Por: Jerónimo Carrera
Resulta un tanto extraño el poco interés que demuestran los medios informativos en Venezuela, tanto los dependientes de algún modo del aparato estatal como los que sirven de voceros de la embajada yanqui, por la situación interna y el desarrollo inmediato de UNASUR, la flamante Unión de Naciones Sudamericanas, el muy atractivo organismo integracionista que se propone agrupar al conjunto de países denominados sudamericanos.
No es mucho tampoco lo que yo aquí quiero decir ahora al respecto, aunque sí considero necesario incitar al debate sobre el particular. Con tal finalidad, pues, llamo la atención en cuanto al hecho de ser uno de sus primeros pasos algo bastante curioso, por no decir de una vez sospechoso.
Me refiero a la información, no muy difundida, de haberse creado en una reunión extraordinaria de UNASUR, celebrada este reciente 16 de diciembre en Brasil, y como propuesta hecha precisamente por el gobierno brasileño, un órgano de carácter específico con el propósito declarado de coordinar allí los mecanismos de defensa de los países miembros.
También se anunció que dicho cuerpo, bautizado como Consejo de Defensa Sudamericano, tendría en el presente mes de enero su sesión inaugural. Naturalmente, lo que de inmediato podemos todos hacer es emitir un criterio especulativo sobre la motivación que pueda tener Brasil, como país proponente, y Estados Unidos para guardar silencio ante lo que a primera vista luce como un reto a su papel hegemónico, de todo un siglo, en nuestro continente americano.
Es casi imposible, lógicamente, creer que Brasilia haya podido concebir tan significativo proyecto sin consulta previa con Washington. Incluso, razonadamente le doy mayor posibilidad a la idea de que todo esto sea parte del reacomodo político al cual su crisis económica obliga a los monopolios yanquis. Tenemos que preguntarnos, los venezolanos en especial, sobre lo que pueda significar para nosotros la formación de este nuevo aparato, el cual se dice que actuará “con énfasis en los aspectos de cooperación, entrenamiento y equipamiento”, según me entero por un artículo de mi apreciado amigo y actual embajador de Guyana en Venezuela, el camarada Odeen Ishmael, del 24-12-08.
Llama la atención, asimismo, que Colombia primero haya expresado un criterio opuesto, alegando que enfrentaba una “amenaza terrorista”, y luego se haya arrepentido. Cosa que permitió a la presidenta chilena Michelle Bachelet anunciar jubilosamente que la propuesta había sido aprobada en forma unánime por todos los presidentes sudamericanos. Como también se anunció un apoyo para “la lucha de Colombia contra las FARC y otros grupos armados ilegales.”
Se entiende así la condena al ostracismo que se ha intentado en estos últimos tiempos aplicarles a los camaradas de las FARC, incluso de parte de gobiernos como el venezolano. Igualmente, se comprende muy bien que la burguesía del Brasil, con sus pujos de “potencia emergente”, aspirante a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y sobre todo con una industria armamentista en expansión gracias a su asociación muy estrecha con la de Estados Unidos, pretenda hoy pasar a asumir la jefatura regional.
Tal posibilidad no podemos descartarla por el hecho de estar allí de presidente, por ahora, uno de esos socialdemócratas que en Francia se conocen como “gerentes de crisis”: Luíz Inácio “Lula” da Silva. Mucho cuidado debemos tener con este aparato de “defensa” que nos luce muy similar a la hoy casi difunta Junta Interamericana de Defensa, creada en Bogotá por la IX Conferencia Interamericana, en 1948, y por supuesto con el voto aprobatorio de una delegación venezolana presidida nada menos que por el “socialista” Rómulo Betancourt.
Fuente: PrensaPopularSolidaria ComunistasMiranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
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