Editorial de Tribuna Popular TP.-
¿Qué hacer? Este es el título de una de las obras más importantes y conocidas de Lenin, escrita en un momento de debilidad y parálisis aparente del movimiento revolucionario ruso.
En esas páginas, Lenin intentó identificar y estudiar los que para él eran los problemas o las deficiencias principales del movimiento de la época. Y, a juzgar por los resultados que a partir de entonces comenzaron a obtener los revolucionarios rusos, los análisis y respuestas de Lenin fueron absolutamente acertados.
Tras el referendo constitucional del 2 de diciembre, los revolucionarios venezolanos tenemos la obligación de formularnos esa misma pregunta, y por razones análogas: ¿qué hacemos ahora? La respuesta, según la óptica del Partido Comunista de Venezuela, contiene tres elementos, tres tareas que debe ser abordadas inmediatamente y con la mayor seriedad, a fin de rectificar y enrumbar definitivamente el proceso bolivariano por la senda de la liberación nacional y la perspectiva hacia el genuino socialismo.
Estas tres tareas son:
--construcción de la dirección unitaria y colectiva de la revolución;
--desarrollo y fortalecimiento de los órganos del Poder Popular;
--y lanzamiento de una ofensiva ideológica, cultural y comunicacional.
La primera tarea enumerada es un viejo reclamo de amplios sectores del campo bolivariano, incluyendo a nuestro Partido, que hemos propuesto desde hace años el establecimiento de instancias y mecanismos permanentes, unitarios y colectivos de dirección que abran espacios para la participación de todas las fuerzas y organizaciones sociales y políticas de la alianza, sobre la base del respeto mutuo y la equidad.
Creemos que muchas de las dificultades que ha enfrentado el proceso podrían haber sido evitadas o al menos minimizadas de haber existido esa instancia coordinadora, pero, desafortunadamente, ese llamado nuestro no ha sido acogido por el Presidente Chávez y sus colaboradores más cercanos.
Hacemos este reclamo no sólo por razones tácticas relacionadas con la consolidación y fortalecimiento del frente amplio antiimperialista, sino por nuestro convencimiento de que la dirección colectiva, por su naturaleza intrínsecamente democrática, siempre es la más apropiada y conveniente para cualquier movimiento revolucionario, y la medicina más efectiva para prevenir y corregir cualquier exceso o error.
Este es, de hecho, uno de los principios centrales del centralismo democrático que rige la vida interna de nuestro Partido.
La segunda tarea consiste en desarrollar y fortalecer los órganos del Poder Popular, tarea que habría recibido un impulso formidable de haber sido aprobado el proyecto de reforma constitucional, pero que de todas maneras puede y debe seguir cumpliéndose, aunque con las limitaciones y obstáculos que imponen la Constitución del 99 y las leyes vigentes.
En particular, además de continuar nuestros esfuerzos en la formación de Consejos Comunales, los comunistas tenemos la tarea de impulsar la aprobación en la Asamblea Nacional de la Ley de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, cuyo proyecto ya introdujimos ante ese ente hace varios meses, y proseguir explorando, aún con mayor énfasis que antes, las posibilidades de establecer y utilizar nuevos mecanismos de este tipo.
La razón para nuestro énfasis en este sentido responde a nuestro convencimiento de que los órganos del Poder Popular son los primeros elementos del Estado popular-democrático venezolano apenas en formación, y los gérmenes del futuro Estado socialista que algún día estableceremos.
Además, en lo inmediato, nos proponemos utilizar a los distintos órganos del Poder Popular para ejercer el control popular sobre los órganos del Estado y demás instituciones de la sociedad a través de la contraloría social, como mecanismos de lucha contra la corrupción y la ineficiencia, vicios que tanto mal le están haciendo al proceso.
La tercera tarea responde a una deficiencia del proceso que se hizo dolorosamente evidente el día del referendo constitucional: la ausencia de una auténtica conciencia revolucionaria en amplísimos sectores del «chavismo».
No nos queda duda de que el campo de batalla decisivo el día del referendo fue el ideológico-cultural. La oposición pudo neutralizar o paralizar fácilmente a casi tres de cada siete «chavistas», principalmente porque éstos carecen de la fortaleza de ideas y de la claridad de conciencia necesarias para sobreponerse al bombardeo ideológico a que los sometió la campaña opositora. Y esto ocurrió porque el bando bolivariano no le ha dado hasta ahora la importancia debida a la difusión apropiada y eficaz de las ideas, ni al debate amplio, abierto, serio y profundo del proyecto socialista, de las particularidades del caso venezolano y de las proyecciones reales del actual proceso.
Por ello, nuestro Partido se compromete a profundizar por todos los medios a nuestro alcance la ofensiva ideológica, con la finalidad de promover entre las amplias masas los valores revolucionarios y contribuir a la formación de una nueva cultura, de una nueva subjetividad colectiva afín con el proceso en curso, condición imprescindible para garantizar la consolidación y la permanencia de los avances logrados y abrir la senda hacia nuevos éxitos.
Fuente: Tribuna Popular/ Prensa Popular Comunistas Miranda
http://prensapopular-comunistasmiranda.blogspot.com/
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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Hace 6 años
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