El Frente Amplio y Montevideo, Editorial El Popular-Uruguay.
!!Porque no somos lo mismo que la derecha. Porque no nos da lo mismo que gobierne el FA o que gobierne la derecha. Porque nosotros, los frenteamplistas, entre alimentar un niño y tapar un pozo, seguiremos siempre prefiriendo alimentar un niño. He ahí la diferencia.!!
El Frente Amplio ganó el gobierno de Montevideo hace 23 años.
La conquista del gobierno municipal fue fruto de un largo proceso de acumulación de fuerzas del movimiento popular.
En Montevideo ganó el NO en 1980. En Montevideo fue donde el Frente Amplio marcó más nítidamente los votos en blanco en 1982 enfrentando la represión fascista. Nunca fue fácil. En 1989, cuando se ganó la Intendencia, se venía de la derrota del Voto Verde el mismo año, que sin embargo había triunfado en la capital y se afrontó la elección con una ruptura del Frente Amplio en la que se fue el sector mayoritario y casi la mitad de su bancada parlamentaria.
La asunción de Tabaré Vázquez en La Teja fue una fiesta popular. Allí mismo se anunció la rebaja del boleto, se a
nunció la implementación de políticas dirigidas a los que menos tienen, con la histórica frase de Tabaré: “entre tapar un pozo y dar de comer a un niño, vamos a dar de comer a un niño”, en ese momento ovacionada por miles.
Los gobiernos del Frente Amplio en Montevideo transformaron la ciudad, fueron la comprobación de que la izquierda podía gobernar y mejor que la derecha, fueron el terreno de aprendizaje en gestión para aplicarla luego a nivel nacional. Veníamos de casi un siglo de clientelismo, de las “hormiguitas” robándose todo, del ingreso por recomendación política, de la ausencia de un plan o de una visión estratégica.
¿Hubo errores? Por supuesto que sí los hubo en estos 23 años de gestión. Pero los cambios a favor de los montevideanos son claramente la nota dominante. Montevideo es la ciudad con más saneamiento de Latinoamérica. Montevideo tiene una política cultural. Montevideo inauguró las políticas sociales concebidas como deber de las intendencias. Montevideo aplicó un esquema de policlínicas.
Montevideo transformó su sistema de transporte, subsidió a quiénes debía subsidiar y lo modernizó. Montevideo incorporó a los trabajadores a la gestión y los dignificó, en una relación difícil y con errores, pero imprescindible. Montevideo inauguró el ingreso a la función pública por concurso y por sorteo. Montevideo habilitó la participación de los vecinos. Montevideo sacó la gestión municipal de 18 y Ejido y la llevó a los barrios y descentralizó. Montevideo multiplicó por cinco el alumbrado. Montevideo fue pionero en políticas juveniles y de género. Montevideo recuperó sus arroyos.
Montevideo desarrolló una política hacia el área rural abandonada históricamente. Montevideo recuperó y defendió los espacios públicos. Montevideo desarrolló una política de promoción productiva y creo el primer polo tecnológico municipal. Montevideo se puso del lado de los más pobres, enfrentó el problema de los asentamientos que no generó y atendió en el 2002 el hambre y la miseria priorizando esto a otras cosas. Todo eso lo hizo el Frente Amplio, todo eso no lo tendríamos si gobernaran Montevideo los partidos tradicionales. Y tampoco tendríamos el gobierno nacional, ni habríamos empezado a cambiar el país si no hubiéramos cambiado Montevideo primero.
Hoy Montevideo tiene el quinto gobierno frenteamplista consecutivo y por primera vez está encabezado por una mujer, la compañera Ana Olivera, quién lleva dos años de gestión.
En las páginas de EL POPULAR Ana hace su balance de estos dos años, con sus luces y sus sombras. Explica todo lo que ella y su equipo han hecho en estos dos años, asume lo que falta por hacer y dice sin dudarlo: “Vamos a cumplir”.
La derecha ha desatado una campaña permanente, sistemática, planificada contra el gobierno frenteamplista de Montevideo y en particular contra su intendenta.
El objetivo es claro. En su proyecto restaurador de recuperar el gobierno nacional y dar marcha atrás con los cambios iniciados por el Frente Amplio, Montevideo es clave.
La intención es desgastar el respaldo al FA en la capital y de esa manera poner en entredicho la victoria electoral nacional. Golpear, golpear y golpear para conseguir que se pierdan puntos de votación en la capital. Para ello hasta dicen que aspiran a ganar Montevideo, ni siquiera juntándose los tres partidos de la oposición, colorados, blancos e independientes están seguros de poder, por separado es absolutamente imposible.
No importa mentir, no importa negar la historia, van a caballo de la inmediatez y la superficialidad de análisis, importa el ahora y ya, importa sembrar la duda.
Encuentran eco y ánimo para esta campaña que es y será millonaria en recursos en un mal humor, otros le llaman desencanto, de los montevideanos con el gobierno municipal, que incluso llega a los votantes frenteamplistas.
Es cierto que no se puede agitar el fantasma de la derecha para tapar los errores o lo que falta hacer. Es cierto que hay causas propias, en la Intendencia y en el Frente Amplio para el malestar y estas no son atribuibles a la derecha. Es cierto que debemos, siempre, tener una visión crítica y no conformista con nuestros gobiernos.
Todo eso es cierto. Pero omitir en el análisis y en los debates que la derecha juega, que existe, que quiere golpear al FA y al gobierno de Montevideo y que lo tiene como objetivo para recuperar el gobierno nacional, es, por lo menos, ingenuo.
¿Estarían mejor los montevideanos si gobernara la derecha? ¿Estamos solo ante problemas de gestión? La respuesta a ambas preguntas es no. Por supuesto que no. Si volvieran traerían con ellos el clientelismo y el ingreso por tarjeta, como ya lo han hecho en las intendencias que perdió el FA en el interior del país. Para los que no se acuerdan o hacen que no se acuerdan como era Montevideo gobernado por la derecha, alcanza con que miren Florida, Treinta y Tres, Paysandú y Salto; sus prioridades presupuestales, el ingreso de personal, es un ejercicio recomendable.
En estos 23 años el Frente Amplio ha hecho mucho en Montevideo y en estos dos años de gestión de Ana Olivera también, que no lo muestren los medios es otra cosa.
¿Hay que mejorar áreas de gestión? Seguro que sí y en eso están los compañeros del gobierno municipal, del que participan todos los sectores del FA. ¿Hay que reclamarles más y exigirles más? Por supuesto que sí, siempre.
Pero también hay que rodearlos, defenderlos y apoyarlos, gobernar con ellos. Y en particular, como en EL POPULAR no decimos gre gre para decir Gregorio lo ponemos con todas las letras:
hay que rodear, defender y apoyar a Ana.
El Frente Amplio, luego de las elecciones internas del 27 de mayo, ha instalado un nuevo Plenario Departamental, su presidente, Carlos Varela, ha dado pasos concretos y claros para apoyar al gobierno departamental. La movilización de los frenteamplistas es un factor clave, imprescindible, para dar la pelea política con la derecha y para organizar a la gente.
Se necesita de protagonismo de todo el gabinete municipal, de todas y todos. Se necesita de los alcaldes, los consejeros vecinales. Se necesita de los ediles departamentales y de los diputados frenteamplistas de Montevideo.
Lo que hizo el Frente Amplio en estos 23 años merece que se lo defienda. Lo que está haciendo el Frente Amplio en estos dos años también merece que se lo defienda. De aquella rebaja de boleto en 1989 al boleto estudiantil gratuito para todos los gurises en secundaria que se consiguió este año.
Y Ana también merece que se la defienda. Como lo merecen Patricia Ayala en Artigas, Marcos Carámbula en Canelones, Oscar de los Santos en Maldonado y Artigas Barrios en Rocha.
Sin cálculos políticos internos, sin perfilismos, con unidad y sabiendo lo que está en juego.
Porque no somos lo mismo que la derecha. Porque no nos da lo mismo que gobierne el FA o que gobierne la derecha. Porque nosotros, los frenteamplistas, entre alimentar un niño y tapar un pozo, seguiremos siempre prefiriendo alimentar un niño. He ahí la diferencia.
Fuente: El Popular/PrensaPopularSolidaria_(PrenPoSol_PePeSe)
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