Los días 13, 15 y 16 de diciembre tendrá lugar el Congreso del Frente Amplio de Uruguay, la máxima dirección del frente político, gobernante en el país sudamericano, para discutir y resolver balance de la actuación del Frente Amplio como fuerza política y de su gobierno. Entre 1500 y 2000 delegados serán electos por las bases militantes en más de 300 Comités de Base en Uruguay y otros países dónde el Frente Amplio se encuentra organizado.
El Partido y la Juventud Comunista han hecho aportes a los documentos centrales de discusión a la vez que impulsamos la profundización en algunos aspectos relevantes para contribuir a la consolidación de un Gobierno Nacional, Popular y Democrático con pleno cumplimiento del Programa de Gobierno.
Así, el PCU pide el retiro de las tropas uruguayas de Haití, estacionadas allí en el marco de la MINUSTAH.
Reproducimos un análisis de la Comisión Internacional del Partido Comunista de Uruguay sobre la situación en Haití.
Reproducimos un análisis de la Comisión Internacional del Partido Comunista de Uruguay sobre la situación en Haití.
La historia del acoso contra Haití -que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia- es también la historia del racismo de la civilización occidental. Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido “el delito de la dignidad” como escribió Eduardo Galeano ... “Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros.
Entonces Robert Lansing, secretario de Estado norteamericano, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma y que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización".
“Los Pecados de Haiti”
“Los Pecados de Haiti”
Doscientos años después de su independencia, Haití, cuya esperanza de vida es de 49 años para los hombres y de 50 para las mujeres, y que tiene una renta per capita de 480 dólares al año, (según el Banco Mundial) sigue debatiéndose entre la pobreza, la violencia, la corrupción y las protestas populares contra la ocupación militar.
La lista de iniquidades es extensa y las cifras estremecedoras: el 80% de los haitianos son pobres, los índices de analfabetismo y mortalidad son los más altos del mundo y la corrupción es comparable sólo a la de otros dos países: Bangla Desh y Nigeria.
El cinco por ciento de los habitantes es portador de SIDA y 30 mil personas mueren anualmente de esta enfermedad. La esperanza de vida es 20 años menor que en la vecina República Dominicana y se ubica en el puesto 156 entre 192 países relevados en el mundo. La violación de los derechos humanos, la violencia contra la mujer, la impunidad y el asesinato de opositores y la desaparición de los periodistas de la prensa escrita y radial son parte del paisaje.
A inicios de 2004, los haitianos no pudieron celebrar el bicentenario de su independencia. Washington, París y la elite negra derrocaron al presidente constitucional Jean Bertrand Aristide. El país caribeño fue ocupado por enésima vez en su historia, disponiendosé que las tropas de ocupación multinacional (Minustah) quedase a cargo de la recomposición nacional y el aseguramiento de la paz. J.B. Aristide acusado de corrupción, fue secuestrado y enviado al exilio en Africa, del que no ha podido aún regresar.
En ese mismo año, el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas señalaba que con 8 millones y medio de habitantes, 7 millones de haitianos subsistían con menos de dos dólares diarios, y cinco, de estos siete, con menos de un dólar al día. La comida disponible apenas alcanzaba entonces para 55 por ciento, en un país donde una de cada tres muertes, 38 mil al año, correspondía a niños y niñas menores de cinco años consumidos por la desnutrición crónica, grave y extrema.
La lista de iniquidades es extensa y las cifras estremecedoras: el 80% de los haitianos son pobres, los índices de analfabetismo y mortalidad son los más altos del mundo y la corrupción es comparable sólo a la de otros dos países: Bangla Desh y Nigeria.
El cinco por ciento de los habitantes es portador de SIDA y 30 mil personas mueren anualmente de esta enfermedad. La esperanza de vida es 20 años menor que en la vecina República Dominicana y se ubica en el puesto 156 entre 192 países relevados en el mundo. La violación de los derechos humanos, la violencia contra la mujer, la impunidad y el asesinato de opositores y la desaparición de los periodistas de la prensa escrita y radial son parte del paisaje.
A inicios de 2004, los haitianos no pudieron celebrar el bicentenario de su independencia. Washington, París y la elite negra derrocaron al presidente constitucional Jean Bertrand Aristide. El país caribeño fue ocupado por enésima vez en su historia, disponiendosé que las tropas de ocupación multinacional (Minustah) quedase a cargo de la recomposición nacional y el aseguramiento de la paz. J.B. Aristide acusado de corrupción, fue secuestrado y enviado al exilio en Africa, del que no ha podido aún regresar.
En ese mismo año, el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas señalaba que con 8 millones y medio de habitantes, 7 millones de haitianos subsistían con menos de dos dólares diarios, y cinco, de estos siete, con menos de un dólar al día. La comida disponible apenas alcanzaba entonces para 55 por ciento, en un país donde una de cada tres muertes, 38 mil al año, correspondía a niños y niñas menores de cinco años consumidos por la desnutrición crónica, grave y extrema.
El 15 de octubre de 2007, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió extender el mandato de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), hasta al 15 de octubre de 2008, con argumentos similares a los utilizados hace un siglo por el Secretario de Estado norteamericano Robert Lansing: los haitianos son incapaces de gobernarse a si mismos y necesitan de fuerzas de ocupación multinacionales para imponer la paz. Esta falacia se complementa con el argumento de que el propio presidente Rene Preval, pide a la comunidad internacional la continuidad de las tropas.
La ocupación militar y la sociedad civil haitiana.
Uno de los casos documentados por organizaciones haitianas de derechos humanos es la masacre ocurrida el 22 de diciembre de 2006 en la comunidad de Cité Soleil, luego de una manifestación de cerca de diez mil personas que demandaban el retorno del ex presidente Jean-Bertrand Aristide al país y la salida de los efectivos militares extranjeros. Según relatos de la población local e imágenes de vídeos producidos por la organización Haiti Information Project – HIP (Proyecto de Información de Haití), las fuerzas de la ONU atacaron a la comunidad y mataron a cerca de 30 personas, incluyendo a mujeres y niños.
En respuesta a las críticas de las organizaciones de derechos humanos que denunciaron la masacre, la MINUSTAH justificó sus acciones con el pretexto de combatir supuestas pandillas en Cité Soleil. Sin embargo, las imágenes grabadas por HIP revelaron que las tropas de la ONU dispararon desde helicópteros contra civiles desarmados.
La agencia de noticias Inter Press Service (IPS) documentó la situación de la comunidad justo después del ataque y registró marcas de balas de grueso calibre en muchas casas. El director de HIP, Kevin Pina, acusa a la MINUSTAH de actuar en conjunto con la Policía Nacional Haitiana en ejecuciones sumarias y encarcelamientos arbitrarios y señala que, “en este contexto, es difícil continuar viendo a la misión de la ONU como una fuerza independiente y neutral en Haití”.
La ocupación militar y la sociedad civil haitiana.
Uno de los casos documentados por organizaciones haitianas de derechos humanos es la masacre ocurrida el 22 de diciembre de 2006 en la comunidad de Cité Soleil, luego de una manifestación de cerca de diez mil personas que demandaban el retorno del ex presidente Jean-Bertrand Aristide al país y la salida de los efectivos militares extranjeros. Según relatos de la población local e imágenes de vídeos producidos por la organización Haiti Information Project – HIP (Proyecto de Información de Haití), las fuerzas de la ONU atacaron a la comunidad y mataron a cerca de 30 personas, incluyendo a mujeres y niños.
En respuesta a las críticas de las organizaciones de derechos humanos que denunciaron la masacre, la MINUSTAH justificó sus acciones con el pretexto de combatir supuestas pandillas en Cité Soleil. Sin embargo, las imágenes grabadas por HIP revelaron que las tropas de la ONU dispararon desde helicópteros contra civiles desarmados.
La agencia de noticias Inter Press Service (IPS) documentó la situación de la comunidad justo después del ataque y registró marcas de balas de grueso calibre en muchas casas. El director de HIP, Kevin Pina, acusa a la MINUSTAH de actuar en conjunto con la Policía Nacional Haitiana en ejecuciones sumarias y encarcelamientos arbitrarios y señala que, “en este contexto, es difícil continuar viendo a la misión de la ONU como una fuerza independiente y neutral en Haití”.
En entrevista con la periodista Claudia Korol para la agencia ADITAL, Camille Chalmers, profesor de la Universidad de Haití y miembro de la Plataforma Haitiana para la Articulación de Movimientos Sociales, explicó que: “la MINUSTAH intentó construir legitimidad diciendo que está luchando contra bandoleros. Pero mucha gente percibe que la única cosa que puede realmente reducir la inseguridad son políticas públicas y servicios sociales. Al contrario, lo que tenemos (ahora) es un aparato militar violento”.
Camille Chalmers caracteriza esta acción como una “intervención liderada por los gobiernos de Estados Unidos y de Francia”. Y agrega que, “solidaridad con el pueblo de Haití es ayudar a reconstruir el país, responder a los problemas sociales más angustiosos, pero la presencia de los militares no ayuda a esto. Los objetivos de alcanzar la seguridad y los derechos humanos no han sido alcanzados. Al contrario, pensamos que la presencia de la MINUSTAH constituye una violación del derecho a la autodeterminación del pueblo de Haití”.
Más recientemente, el 2 de febrero de 2007, las tropas de la ONU emprendieron otra operación en Cité Soleil, que culminó con la muerte de dos jóvenes que dormían en sus casas. El 7 de febrero, diversas manifestaciones populares se desarrollaron en el país y, el 9 de febrero, hubo otro ataque militar en aquella comunidad, hecho que fue denunciado por organizaciones locales, como el Instituto para la Justicia y la Democracia de Haití (IJDH).
El 30 de octubre de 2007, se denunció el secuestro de la Dra. Maryse Narcisse, que pertenece a la dirección nacional de Lavalas (grupo politico de Aristide) y trabajaba con programas sociales de salud y educación. Otro miembro de Lavalas, el psicólogo y defensor de los derechos humanos, Lovinsky Pierre-Antoine, desapareció el 12 de agosto. Organizaciones locales acusan a las tropas de ocupación de la ONU de generar inestabilidad política y atacar a defensores de la democracia y de los derechos humanos en el país.
El debate en nuestro país.
Las denuncias sobre el papel negativo que las tropas de la ONU ejercen en Haití, -que el PCU viene formulando desde tiempo atrás- no son tomadas en cuenta en el debate nacional.
Algunas organizaciones de la sociedad civil, portadoras de las “bondades” del influyente tercer sector, han organizado debates de todo tipo con una particularidad: todos los expositores legitimaron la presencia de las tropas militares uruguayas en Haiti.
Nuestra posición no solamente no ha sido escuchada; en el evento de mayores dimensiones organizado por una de las más relevantes y conocidas OSC internacionales con sede en Alemania, y fuertes vínculos con el FA, ni siquiera se nos permitió la entrada.
A fines de este mes, organizaciones sociales de todo el continente nucleadas en la Alianza Social Continental, visitarán Haiti para reunirse directamente con la “Plataforma Haitiana para la Articulación de Movimientos Sociales” y observar de primera mano -como ya lo hicieron los sectores políticos y militares- lo que sucede en el país más desigual del continente.
Actualmente las fuerzas de la MINUSTAH, ocupan el país con mandato de la ONU, bajo el capítulo “imposición de la Paz”, es decir, la constatación que Haití no solamente vive una situación de excepción, sino que la misma no puede ser solucionada sin la intervención directa de fuerzas extranjeras.
Más recientemente, el 2 de febrero de 2007, las tropas de la ONU emprendieron otra operación en Cité Soleil, que culminó con la muerte de dos jóvenes que dormían en sus casas. El 7 de febrero, diversas manifestaciones populares se desarrollaron en el país y, el 9 de febrero, hubo otro ataque militar en aquella comunidad, hecho que fue denunciado por organizaciones locales, como el Instituto para la Justicia y la Democracia de Haití (IJDH).
El 30 de octubre de 2007, se denunció el secuestro de la Dra. Maryse Narcisse, que pertenece a la dirección nacional de Lavalas (grupo politico de Aristide) y trabajaba con programas sociales de salud y educación. Otro miembro de Lavalas, el psicólogo y defensor de los derechos humanos, Lovinsky Pierre-Antoine, desapareció el 12 de agosto. Organizaciones locales acusan a las tropas de ocupación de la ONU de generar inestabilidad política y atacar a defensores de la democracia y de los derechos humanos en el país.
El debate en nuestro país.
Las denuncias sobre el papel negativo que las tropas de la ONU ejercen en Haití, -que el PCU viene formulando desde tiempo atrás- no son tomadas en cuenta en el debate nacional.
Algunas organizaciones de la sociedad civil, portadoras de las “bondades” del influyente tercer sector, han organizado debates de todo tipo con una particularidad: todos los expositores legitimaron la presencia de las tropas militares uruguayas en Haiti.
Nuestra posición no solamente no ha sido escuchada; en el evento de mayores dimensiones organizado por una de las más relevantes y conocidas OSC internacionales con sede en Alemania, y fuertes vínculos con el FA, ni siquiera se nos permitió la entrada.
A fines de este mes, organizaciones sociales de todo el continente nucleadas en la Alianza Social Continental, visitarán Haiti para reunirse directamente con la “Plataforma Haitiana para la Articulación de Movimientos Sociales” y observar de primera mano -como ya lo hicieron los sectores políticos y militares- lo que sucede en el país más desigual del continente.
Actualmente las fuerzas de la MINUSTAH, ocupan el país con mandato de la ONU, bajo el capítulo “imposición de la Paz”, es decir, la constatación que Haití no solamente vive una situación de excepción, sino que la misma no puede ser solucionada sin la intervención directa de fuerzas extranjeras.
Los compañeros que defienden la continuidad de la presencia de las tropas uruguayas en la misión señalan que: Haití no tiene las condiciones para mantener el control del país sin la presencia de la MINUSTAH y que en caso que no estuviese la Minustah, con su fuerte componente de tropas de Brasil, Chile y Uruguay, los que estarían serían los Estados Unidos.
Esto es cierto, y significa un reconocimiento que 3 años de presencia de la MINUSTAH, poco se ha avanzado en devolver al país la capacidad coercitiva del estado (por supuesto que como señalamos más arriba, tampoco en solucionar los graves problemas estructurales para la mayoría de la población).
Esto es cierto, y significa un reconocimiento que 3 años de presencia de la MINUSTAH, poco se ha avanzado en devolver al país la capacidad coercitiva del estado (por supuesto que como señalamos más arriba, tampoco en solucionar los graves problemas estructurales para la mayoría de la población).
Nuestra posición se basa
1) en principios históricos de no intervención y en el Programa aprobado por el FA en el IV Congreso Héctor Rodriguez (ver al final nuestra propuesta);
2) en la constatación que esta situación deriva (incluso si Preval ha sido electo en comicios), de un golpe de Estado apoyado e impulsado por EE.UU. y Francia que derivó en intervención directa de estos países;
3) que la participación de tropas uruguayas en una situación de guerra en un país extranjero no contribuye a la necesaria afirmación de los principios democráticos que deberían regir a las Fuerzas Armadas en la nueva situación política establecida a partir del 1/03/05.
4) que al no enfrentar a un ejército extranjero, las tropas de la MINUSTAH, están llamadas a cumplir la función de policía ocupante, tarea para la que no han sido preparadas.
5) que la presencia de la MINUSTAH antes que responder a una derrota de la intervención norteamericana, responde a la necesidad del imperialismo de dedicar todas sus fuerzas a los otros frentes que la política guerrerista de Bush ha abierto (Irak), al tiempo de (por bandas), elevar a Brasil al papel de líder regional pero sometido a las circunstancias generadas desde el/los centros imperialistas.
6)Por su tamaño, por sus condiciones históricas y por la necesaria democratización de las Fuerzas Armadas, nuestro país debe buscar otras formas de colaboración para la recuperación de la soberanía y abandonar la ocupación militar.
El Frente Amplio discutirá el tema en su Congreso de diciembre; en el material preparatorio se leen claramente dos mociones bien diferenciadas ; la propuesta por el PCU, el PVP y las bases de Montevideo es la segunda.
Argumentos nos sobran, y también la convicción en la autodeterminación y la soberanía de los pueblos, como única forma de afianzamiento democrático y de lograr efectivamente la paz.
Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Uruguay
El Frente Amplio discutirá el tema en su Congreso de diciembre; en el material preparatorio se leen claramente dos mociones bien diferenciadas ; la propuesta por el PCU, el PVP y las bases de Montevideo es la segunda.
Argumentos nos sobran, y también la convicción en la autodeterminación y la soberanía de los pueblos, como única forma de afianzamiento democrático y de lograr efectivamente la paz.
Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Uruguay
Fuente: Redglobe/Prensa Popular Comunistas Miranda
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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