Por:Nadezhda K. Krupskaya
Nuestro partido, un pequeño grupo
comparado con la población total, asumió esa tarea. Ese pequeño grupo se
comprometió a cambiarlo todo, y lo cambió todo. Se ha demostrado que
esto no es Utopía, sino la realidad en que vivimos. Todos hemos visto lo
que se ha hecho. Tuvimos que hacerlo de tal manera que la gran mayoría
de los proletarios y campesinos trabajadores tuviera que admitir: “No
sois vosotros los que se alaban, somos nosotros los que los elogiamos.
Les decimos que habéis obtenido tan buenos y mejores resultados que a
ningún ser humano razonable se le ocurriría volver al viejo orden”.
El Partido trabaja continua e
indesmayablemente. En 1924, la Promoción Leninista demostró que la clase
obrera considera al Partido Comunista como su Partido. Este es un punto importante. Es
un verdadero logro, un logro permanente, y no es un halago pequeño. En
el extranjero, se nos elogia por muchas cosas, pese a que estas cosas
son todavía muy poco. Nuestro Partido dedica mucha atención al
campesinado, y no sólo al campesinado en su conjunto, sino a las capas
medias y pobres. El Partido trabaja para mejorar el aparato soviético de
base, ayuda a los núcleos de la población en su trabajo, y espera
lograr mucho más. El Partido realiza gran cantidad de trabajo práctico
de todo tipo, abarcando un enorme campo de actividad, y guía el carro de
la historia por el camino señalado por Lenin.
El Partido se ha entregado seriamente a
la realización del trabajo práctico. En nuestras condiciones, esta es
una tarea sumamente difícil y, por esa razón, el Partido es bastante
hostil a cualquier discusión. Por esa razón, el discurso del camarada
Trotsky sobre la última barricada le pareció tan extraño a la XIII
Conferencia del Partido. Y por esa razón, los más recientes esfuerzos
“literarios” del camarada Trotsky han provocado una gran indignación.
No sé si el camarada Trotsky ha
cometido en realidad todos los pecados capitales de los que se le acusa:
en las controversias, las exageraciones son inevitables. El camarada
Trotsky no tiene por qué quejarse de eso. Él no nació ayer, y sabe que
un artículo escrito en el tono de “Lecciones de Octubre” está destinado a
suscitar el mismo tono en la controversia que da a lugar. Pero esta no
es la cuestión. La cuestión es que el camarada Trotsky nos llama a
estudiar las “lecciones de Octubre”, pero no establece la dirección
correcta para este estudio. Él propone que se estudie el papel
desempeñado por esta o aquella persona en Octubre, el papel desempeñado
por esta u otra tendencia del Comité Central, etc. Pero no es eso lo que
se debe estudiar.
Lo primero que debemos estudiar es la
situación internacional que existía en Octubre, y la correlación de
fuerzas entre las clases de Rusia en ese momento.
¿El camarada Trotsky nos invita a
estudiar esto? No. Y sin embargo, la victoria hubiera sido imposible sin
un análisis profundo del momento histórico, sin una correcta evaluación
de la verdadera correlación de fuerzas. La aplicación de la dialéctica
revolucionaria del marxismo a las condiciones concretas en un momento
dado, la correcta estimación de ese momento –no sólo desde el punto de
vista del país sino a escala internacional–, es la característica más
importante del leninismo. La experiencia internacional de la última
década es la mejor confirmación de lo correcto de este método leninista.
Esto es lo que debemos enseñar a los Partidos Comunistas de todos los
países, y esto es lo que nuestros jóvenes deben aprender del estudio de
Octubre.
Pero el camarada Trotsky pasa por alto
esta cuestión. Cuando habla de Bulgaria o Alemania, se ocupa muy poco de
la evaluación correcta del momento. Si analizamos los acontecimientos
con los lentes del camarada Trotsky, parece que es demasiado simple
dirigir los acontecimientos. El análisis marxista nunca fue el punto
fuerte del camarada Trotsky.
Esa es la razón por la que subestima tanto el papel jugado por el campesinado. Sobre esto ya se ha hablado mucho.
Debemos, además, estudiar al Partido en
Octubre. Trotsky habla mucho sobre el Partido, sin embargo, para él, el
Partido son los líderes, los jefes. Pero aquellos que realmente desean
estudiar Octubre, deben estudiar al Partido como era en Octubre. El
Partido era un organismo vivo, en el que el C.C. (“la dirección”) no
estaba desligado del Partido, en el que los miembros de las
organizaciones de base del Partido estaban en contacto diario con los
miembros del C.C. Los camaradas Sverdlov y Stalin sabían perfectamente
lo que estaba pasando en cada distrito de Petrogrado, en cada provincia y
en el ejército. Lenin también sabía todo eso, pese a que estaba en la
clandestinidad. Se le mantuvo bien informado y recibía cartas acerca de
todo lo que ocurría en la vida de la organización. Y Lenin no sólo sabía
escuchar, también sabía leer muy bien entre líneas. Precisamente, la
victoria fue posible gracias al hecho de que hubo un estrecho contacto
entre el C.C. y la organización colectiva.
Un Partido cuya máxima dirección ha
perdido contacto con la organización nunca obtendrá la victoria. Todos
los Partidos Comunistas deben aprender esto y organizarse de acuerdo a
ello.
Cuando el Partido es muy organizado,
cuando la dirección conoce la voluntad de la organización colectiva –y
no sólo sus resoluciones–, y trabaja en armonía con esta voluntad, las
vacilaciones o errores de los miembros individuales de la dirección no
tienen la importancia decisiva que les atribuye el camarada Trotsky.
Cuando la historia enfrenta al Partido con una situación de emergencia
sin precedentes y completamente nueva, es natural que la situación no
sea evaluada de la misma manera por todos. Entonces, la tarea de la
organización es encontrar la línea correcta común.
Lenin siempre atribuyó una gran
importancia a la organización colectiva del Partido. Su relación con las
Conferencias del Partido estaba basada en eso. En cada Conferencia del
Partido, exponía todo lo que había elaborado desde la última
Conferencia. Él se consideraba responsable principalmente ante la
Conferencia del Partido, ante la organización en su conjunto. Cuando
había diferencias de opinión, Lenin apelaba a la Conferencia del Partido
(por ejemplo, en la cuestión de la Paz de Brest).
Trotsky no reconoce el papel
desempeñado por el Partido en su conjunto, como una organización única y
cohesionada. Para Trotsky, el Partido es sinónimo de dirección central.
Tomemos un ejemplo: “¿Qué es la bolchevización del Partido Comunista?”,
pregunta en “Lecciones de Octubre”. Consiste en educar a los Partidos y
elegir dirigentes que no se salgan de la senda cuando les llegue su
Octubre.
Este es un punto de vista puramente
“administrativo” y totalmente superficial. Sí, la personalidad de los
líderes es un punto de suma importancia. Sí, es necesario que los más
talentosos, los mejores, los más firmes de carácter entre nuestros
militantes sean seleccionados para ser parte de nuestra dirección: pero
esto no es una simple cuestión de capacidad personal, sino una cuestión
de si la dirección está estrechamente ligada a toda la organización.
Hay otro factor gracias al cual se
logró la victoria en Octubre, y consiste en la correcta estimación del
rol y la importancia de las masas. Si se lee todo lo que Lenin escribió
sobre el papel jugado por las masas en la revolución y en el desarrollo
del socialismo, se verá que la estimación del papel que desempeñan las
masas es una de las piedras angulares del leninismo. Para Lenin las
masas nunca son un medio, sino el factor decisivo. Si el partido va a
dirigir a millones, debe estar en estrecho contacto con esos millones,
debe ser capaz de comprender la vida, los sufrimientos y las
aspiraciones de las masas. Bela Kun relata que cuando comenzó a hablarle
a Lenin acerca de una guerra revolucionaria contra Alemania, Lenin le
replicó: “Yo sé que usted no es un charlatán, mañana haga un viaje al
frente y vea si los soldados están listos para una guerra
revolucionaria”. Bela Kun viajó al frente y vio que Lenin tenía la
razón.
En “Lecciones de Octubre”, no
encontramos ningún intento de estudiar este aspecto de la revolución de
Octubre. Todo lo contrario. Al desarrollar su evaluación de los sucesos
alemanes, el camarada Trotsky subestima la pasividad de las masas.
Un cierto Sirkin tiene una
interpretación tonta del libro de John Reed. Muchas personas son de la
opinión de que no debemos poner el libro de John Reed en manos de los
jóvenes. Contiene inexactitudes y leyendas. No se debe aprender la
historia del Partido leyendo a Reed. ¿Por qué entonces Lenin recomendaba
este libro con tanto cariño? Porque en el libro de John Reed, esta
cuestión no es el punto principal. El libro nos da una excelente y
artística descripción de la psicología y las tendencias de los
sentimientos de las masas de soldados y obreros que realizaron la
revolución de Octubre, y de la torpeza de la burguesía y sus lacayos.
John Reed permite –incluso al más joven comunista– captar el espíritu de
la revolución, mucho más rápido que la lectura de docenas de protocolos
y resoluciones. No es suficiente que nuestros jóvenes conozcan la
historia del Partido, es de igual importancia que sientan el pulso de la
revolución de Octubre. ¿Cómo pueden convertirse en comunistas nuestros
jóvenes, si no conocen otra cosa que las condiciones del Partido en el
sentido más estrecho, y no sienten lo que fueron la guerra y la
revolución?
El camarada Trotsky aborda el estudio
de Octubre desde el lado equivocado. La evaluación incorrecta de Octubre
está a un solo paso de la evaluación incorrecta de la situación actual y
de la evaluación incorrecta de una serie de fenómenos de enorme
importancia. La evaluación incorrecta de la actualidad conduce a
decisiones y acciones equivocadas. Cualquiera puede entender esto.
Lo que ya ocurrió no se puede deshacer.
Dado que “Lecciones de Octubre” ha visto la luz del día, debe ser
discutido a fondo en la prensa y en la organización del Partido. Esto
debe hacerse de una forma accesible para todos los miembros del Partido.
Nuestro Partido ha crecido
considerablemente en número. Amplias masas de obreros se unen al
Partido; pero estos obreros no están lo suficientemente informados sobre
las cuestiones planteadas por el camarada Trotsky. Las cosas que son
perfectamente claras para un viejo bolchevique que ha luchado
incansablemente por la línea leninista, no son claras para el joven
militante del Partido. El leninista debe aprender, sobre todo, a no
decir que “la discusión de esta cuestión perturba nuestro aprendizaje”.
Por el contrario, la discusión de esta cuestión nos permitirá obtener
una comprensión aún más profunda del leninismo.
El camarada Trotsky dedicó todas sus
fuerzas a la lucha por el poder soviético durante los años decisivos de
la revolución. Se comportó heroicamente en su difícil puesto de
responsabilidad. Trabajó con energía sin precedentes y realizó portentos
para los intereses de la salvaguardia de la victoria de la revolución.
El Partido no olvidará esto.
Pero los logros de Octubre aún no han
sido totalmente consumados. Debemos seguir trabajando con determinación
para su realización. Y será peligroso y desastroso desviarnos del camino
del leninismo, un camino históricamente probado. Y cuando un camarada
como Trotsky, transita, aunque sea inconscientemente, el camino de la
revisión del leninismo, entonces el Partido debe pronunciarse.
Fuente: Envìos a nuestro Correo/PrensaPopularSolidaria
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