Por todo el mundo salen a la calle los trabajadores a manifestar contra las condiciones de precarización que el capitalismo quiere imponerles como la norma y la condición para mantenerse como sistema, a costa de las grandes masas humanas que conforman la clase obrera y a los trabajadores explotados en general. Al mismo tiempo crecen en el mundo los síntomas de la configuaración de una crisis capitalista, no en uno u otro país, sino general, en todos ellos.
La organización capitalista de la producción se ha ido expandiendo por el mundo, e incluso en países antes atrasados se encuentran instaladas fábricas y centros productivos en general de naturaleza productiva capitalista. En África, incluso, donde para aprovechar lo barato de la mano de obra, numerosas corporaciones europeas, sobre todo del Sur, han cerrado sus Fábricas de Europa para instalarlas en países africanos.
Así, la crisis afectará las luchas en todos los países. La lucha de la clase obrera en el mundo de hoy, valga la redundancia, es una lucha mundial, total, en todos los países. Y la base material en cuanto a conocer directamente lo que es la explotación capitalista ya está en todas partes. En todos los países hay Fábricas, estructuras de producción y explotación de naturaleza capitalista. Hay la crisis mundial del capitalismo en marcha, y hay la lucha, también mundial, contra la organización capitalista de la sociedad, ahora peor con los síntomas de la crisis.
Pero, con una clase obrera en todas partes, la lucha se mundializa, la conciencia de clases se incrementa, la lucha contra las consecuencias de la crisis se une a una lucha mundial por el Socialismo con el Comunismo en la mira, planteamiento claro de los Partidos Comunistas organizados ya en todo el mundo, donde prácticamente no hay País donde no exista, y en crecimiento, un Partido Comunista.
El primer síntoma del malestar apareció con la llamada "crisis asiática" que se manifestó como una crisis monetaria, del manejo de la burbuja financiera, que fue capeada con la absorción de las consecuencias con manipulaciones monetaristas en las bolsas de todo el mundo, para evitar el desplome total.
Para ese momento hablaron de un error proveniente del mal manejo de las operaciones propias del capital especulativo, de que se trataba de una crisis de las finanzas basada en operaciones manejadas con criterios superespeculativos--la creación de una burbuja-- por especuladores de bolsa, hasta hubo quienes les llamaron "corruptos" y "peligrosos", y que eran síntomas posibles de eliminar, porque, para ellos, en su análisis de la situación, su conclusión --interesada en ocultar la realidad-- fue decir que se trataba de situaciones transitorias manejables, y no de una enfermedad del sistema, del capitalismo, tal como fue analizado y planteado por los comunistas y analistas del campo revolucionario.
Entre otros fenómenos de la especulación se encuentra el del manejo de inmensas cantidades de dinero de los trabajadores que se acumulan en distintos países en los fondos para las pensiones, que son objeto de los manejos a discreción por las entidades bancarias, de operaciones especulativas, que ponen en peligro las pensiones, y que traen como consecuencia la necesidad de más dinero para más especulación, y no hay otra vía de lograrlo sino afectando a las pensiones, rebajando la dotación correspondiente, aumentando los plazos necsarios de trabajo para obtener pensiones, limitando las garantías de prestación de servicios médicos, y otras medidas similares, es decir, aumentar la capacidad de captación de fondos para los manejadores de llos fondos, y a la vez, disminuirles los compromisos a cumplir.
Sin embargo, cuando la llamada crisis de las bolsas asiáticas, lo que se estaba manifestando desde entonces, y son síntomas que crecen, no es otra cosa que la característica propia del capitalismo, de la distribución desigual de la riqueza, del aumento de la tasa de explotación y extracción de plusvalía en el proceso productivo, de la especulación en el manejo financiero y comercial, de la precarización de los salarios, de las condiciones de trabajo y de retiro de la clase obrera y los trabajadores en general.
Ninguna de las operaciones cosméticas del capitalismo podrá tener efectos de "curación" sobre estas manifestaciones de crisis, que ellos las ven como "irregularidades" de un sistema consolidado, porque no son tales "irregularidades" sino manifestaciones de una crisis real en todo el mundo. De la cual han hablado continuamente artículos, informes, declaraciones de los Partidos Comunistas: en Japón, en Australia, en Grecia, Portugal, Bélgica, México, permanentemente, por todo el mundo, llamando al proletariado a la lucha y tomando las medidas para desarrollar y conducir tales luchas.
Hay una crisis en marcha que se manifiesta en el desempleo, la superexplotación de los inmigrantes, la imposición de condiciones que precarizan y eliminan los derechos del trabajo ya adquiridos, que obligan a los trabajadores a aceptarlas, en contrataciones individuales, como condición para conceder empleo, que es una forma además de impedirles la sindicalización a las masas de trabajadores en busca de ocupación. Hay síntomas de una recesión en agrandamiento.
Los síntomas de la crisis son totales, con la situación de los cambios de clima y el deterioro de la estructura ecológica, proveniente de la explotación de los recursos naturales, de manera indiscriminada y sin cuido del medio ambiente, explotación que se realiza sin tomar en consideración sus efectos en la naturaleza, que ahora lleva también a una crisis alimentaria.
La unión de todos estos elementos: manipulaciones y burbujas financiera, aumento de la tasa de explotación, desempleo, precarización de las condiciones de trabajo, miseria creciente, crisis alimentaria y hambre permanente en países y sectores completos en todos los continentes, servicios precarios, crisis de los sistemas educativos, son síntomas que crecen por igual en todas partes. Y ante eso, un poder burgués imperialista que lo que hace es defender los intereses de los grandes capitalistas y perseguir y rechazar las manifestaciones, reclamos y pedimentos de la clase obrzera y los trabajadores en general.
La crisis no golpea solamente a la clase obrera, sino que cada vez más se abalanza sobre otras capas de la población: el campesinado, al igual que las masas de pescadores en todo el mundo ,afectados por las estructuras de distribución de la producción, en manos de grandes empresas de redes de distribución, que imponen condiciones de compra de sus productos a ratas ya de simple subsitencia, la pequeña burguesía que ve en peligro sus márgenes de ganancias absorbidos por las grandes estructuras del capital, las capas medias de técnicos y empleados cuyos salarios también se achican y las condiciones de seguridad de empleo se dificultan cada vez más.
Esas condiciones son las que llevan ya a la clase obrera, a la población trabajadora de todo el mundo, a darse cuenta de la crisis en marcha y en crecimiento, y de la necesidad de luchar contra sus consecuenmcias, a lo que se viene planteando con la idea de que "la crisis la paguen ellos, los capitalistas, quienes la crearon".
Pero la lucha debe ser no sólo contra lo actual, contra las consecuencias ya visibles de la crisis que se ha venido incubando, sino, con más claridad, contra el sistema mismo, contra el capitalismo, y en lo que la clase obrera debe actuar es en el fortalecimiento de las luchas para acabar con el capitalismo y avanzar al socialismo en marcha al comunismo, único sistema, el comunismo, que acabará con las crisis y la explotación y distribuirá equitativamente los resultados del trabajo de los integrantes del género humano.
Fuente: Prensa Popular Comunistas Miranda
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
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