El Comité Central del POSDR llama a la insurrección armada
El 7 de octubre Lenin tomó en sus manos la dirección de los preparativos de la insurrección armada. Tres días después se celebró la histórica sesión del Comité Central del Partido bolchevique, en la que se acordó dar comienzo a la insurrección armada. La resolución, redactada por Lenin y aprobada por el Comité Central, decía:
«El Comité Central reconoce que tanto la situación internacional de la revolución rusa (insurrección de la flota alemana, signo agudo de la marcha ascendente de la revolución socialista mundial en toda Europa, luego la amenaza de una paz entre imperialistas con el fin de estrangular la revolución en Rusia), como la situación militar (decisión indudable de la burguesía rusa y de Kerenski y compañía de entregar Petrogrado a los alemanes) y la conquista por el Partido proletario de la mayoría dentro de los Soviets; unido todo ello a la insurrección campesina y al viraje de la confianza del pueblo hacia nuestro Partido (elecciones de Moscú); y, finalmente, la preparación manifiesta de una segunda kornilovada (evacuación de tropas de Petrogrado, concentración de cosacos en esta capital, cerco de Minsk por los cosacos, etc.), pone a la orden del día la insurrección armada».
«Reconociendo, pues, que la insurrección armada es inevitable y se halla plenamente madura, el Comité Central insta a todas las organizaciones del Partido a guiarse por esto y a examinar y resolver desde este punto de vista todos los problemas prácticos (Congreso de los Soviets de 1a región Norte, salida de tropas de Petrogrado, acciones en Moscú y Minsk, etc.)»
Kamenev y Zinoviev intervinieron y votaron en contra de la resolución. Como los mencheviques, ellos aspiraban a una República parlamentaria burguesa y afirmaban que la clase obrera no era lo bastante fuerte para la revolución socialista, que no estaba aún capacitada para tomar el poder.
Aunque en esta sesión Trotski no votó abiertamente contra la resolución del Comité Central, presentó una enmienda que, de haberse aceptado, habría hecho fracasar la insurrección. Propuso que no comenzase hasta la apertura del II Congreso de los Soviets, lo que equivalía a dar largas a la insurrección, a fijar de antemano el día en que había de estallar, poniendo en guardia al Gobierno provisional.
El Comité Central del Partido bolchevique envió delegados a todo el país con el fin de organizar sobre el terreno la insurrección y poner en conocimiento de los dirigentes de las organizaciones de base el plan de la insurrección y estimularles a preparar y movilizar sus fuerzas para ayudar al movimiento en Petrogrado.
Se creó, por mandato del Comité Central, el Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado, que había de asumir las funciones de Estado Mayor de la insurrección.
Al mismo tiempo, la contrarrevolución concentraba sus fuerzas; la oficialidad del ejército se organizó en Liga de Oficiales. Creaban por todas partes Estados Mayores para la formación de batallones de choque. A finales de octubre la contrarrevolución disponía de 43 batallones. El Gobierno de Kerenski propuso su traslado de Petrogrado a Moscú porque esperaba la entrega de Petrogrado a los alemanes para atajar la insurrección en la capital. Pero la protesta de los obreros y soldados de Petrogrado obligó al Gobierno provisional a permanecer allí.
El Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado dirige la insurreción
El 16 de octubre, se celebró una sesión ampliada del Comité Central del Partido bolchevique que eligió un Centro del Partido encargado de dirigir la insurrección, con Stalin a la cabeza. Este Centro era el núcleo dirigente del Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado y fue el que dirigió toda la insurrección.
En esta sesión del Comité Central, Zínoviev y Kamenev volvieron a pronunciarse contra la insurrección y combatieron abiertamente desde la prensa a la insurrección y al Partido. El 18 de octubre, el periódico Novaia Zhin (Vida Nueva) publicó una declaración suya manifestando que los bolcheviques preparaban una insurrección. Con ello, ponían en conocimiento de los enemigos la decisión. Este acto era una traición. Lenin escribió al respecto: Kamenev y Zinoviev han delatado a Rodzianko y a Kerenski el acuerdo del Comité Central de su Partido sobre la insurrección armada, y planteó ante el Comité Central la expulsión de ambos.
Los enemigos de la revolución, prevenidos por los traidores, comenzaron a tomar medidas para atajar la insurrección y aplastar al Partido bolchevique. El Gobierno provisional celebró un Consejo de ministros secreto, en el que se acordaron las medidas de represión contra los bolcheviques. El 19 de octubre trajo apre-suradamente tropas del frente a Petrogrado; comenzaron a merodear por las calles patrullas reforzadas; en Moscú la contrarrevolución concentró una gran cantidad de fuerzas. El Gobierno provisional había trazado el plan de atacar y tomar el palacio Smolny, sede del Comité Central del Partido bolchevique, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets y aplastar el Centro dirigente de los bolcheviques.
Pero no había ya fuerza capaz de detener la marcha arrolladora de la Revolución socialista. No era extraño que el pueblo no viese ninguna diferencia esencial entre la política del zar y la de la burguesía y transfiriese al Gobierno provisional su odio contra el zarismo. Mientras los socialistas revolucionarios y menchevique conservaron cierta influencia sobre el pueblo, la burguesía pudo atrincherarse detrás de ellos y mantener en sus manos el poder. Pero, después de desenmascararse como agentes de la burguesía imperialista, perdieron su influencia sobre el pueblo; la burguesía y su Gobierno provisional quedaron en el aire.
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