¿Qué esperan para actuar los gobiernos de la UNASUR que aún permanecen en silencio o limitándose a expresar un casi inaudible reproche? ¿Se aplicaría aquí aquel aforismo que dice que "quien calla otorga"? ¿Cómo no reaccionan de manera inmediata –tal como para su dignidad lo hicieron Quito y La Paz- ante la durísima amenaza proferida por el insólito Premio Nobel de la Paz 2009? |
Este Miércoles se conoció que la reunión de cancilleres de la UNASUR programada para el día siguiente en Montevideo había sido postergada y que la misma recién tendría lugar el próximo 23 del corriente. Afortunadamente, el presidente Rafael Correa decidió enmendar tamaña insensatez y convocar a una reunión extraordinaria de cancilleres en la sede de la UNASUR, en Quito, mañana Sábado.
La postergación de ese cónclave en medio de una crisis de gran magnitud no sólo fue sorprendente sino extremadamente preocupante. Quiere decir que los gobiernos sudamericanos o bien no han percibido la gravedad de la amenaza contenida en la orden ejecutiva de Barack Obama o, peor aún, lo percibieron pero no tienen voluntad política de perturbar con sus escrúpulos morales o políticos (si los tuvieran) los designios imperiales.