Por Manlio Dinucci
Estados
Unidos ha logrado borrar el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y de
la resistencia de los pueblos soviéticos. Según nos cuentan en
Occidente, aquel conflicto mundial se desarrolló alrededor de la
cuestión judía, versión que pasa por alto la ideología colonial
que justificaba la extensión hacia el este del «Lebensraum» y el exterminio de todos los pueblos eslavos.
El 70º aniversario de la Victoria sobre el nazismo, celebrado en Moscú el 9 de mayo de 2015 [1],
fue objeto de un boicot, implantado bajo la presión de Washington,
por parte de todos los gobernantes de la Unión Europea –con excepción
del primer ministro de Grecia– y silenciado por los medios de prensa
occidentales en lo que fue un grotesco intento de borrar la Historia.