… No debe ser nada sencillo para quienes están en las filas del PSUV y provienen del PPT y del PCV aceptar como buena la tesis de que sus ex compañeros, catalogados como contrarrevolucionarios por el Presidente Chávez, están movidos por intereses egoístas y que en el fondo son una sarta de traidores al proceso, sólo por el simple hecho de postular candidatos propios en apenas tres o cuatros gobernaciones y unas cuantas alcaldías.
Sabemos que en campaña electoral casi todo se vale. Pero cuando el Presidente habla en términos de borrar del mapa, políticamente hablando, a dos fuerzas que lo han acompañados en las malas y en las buenas, y que le han aceptados no pocos desplantes, y por decreto las colocas en las filas de los adversarios, o, mejor, del enemigo, la situación no es como para pensar que todo estará olvidado porque eran cosas dichas en medio de la euforia de la campaña.
En dos platos, para apoyar al Presidente hay que hacerlo desde las filas del PSUV o nada. No hay otra opción. El partido del Presidente no necesita aliados. Y mucho menos si de ellos surge alguna postura crítica o si alguno se atreve a cometer el pecado de postular candidatos que pongan en peligro no la revolución sino alguna figura que cuente con la venia presidencial, con o sin méritos.
Este ataque despiadado al PPT y al PCV coloca al PSUV como una fuerza política prisionera del mayor de los sectarismo. Y sin exagerar diría que es de las más sectarias que haya conocido la historia política contemporánea del país, emulando al aún no olvidado sectarismo adeco del trienio 1945-1948, que luego condujo al derrocamiento de Rómulo Gallegos. Esta actitud del Presidente es, a mi juicio, equivocada y sobre todo injusta con dos fuerzas que están muy a la izquierda de no pocas figuras que hoy forman parte de su entorno más cercano, incluidos unos cuantos candidatos.
Este ataque despiadado al PPT y al PCV coloca al PSUV como una fuerza política prisionera del mayor de los sectarismo. Y sin exagerar diría que es de las más sectarias que haya conocido la historia política contemporánea del país, emulando al aún no olvidado sectarismo adeco del trienio 1945-1948, que luego condujo al derrocamiento de Rómulo Gallegos. Esta actitud del Presidente es, a mi juicio, equivocada y sobre todo injusta con dos fuerzas que están muy a la izquierda de no pocas figuras que hoy forman parte de su entorno más cercano, incluidos unos cuantos candidatos.
Pero no dejan de tener responsabilidad los ex dirigentes pepeistas y pecevistas que hoy están en las filas del PSUV y que no han dicho ni pío en solidaridad con sus ex compañeros. ¿Hasta cuándo podrán dormir en paz y comer tranquilos?¿O es que no sienten un carajo?¿O no se atreven a decirlo? No creo porque los conozco, que muchos estén felices por la forma como el Presidente ha despachado a sus ex compañeros y ex camaradas. Otros, para dar muestras de que son dignos de la confianza absoluta, pugnan por superar al líder y por eso le hablan golpeados a quienes optaron por quedarse en sus partidos de origen.
Y no descarto que en determinado momento alguno o algunos den un paso al frente y asuman la posición que la nobleza obliga en casos como estos.
Lo que se desprende de este señalamiento contra el PPT y el PCV es la certeza de que por ese camino del sectarismo y la prepotencia se va a cualquier parte menos hacia un orden de cosas caracterizado por la equidad, la justicia, la participación popular y la verdadera democracia.
Es el momento de reivindicar un pensamiento de izquierda deslastrado de imposiciones autoritarias, que no sólo tolere sino que promueva la crítica, que aliente el liderazgo colectivo y admita la diversidad, y que no ceda ante ningún chantaje, ni siquiera de tipo electoral. Esa es, precisamente, la conducta revolucionaria que esta coyuntura reclama y la mejor manera de ser solidarios con la esperanza del pueblo.
Es el momento de reivindicar un pensamiento de izquierda deslastrado de imposiciones autoritarias, que no sólo tolere sino que promueva la crítica, que aliente el liderazgo colectivo y admita la diversidad, y que no ceda ante ningún chantaje, ni siquiera de tipo electoral. Esa es, precisamente, la conducta revolucionaria que esta coyuntura reclama y la mejor manera de ser solidarios con la esperanza del pueblo.
Eduardo Ramírez. Registramos con dolor la muerte prematura de Eduardo, cantante del grupo ahora, amigos de muchos años y quien con su voz acompañó no pocas luchas justas. Un abrazo solidario a sus familiares y a sus entrañables compañeros que hoy tienen la tarea de mantener con vida al grupo y el recuerdo de Eduardo
Fuente: Tribuna Popular T.P/ Prensa Popular Comunistas Miranda
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