el debate político y la unidad amplia constituyen la otra parte para una alternativa política popular que enfrente el proyecto conservador de derechos restringidos, que trata de preservar el núcleo de poder que siempre mandó en el país.
Lo otro es profundizar la democracia, el protagonismo de las masas, asegurar el trabajo, condiciones dignas de vida del pueblo, soberanía nacional.
Cabe preguntarse sobre la responsabilidad de los sectores políticos y sociales populares y sus organizaciones en el esfuerzo para garantizar la unidad amplia y sin vacilaciones tras este objetivo.
Fuente: Partido Comunista de Argentina/PrensaPopularSolidaria
http://prensapopular-comnistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasp@gmail.com
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