Por: prccanariasA medida que transcurren los días, la información concerniente a la situación que se vive en Honduras tras el golpe militar, perpetrado en la madrugada del 28 de junio contra el Gobierno legalmente constituido del Presidente de la República, Manuel Zelaya Rosales, ha desaparecido de los grandes medios de información burgueses, como si la normalidad se hubiera restituido.
En cambio, se insiste en la “represión” que está ejerciendo el gobierno chino contra los musulmanes uigures, tergiversando los hechos, como no podía ser de otra forma en los medios “libres” y “democráticos” occidentales.
¿Qué nos ocultan estos mismos medios acerca de la represión desatada en Honduras tras el golpe militar? Una vez más, el papel jugado por el imperialismo.
Destaca como es habitual en centroamerica, la influencia de Estados Unidos, país que en 1954 efectuó un acuerdo de facto con Honduras, de carácter “semi-permanente”, como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía al tercer país más pobre del hemisferio.
De este modo, aunque la Constitución hondureña no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país, este acuerdo entre ambos Estados posibilita que la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” de Estados Unidos, formada por elementos de las tres armas, esté instalada en la base militar de Soto Cano, ubicada a menos de 100 kilómetros de Tegucigalpa.
Esta base fue reactivada en 1981 bajo la administración de Ronald Reagan y fue empleada por el coronel Oliver North para dirigir la guerra sucia contra Nicaragua y los ataques contra los revolucionarios salvadoreños y guatemaltecos. El saldo de víctimas causadas por estas acciones imperialistas se cuantifica en decenas de miles.
La base de Soto Cano, es también la sede de la Academia de Aviación de Honduras. Y resulta que de los integrantes de la fuerza de tarea militar de Estados Unidos, buena parte son hondureños.
Militar y geoestratégicamente, Honduras ha sido desde hace medio siglo un importante territorio y aliado de Estados Unidos, cuya implantación militar en el pais centroamericano la justifica mezquinamente en la lucha contra el narcotráfico.
En cuanto al reciente golpe militar, el cubanomaericano Hugo Llorens, embajador de Estados Unidos en Honduras, reconoció haber participado en reuniones en las que se discutieron los planes del golpe antes del secuestro del presidente.
Llorens, fue nombrado embajador en julio de 2008 en sustitución de Charles “Charlie” Ford, el siniestro personaje que propuso a petición de George Bush que el terrorista Posada Carrilles fuese a vivir a Honduras.
El nuevo embajador, como gesto de solidaridad con el representante de su país expulsado de Bolivia por su injerencismo, el 12 de septiembre de 2008 se negó a recibir sus credenciales.
Curiosamente, días después, Zelaya expresó su disconformidad y malestar a Llorens, y el 22 de septiembre el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, el general Romeo Vásquez, golpista que mantiene a Micheletti, afirmó que “hay personas interesadas en deponer al presidente Manuel Zelaya”.
En las horas que precedieron al golpe de estado, uno de los grupos más beligerantes en contra del presidente, fue uno perteneciente a la red de injerencia latinoamericana de la agencia estadounidense USAID.
Fue María Martha Díaz Velázquez, la directora de esta organización una de las primeras personas entrevistadas por la CNN, quien proporcionó a la defensora de los golpistas todo el espacio y tiempo necesario para apoyar a los militares.
Otra prueba de que el golpe de estado perpetrado en Honduras se conocía de antemano en Estados Unidos, es el reconocimiento por parte de funcionarios del Departamento de Estado de que conocían los planes golpistas y que Washington lo que hizo fue continuar financiando a los grupos implicados.
El Instituto Republicano Internacional (IRI), brazo internacional del Partido Republicano de Estados Unidos, que mantiene la postura más aquiescente en cuanto a la defensa del golpe, conocía desde hace meses los planes que se estaban trazando.
Este grupo es sólo uno de los cuatro “grupos claves” de la National Endowment for Democracy (NED, Fundación Nacional para la Democracia), que participó y celebró antes que nadie el golpe de estado de abril del 2002 contra el legítimo gobierno de Hugo Chávez.
Por todo ello, el secuestro del presidente, llevado a cabo unas dos horas antes de que se iniciara la consulta popular para proceder a la convocatoria de una Asamblea Constituyente, y la consumación del golpe militar, así como el secuestro que se produjo de los embajadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, demuestra el carácter político en forma de agresión contra los países que conforman el Alba y han desarrollado una política nacional antiimperialista.
Agresiones, acciones de desestabilización, manipulación informativa e intentos de derrocamientos de gobiernos de este bloque latinoamericano se han producido en los últimos años en Venezuela, Bolivia y Ecuador entre otros países.
No se trata de un acontecimiento aislado promovido únicamente por militares hondureños disconformes con la política de “izquierdas” del gobierno de Manuel Zelaya.
La implicación de Estados Unidos es evidente, y ya se empieza a hablar del “primer golpe de Obama”.
Fuente: Independencia y Socialismo/Partido Comunista de los Pueblos_Canarias PRCC/Edición de: PrensaPopularSolidaria_ComunistasMiranda
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